Cultura

Las palabras tienen la palabra

Como decía Héctor Suárez: no hay no hay

Juan Recaredo

En la medicina antigua, el hollín que resultaba de la fundición del cobre (óxido de cinc) era procesado para transformarlo en ungüento, al que le atribuían excepcionales virtudes curativas para determinadas enfermedades de la vista.

El ungüento era llamado -según la región de que se tratara y del elemento del que derivaba- tutía, o atutía, y parece que era muy famoso en aquella época, debido a sus aparentes buenos resultados en los tratamientos de las enfermedades oculares.

Fue tal el prestigio de esta panacea que el lenguaje popular, basándose en ello, terminó por acuñar la frase -algo deformada, por cierto- no hay tu tía (como si en realidad se tratase de la "tía" de alguien), para dar a entender que algo, por su alto grado de dificultad, era imposible de resolver.

Cuando me encontré con esta explicación en Internet, exclamé como en las telenovelas "ahora lo comprendo todo", pues antes, cuando oía esta expresión, siempre había pensado que se referían a la hermana de la mamá de alguien, una señora que imaginaba parecida a mi Tía Sinalefa, ancha de gorda, la mujer.

Y a partir de esta frase, me puse a pensar en otras expresiones negativas, de las cuales parece que los mexicanos tenemos sobreproducción, pues las usamos con mucha -yo diría con demasiada- frecuencia.

Por lo pronto, me acordé de aquel "no hay no hay", que con tanto ingenio hizo brotar Héctor Suárez en una serie de televisión que nunca podré olvidar. Era un retrato fiel del mexicano con toda su negatividad, indolencia y valemadrismo. La serie se llamaba "¿Qué nos pasa?".

Le confieso que me rechinan los oídos cuando oigo a un colega locutor o conductor decir "es que no puede ser posible", frase súper redundante, pues el adjetivo "posible" significa "lo que se puede". Entonces, decir "no puede ser posible", es como decir "no puede ser que se pueda", lo cual no tiene mucho sentido.

"No se encuentra" dice la secretaria en el teléfono cuando preguntan por su jefe y realmente no está o la verdad es que no quiere contestar. Pero el "no se encuentra", suena como si el jefecito estuviera en tratamiento psiquiátrico y sesión tras sesión estuviera tratando de encontrarse a sí mismo y no lo lograra.

Un poco más folclóricamente algunos dicen "no hay de piña", y se cuenta que esta expresión viene de las pulquerías donde el "neutle" (nombre náhuatl del pulque) curado de piña sabe delicioso y toda la clientela lo favorece con su preferencia, por eso, pronto se agota y los pulqueadictos, al ver que "no hay de piña", tendrán que conformarse con un curado de guayaba o de melón, que también tienen lo suyo.

Frases negativas en nuestro lenguaje cotidiano le digo que hay muchas más: "no se deja", "no se vale", "en absoluto", el moderno "para nada" y el mexicanísimo "que (esto) ni qué tus narices". Ahí nada más le encargo que no las use con demasiada frecuencia, porque debemos de tratar de ser más positivos, ¿no le parece? O mejor dicho, ¿le parece?

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PREGUNTA DEL PÚBLICO:

La palabra "labregona". Ya busqué está palabra en internet y no encuentro la definición. ¿Me podría ayudar y darme la definición? Gracias. Soy Héctor Soto de León, Gto.

RESPUESTA:

La palabra LABREGONA es un modismo nacido del habla popular y los modismos generalmente no están regulados por las autoridades idiomáticas. El público los usa como quiere. Entiendo que LABREGONA se le aplica a una persona grande que se comporta como niño, una persona perezosa, descuidada, inútil, etc.

Una definición para terminar. Cornudo: hombre distraído con una mujer feliz. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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