Los lentes de contacto ofrecen otra opción para quienes no desean usar gafas. (ARCHIVO)
Para quienes tienen algún problema de la vista y prefieren no utilizar las gafas convencionales, los lentes de contacto se han convertido en la mejor opción.
Estos lentes, según la Real Academia de la Lengua Española, consisten en un "disco pequeño de materia plástica o vidrio, cóncavo de un lado y convexo por el otro, que se aplica directamente sobre la córnea para corregir los defectos de refracción del ojo".
Sus orígenes se remontan al año 1887, cuando Edwin Theodor Seamisch, profesor de la Universidad de Bonn, los utilizó por primera vez como medio de protección para la córnea de un paciente al que le había extirpado un tumor del párpado.
Tan sólo un año después, este invento fue visto con otros ojos, gracias a la asociación del doctor Adolf Eugen Fick con el óptico Edouard Kalt.
Juntos, Fick y Kalt desarrollaron los primeros lentes de contacto que servían para corregir defectos visuales, aunque su uso era limitado, ya que eran demasiado pesados como para usarse por tiempos prolongados; no obstante, marcaron la pauta para el desarrollo de este invento tanto con fines médicos como estéticos, como sería en décadas posteriores.
