Cuando nos referimos al cambio climático, constatamos que existen a nivel mundial, posiciones más que encontradas, hay quienes opinan que dicho cambio no existe y que sólo es una posición propagandística de los grupos ecologistas para llamar la atención y hacer ruido respecto al desarrollo industrial y comercial, sin el cuidado del medio ambiente; por otro lado encontramos las opiniones más acérrimas en contra del deterioro ambiental y hay quienes aseguran que al paso que vamos, el planeta va a arder literalmente.
La verdad es que en Durango y Coahuila, por ejemplo, hemos sido testigos en fechas recientes de fenómenos naturales que hace mucho tiempo no veíamos: lluvias atípicas e intensas en las que en sólo tres días se ha precipitado más del 50 % de lo que llueve en un año o las nevadas a destiempo en repetidas ocasiones, en el mes de marzo considerado el mes de la primavera, y es que se han presentado más de 42 frentes fríos y todavía restan más de 10 por ocurrir en pleno inicio de la citada estación del año, sólo por mencionar algunos fenómenos asociados al referido cambio climático.
Y en el mundo están pasando temporales de frío extremo en Norteamérica, huracanes caribeños que lo destruyen todo a su paso, incendios que arrasan hectárea tras hectárea en Australia y sequías prolongadas que azotan el continente Africano, fenómenos climatológicos extremos, a los que nos hemos acostumbrado como una noticia más en los periódicos y los telediarios.
Si bien es cierto que es difícil relacionar estos fenómenos directamente con el cambio climático, hace un par de años un estudio coordinado por la Universidad de Harvard apuntaba hacia que esa relación efectivamente existe: la influencia del calentamiento global en los acontecimientos meteorológicos extremos se está dejando notar y habrán de aumentar en las próximas décadas.
Y nos preguntamos, ¿esto que tiene que ver con lo educativo? La educación es considerada por la UNESCO, como un factor esencial de la respuesta mundial que debe generarse respecto al cambio climático, la educación es la única que puede ayudar a los niños y a los jóvenes a conocer, entender y abordar las consecuencias del calentamiento del planeta y les alienta a modificar sus actitudes y conductas, además de colaborar en la adaptación a las políticas y a las tendencias globales vinculadas al cambio climático.
Mediante su programa de "Educación sobre el Cambio Climático para el Desarrollo Sostenible", la UNESCO se propone dar a la educación en esa materia, un papel más central, activo y notorio como parte de la respuesta internacional al cambio climático.
El programa tiene por objeto ayudar a que las personas entiendan las consecuencias del calentamiento del planeta y aumentar los conocimientos básicos sobre el clima entre los jóvenes, esta labor se realiza mediante el fortalecimiento de las capacidades de los Estados Miembros con miras a impartir la educación relativa al cambio climático, el fomento de los métodos didácticos y pedagógicos innovadores que permitan integrar dicha educación en el sistema escolar y la sensibilización acerca de dicho cambio, así como mejorar los programas de educación no formal, mediante el uso de la prensa, las redes y las alianzas profesionales.
La UNESCO responde al cambio climático mediante la educación en el marco del Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sostenible. El debate en torno al cambio climático puede plantear serias dificultades a algunos docentes, sobre todo por desconocimiento o bien por apatía. La respuesta de la UNESCO ha sido organizar cursos de capacitación, con el fin de ayudarlos a tratar el tema dentro y fuera de las aulas. El curso de capacitación más reciente, que tuvo lugar en la República Dominicana y congregó a más de 35 educadores procedentes de 13 países de América Central y el Caribe.
"El curso llega en el momento perfecto para nosotros", dijo Petal Jeeto, coordinador de enseñanza de las ciencias del Ministerio de Educación de Guyana. "Estamos a punto de incorporar el cambio climático y la educación para el desarrollo sostenible en todos los planes de estudio y las políticas educativas del país". El curso tiene por objeto ayudar a los docentes a debatir sobre las repercusiones locales y mundiales del cambio climático, al tiempo que los inicia en una educación más enfocada al desarrollo sustentable.
Todo lo anterior, sólo para ilustrar los esfuerzos, que a nivel mundial se están haciendo y que apuntan hacia una educación cada vez más vinculada al cuidado medio-ambiental; en México por ejemplo, los esfuerzos los promueve el Gobierno por medio de la Semarnat, a través de sus políticas de educación ambiental, "El cuidado del ambiente requiere la participación de ciudadanos organizados y conscientes, Acerca de temas como el calentamiento global, la disposición de agua, la deforestación, los patrones de producción y consumo, así como los principios y valores que sustentan a esta sociedad actual".
La verdad es que se ha hecho muy poco en nuestro país y podemos asegurar que nos falta muchísimo por hacer y no sólo desde los planes y programas de estudio de la SEP, sino desde la propia sociedad en su conjunto. Todos tenemos la palabra.
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