Cambian diversión para ser misioneros

Para vivir una de las experiencias más esperadas de su vida, Nely Ramírez viajará más de 14 horas en camión para ofrecer su tiempo y dedicación a las familias de la sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua. Ella junto con otros compañeros de la Liga Misional Juvenil, cambiarán sus vacaciones de Semana Santa para convertirse en misioneros.

Durante dos años, Nely de 19 años de edad, esperó por esta oportunidad. "Mis padres no me daban permiso, pero ahora deseo vivir esa experiencia", dice emocionada.

Por su parte, Elizabeth Hernández y Marina Romero, también vivirán esta experiencia por primera vez lejos de la región, pues aunque ya fueron misioneras locales, este año viajarán a la sierra Tarahumara.

Nely siempre dedicó estas fechas a la iglesia siempre con la ilusión de ser misionera. "Creo que el sentimiento de ir a otras comunidades que a lo mejor no tienen las mismas oportunidades que yo, que no conocen a Cristo, es algo que me mueve, que me hace cambiar todo esto de las vacaciones por ir allá".

Aunque sus compañeras que han vivido esta experiencia le han contado como es emocionante, también le han advertido que es muy cansada, sin embargo, nada de eso la desanima. "Me dicen que me voy a topar con muchas cosas, pero también con muchas satisfacciones, con ganas de volver. Cuando sabes a lo que vas, no vas a noviar, vas a servir, vas a darte a la comunidad. Pero en muchas ocasiones algunos sí lo toman de ese modo, pero quien realmente tiene ese sentido de ir a servir, no lo hace".

Marina, por su parte, también desea vivir la experiencia de asistir a una misión fuera de la ciudad, ya que el año pasado lo hizo en una comunidad del municipio de Viesca, Coahuila. En este año, también formará parte del grupo que visitará la sierra Tarahumara.

"Para mi ese año como que esa misión me hizo cambiar mi manera de ver las cosas en todos los aspectos. Porque la primera vez que vas no sabes ni qué vas a hacer, ni tienes idea de qué es eso. Pero una vez que regresas te quedas con ganas de más, y eso es lo que me mueve a volver a ir y ahora más que vamos a la sierra Tarahumara", dice.

Elizabeth, por su parte, dice que vivir esa experiencia de ser misionero, más que llevar un mensaje a esa gente, ella se llevó un gran aprendizaje.

"Se supone que tu les vas a llevar cosas y terminas aprendiendo mucho más de ellos, como son felices, y no les importa si tienen dinero o no, son felices como estén".