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La lectura, un hábito que se forma en casa

Alimentar la imaginación y el intelecto

FOTO: Archivo Siglo Nuevo

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Marimar Centeno

Con el paso del tiempo y los avances de la tecnología, poco a poco se va perdiendo la capacidad de asombro. Imaginarse paisajes, castillos, personajes históricos o súper héroes de cuentos fantásticos, es una riqueza infinita que muchas veces los infantes no llegan a conocer, una de las razones es porque no se fomenta en ellos la lectura.

La imaginación es infinita, más aún la de los niños, ellos pueden generar imágenes mágicas con sólo leer las líneas que para un adulto pudieran parecer de lo más simple.

Cuando un niño se sumerge en el mundo de la lectura tiene la oportunidad de desarrollar su pensamiento crítico y reflexivo, asimismo puede conocer otras culturas, otros países y entender cómo está conformado el universo, ayudado por un libro y su imaginación cualquier menor se podrá ir incorporando el mundo externo al adquirir conocimiento sobre él.

La lectura favorecerá el desarrollo intelectual, afectivo y emocional de los niños, ya que seguramente se sentirán identificados con alguno de los personajes y sus diversas historias.

COMENZANDO DESDE CERO

La mejor técnica para desarrollar el gusto por la lectura en los pequeños, es que la familia se involucre en esta actividad; aprender a leer es una labor escolar, desarrollar el gusto por la lectura debe fomentarse en el hogar. Nada educa mejor que el ejemplo, por eso es importante establecer un tiempo de lectura familiar.

Se recomienda que los papás les lean historias a sus hijos desde muy pequeños para ir despertando gradualmente su interés y motivación por la lectura. Conforme vayan creciendo, deberán ir involucrándolos más en el proceso preguntándoles constantemente qué piensan sobre los relatos que han escuchado. Lo más importantes es que los padres se permitan vivir esta experiencia como algo agradable, como una oportunidad de crear vínculos familiares más cercanos y desarrollar la comunicación entre todos los integrantes de la familia, de esta forma contribuirán al enriquecimiento del vocabulario de los pequeños y estos irán adquiriendo otros conocimientos con agrado, asociándolos a una actividad placentera, porque si lo percibe como una obligación escolar o familiar, hará todo lo que esté a su alcance por evitarla.

Se deben elegir las lecturas de acuerdo a la edad de los niños, así como permitirles también ser ellos quienes expresen su libertad de elección, pero siempre cuidando que los materiales seleccionados no tengan contenidos violentos. Mientras son pequeños deben sentir el entorno como algo seguro, conocer que existen lugares en conflicto, les puede generar angustia, ansiedad y miedos innecesarios porque aún no cuentan con la madurez emocional suficiente para asimilar ese tipo información. Lo mismo pasa con aquellas lecturas que rompen con las normas morales y éticas de la sociedad y pueden ser usadas como un recurso negativo, por ejemplo obras literarias mediante la que se proyectan prejuicios sociales o raciales con la finalidad de lograr objetivos que resultan negativos para la convivencia social y la formación de la personalidad del niño.

El espacio de la lectura se puede aprovechar para formar valores, despertar sonrisas y desarrollar la empatía en todos los integrantes de la familia.

LECTURA Y DESARROLLO INTELECTUAL

El gusto por la literatura se puede fomentar desde que son bebés, a través de las canciones infantiles. Cuando son mayores de dos años, hay libros que además de ilustraciones, contienen texturas que son manipulables para los niños y que estimulan sus habilidades sensoriales. A partir de los cinco años, los pequeños ya pueden reconocer palabras y, a través del hábito de la lectura, su capacidad de abstracción se irá desarrollando a la par de sus habilidades mentales como la memoria, recordando y reproduciendo las historias al comentarlas con su familia y amigos.

Al permitir que sean ellos quienes elijan lo que les gustaría leer, se les está ayudando a desarrollar una autoestima positiva porque se dan cuenta que su opinión e intereses son respetados.

Los libros que contienen imágenes ilustrativas de lo que se está narrando les ayudarán a desarrollar su creatividad y se darán cuenta que pueden entrar en un mundo donde su capacidad creadora no tendrá límites, porque se les brinda la oportunidad de hacer sus propias representaciones mentales.

El recurso de la fantasía es una condición fundamental en el desarrollo de la personalidad del niño, le es orgánicamente inherente y necesaria para que se exprese libremente.

EXPERIENCIA SIGNIFICATIVA

El psicólogo Jean Piaget estaba convencido de que los niños estructuran su capacidad y sus conocimientos a partir de su entorno y de sí mimos, por medio de la incorporación de experiencias e impresiones, de modo que cuando el niño escucha un cuento fantástico o de hadas, que trata sobre algo nuevo, puede aprender y asimilar con la ayuda de sus conceptos experiencias anteriores, y para alcanzar una comprensión más profunda y desarrollar su nuevo concepto el niño acomoda sus conocimientos nuevos a sus conocimientos viejos, así la fantasía del niño es una de las condiciones más importantes para la asimilación de la experiencia social y los conocimientos.

La pedagogía, la psicología y la lingüística, han demostrado que el niño se diferencia del adulto en muchos aspectos, para que la literatura infantil guste y funcione como tal, es necesario que esté anclada en el lenguaje infantil, será necesario que el escritor entienda al niño informándose en cómo este interpreta y experimenta su mundo cognoscitivo.

Si llegara a ocurrir que el niño no siente interés por lo que está leyendo y muestra apatía por continuar, los pueden invitar a seguir hasta el final y tal vez su percepción de la historia cambie, pero jamás se les debe obligar a hacerlo en contra de su voluntad.

Otro recurso para estimular la lectura en los niños es a través del uso de la tecnología, siempre con la supervisión de sus padres, mediante dispositivos electrónicos donde además de leer, tienen acceso a elementos visuales y auditivos que les permitirán interactuar con elementos culturales diferentes a los suyos.

Se debe aprovechar al máximo cualquier oportunidad que se tenga para compartir tiempo de calidad con los pequeños y participar activamente en su desarrollo intelectual y afectivo, recordándoles lo afortunados que se sienten de que sean sus hijos y contribuyendo a su formación integral como seres humanos.

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