Fue mucha la asistencia al Coliseo de Los Ángeles, en Estados Unidos, por parte de aficionados mexicano. (EFE)
Que ya está obsoleto. Que ya no tiene por qué funcionar. Que la zona está muy fea. Que no hay lugar para el estacionamiento.
Todos los que hablan del Memorial Coliseum de Los Ángeles lo hacen para una sola cosa: quejarse.
Y es verdad en muchos dichos. Para ingresar a las inmediaciones hay que atravesar la ciudad y las entradas son más que reducidas y mal planeadas. El estacionamiento es insuficiente, los vecinos hacen su agosto alquilando espacios. Los precios van de 20 a 80 dólares. "Y tiene que llegar temprano, porque si no me voy", amenazan.
Pero el Coliseum es un monumento histórico, construido en 1921 con el nombre de Estadio Olímpico. En 1932 recibió los X Juegos Olímpicos y en 1984 los XII, además del primer Super Bowl entre Green Bay y Kansas City y el VII en 1973: Miami vs. Washington.
En algún tiempo fue casa de los Raiders, de los "Malosos" de Los Ángeles, que ahora juegan en Oakland. "Hoy no tenemos ni un equipo de 'football' aquí", cuenta un mesero, "pero dentro de unos años vamos a tener dos". Según dicen, San Diego y San Luis se mudarán para acá, con la promesa de que les construirán un estadio nuevo.
Hay mucha historia en lo que hoy se considera un "elefante blanco", o la "Gran Dama Vieja". Ahora el Coliseum se abre para eventos de motocross, juegos de futbol americano universitario y partidos amistosos de futbol. Y siempre "existe el mismo problema".
Mas este sábado es sui géneris. Todos, enterados de la dificultad que es llegar al vetusto inmueble, salen de sus casas con tres, cuatro o cinco horas de anticipación.
Pero de poco vale la precaución. El Metro de Los Ángeles, un tren que va por las calles, como un Metrobús en el Distrito Federal, ha sufrido un accidente. Un auto al quererle ganarle el paso, lo golpeó. No hay víctimas qué lamentar, pero el tráfico, de por sí caótico, se vuelve aún más insoportable.
Pasan 20 ó 30 minutos y un auto no avanza más allá de 100 metros. No hay muchos policías, por lo que la situación es rebasada. "Es que luego el Estado no les quieren pagar estos eventos y el sindicato se niega a apoyarlos", cuenta un taxista desesperado, por no avanzar, pero feliz, porque el taxímetro sigue marcando y marcando.
Por fin se llega a la imponente construcción y parece que la espera no existió, porque a pesar de todo la fiesta de siempre se desarrolla en sus inmediaciones. La gente hace "pic-nic" en los jardines. Los paisanos aprovechan para vestirse de verde y de rojo también, para sacar sus mantas ocurrentes, o de queja.... "Vieja, me vine a ver el partido... No te enojes, regresando hago el quehacer", se lee en una... "Robben, 270 días después sigo pensando que no fue penal", sin olvidar que hace poco más de seis meses ocurrió en Guerrero una tragedia imborrable: "Ayotzinapa, vive".
Mientras el Coliseum, la 'Gran Dama Vieja', está como si nada. La gente llega, se queja, pero entra y entra. Más de 90 mil espectadores estuvieron en el mítico escenario, tan obsoleto y odiado, como querido.
