Vendedores ambulantes aplicaron hoy una multa simbólica al jefe de la policía de la ciudad estadounidense de Los Ángeles, en una protesta contra el cobro de infracciones.
La multa fue entregada al comandante John Smith, del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD, por sus siglas en inglés), en las instalaciones de este organismo en la ciudad.
“No estamos robando, estamos trabajando de manera honesta, y les pedimos que dejen de infraccionarnos porque en lugar de trabajar para comer, ahora estamos trabajando para poder pagar las multas”, se quejaron.
Decenas de manifestantes urgieron un alto al acoso policial en contra de los vendedores ambulantes, cuya actividad en calles de la ciudad está prohibida.
Antonio Bernabé, vocero de la Coalición por los Derechos Humanos de Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), señaló que dedicarse a vender “no debe ser malo en esta ciudad”.
“Hay una vendedora de agua de más de 80 años de edad en el centro de la ciudad, y el mismo policía -de unos 35 años y que podría ser su hijo- no ha tenido clemencia y le ha aplicado siete infracciones en una semana”, aseguró.
Bernabé se quejó que además de la infracción, del acoso y el abuso verbal, los policías decomisan su mercancía, y si es comida o agua, la tiran al drenaje.
La ciudad rechaza permitir la actividad de vendedores ambulantes, al sostener que no puede permitir que sea una opción del mercado informal, y aplica multas de cien a 800 dólares.
Los manifestantes de la Campaña de Vendedores Ambulantes de Los Ángeles (LASVC) reclaman a la ciudad un programa de permisos para los vendedores ambulantes.
Mike Dennis, vocero de la organización denunció que los policías han intensificado sus acciones de rudeza, acoso e intimidación.
“Es increíble que la ciudad, por ser indocumentados, no los reconozca (a los vendedores), pero sí les impone la multa y sí les acepta el pago para aumentar sus recursos”, puntualizó.
