Hitler y el aborto
66 millones de muertes en la 2ª Guerra Mundial, y todo empezó con 2 tipos de leyes: las que atentan contra los más indefensos y las que reprimen la libertad de expresión. En marzo de 1934 la Corte Hereditaria Nazi dictó: “El embarazo puede ser terminado con el consentimiento de la mujer interesada, a menos que el feto pueda vivir de forma independiente, o que el procedimiento ponga en serio peligro la vida o la salud de la madre” (The Racial State, 1991, página 141). Los detalles fueron dejados a la Cámara de Galenos de Berlín, el más vociferante grupo pro-aborto en Alemania. Ellos usaron el texto “salud de la madre” para incluir salud racial, social, económica, etc... El “médico” abortista Frederick J. Taussig escribió: “La lucha para lograr bases terapéuticas para legalizar el aborto no tuvo éxito sino hasta 1933, cuando los decretos de Hitler liberalizaron el aborto bajo genuinos criterios de salud” (Abortion sponteneous and induced: Medical and Social Aspects, 1936, pág. 424).
Para 1935 Alemania tenía 65 millones de personas y 500,000 abortos al año. Esto empezó a preocupar al Reich, así lo muestra una carta enviada por Heinrich Himmler (jefe de las SS) al mariscal Willhilm Keitel: “Tenemos 600,000 abortos al año en Alemania. El hecho de que estos suceden entre las mejores razas blancas me ha preocupado por años. Si protegemos esta sangre alemana tendremos 200 regimientos más por año y otros 500,000 jóvenes para apuntalar nuestra fuerza laboral y económica” (Master Race: The Lebensborn Experiment in Nazi Germany, 1995, p. 66-67).
Así pues, el aborto fue prohibido para las mujeres de “raza aria”, dejándolo legal para las judías, las eslavas, las no blancas y las discapacitadas. Cuando los nazis invadieron Polonia inmediatamente quitaron las leyes pro-vida. El mismo Hitler dijo: “En vista de las familias numerosas en los territorios ocupados del este, sería muy útil que sus niñas y mujeres tuvieran la mayor cantidad de abortos posibles. Impulsemos también el comercio de anticonceptivos allí, pues no deseamos que se multiplique la población no-germánica” (Harvest of Hate, 1954, p. 273-4) ¿Algo suena familiar? y eso que aún no existían los anticonceptivos abortivos como los hormonales (píldoras, implantes, inyección) y el DIU, pues habrían sido los favoritos del Führer. “Debemos hacer que las obreras polacas se sientan confortables durante el aborto” (Juicios Militares de Nuremberg vol. IV p. 687).
Hitler sabía que el aborto además de destruir “niños indeseables” mermaría a sus madres y con ellas al tejido social (según estadísticas, la mujer que aborta tiene 6.5 veces más probabilidad de suicidarse que la que tiene a su bebé). Varias citas de arriba fueron confidenciales, pero no todos los nazis guardaron silencio. Hermann Rauschning desertó del Partido Nacional Socialista (Nazi) a mediados de los 30’s, y advirtió sobre los planes eugenésicos de Hitler (Hermann Rauschning, The Voice of Destruction, 1940, p.34-38). En 1945 al terminar la guerra, Hitler había sido derrotado por un pelo, no obstante, hoy sus ideas reviven en el Palacio Rosa de Saltillo (nada nuevo). Sr. Gobernador, la verdad sale tarde o temprano. Por el texto del documento oficial “NSSM 200” (Kissinger Report), se sabe que la agenda de las élites mundiales es persuadir, presionar, endeudar y cooptar a líderes de países pobres hacia la aceptación de un plan anti-población que incluye despenalizar el aborto y promover sus anticonceptivos. Hitler terminó autodestruyéndose (se suicidó junto con su esposa), usted aún está a tiempo de ser el Hermann Rauschning mexicano. Oraré por usted y su familia.
Para saber más del NSSM 200 consulta “Foro del Lector” del 6 de febrero pasado, allí hay referencias a páginas (13,71,77,86 y 95, entre otras) que detallan la estrategia de presión hacia los líderes de los países pobres, y contra la voluntad de sus pueblos.
Antonio Gerardo Arias Galán
Gómez Palacio, Dgo.
