En el año 415 a.C., Atenas que había vivido su máximo esplendor a principios de ese siglo, que había vencido a los persas en las Guerras Médicas, se enfrascó en la guerra del Peloponeso contra Esparta; el equilibrio de fuerzas parecía no determinar quién obtendría la victoria. Entonces los atenienses cometieron un grave error que los llevaría a la destrucción total de su democracia y de su ciudad; por malas decisiones de los dirigentes enviaron su flota a atacar Siracusa que no estaba jugando en esa guerra; está fue destruida. Enseguida los espartanos los vencieron, posteriormente fueron conquistados por los macedonios y finalmente por los romanos. Atenas jamás volvería a levantarse.
El Consejo General del INE recibió esta semana una carta firmada por 243 consejeros locales y distritales de todo el país; pero se sabe que en cada uno de los 300 distritos y en los 32 consejos locales, hay mínimo otros 2 consejeros deseosos de firmar esa u otra carta similar, ello sumaría más de mil consejeros en contra de las medidas de esa máxima autoridad, actitud que a juicio de muchos, llevarían al INE a su destrucción y desaparición apenas en su primera elección.
Esto demuestra que el INE es un reflejo de la crisis nacional, un partícipe sumamente sensible. Pero ¿Dónde está el problema de esta división? Bien: Los 11 consejeros generales; fueron nombrados por los grupos parlamentarios de los partidos políticos; ello conlleva que, de una u otra manera, deban su designación a dichos partidos y consideren deuda con ellos, misma que se refleja en actuaciones y decisiones.
En cambio los consejeros distritales son propuestos por instituciones educativas, cámaras empresariales u organismos de la sociedad civil, por ello no tienen compromiso alguno con fuerzas políticas, situación similar sucede con la mayoría de los consejeros locales del INE. Estas personas fueron propuestas por una trayectoria limpia y posturas democráticas, y no están dispuestas a sacrificar esa vida ética: Me atrevo a decir que casi todos, sino todos, no coinciden con la línea actual seguida por el consejo general, que si bien no se manifiestan abiertamente, no es por complicidad ni complacencia, sino por respeto a la institución y confiando resolver esta grave crisis
La nómina de cada consejero general es abultada, supera los cientos de miles de pesos mensuales y cobran el año completo. Afortunadamente, los consejeros locales y distritales reciben una módica dieta solamente por los meses del proceso electoral, o sea que dos años y medio no reciben absolutamente nada, y esa dieta es más bien simbólica, en la mayoría de los casos representa una pequeña porción de sus ingresos personales; estos consejeros son generalmente profesionistas con buena posición económica. Así pues, sí existen diferencias que abonan conductas entre los diferentes tipos de integrantes del área ciudadana.
La crisis que se vive en el INE es producto de una situación muy visible para los consejeros que salen a la calle y hablan con la gente, los que habitan el Olimpo; no se ve el mismo panorama:
Uso exagerado de los recursos públicos para campañas del partido oficial y sus secuaces, como papel envoltura para las tortillas con el sello del sirviente verde utilizándolo como promoción electoral; falacias sobre medicinas en medios de comunicación y patrañas de sentencias que jamás se dictan o de castigos que se arreglan con moche. Es vergonzoso para nuestro país y denigrante para los mexicanos esa publicidad utilizada por estos trúhanes de la civilidad, plagada de embustes y colmada de señalamientos de miseria de los ciudadanos. Peor aún es cuando, sospechosamente se dejan correr días para notificar la suspensión de dicha publicidad, y así permitir que continúe exhibiéndose.
Ante esta crisis y debido a esta actitud, se escuchan algunos jilgueros oficiales pregonando: "Si no les gusta, renuncien". Pero la respuesta es "¿Renunciar?": ¡Jamás!; que dieran los partidos antidemocracia porque los consejeros que buscamos mantener un mínimo respeto al pueblo nos retiráramos y dejáramos el campo libre para ocuparse ellos del INE.
Esto provocó que siete partidos abandonaran la sesión del consejo la semana pasada, pero en último término, si los partidos no son capaces de defenderse a sí mismos, la revolución democrática debe venir pues, dentro del mismo INE, de sus entrañas.
Todo eso abona a que muy pocos crean en el INE y se demuestra cuando cientos de Capacitadores Electorales han renunciado a seguir trabajando en la búsqueda de los funcionarios de casillas, es claro que hay problemas, es un síntoma de enfermedad.
El Consejo General del INE tendrá que atender la recomendación que Peña Nieto acaba de hacerle a sus virreyes estatales del CONAGO; cuando tras un guiño de ojo, le espetó: "Nadie puede nadar de muertito". Deben los consejeros encarnar esa misiva; ponerse la toga de la democracia, ser auténticamente independientes e imparciales o ésta será la única elección que organice este recién nacido; porque el pueblo de México ya está pidiendo un infanticidio.
De entrada deben castigar a los partidos que están violando la ley; también deben limpiar la casa: ¡Sí hay conflicto de intereses, jurídica y éticamente, cuando la esposa de un consejero general es la asesora de otro consejero y por ello recibe sesenta y dos mil pesos mensuales! Sobre todo habiendo ciudadanos que trabajan duro en la calle visitando a los insaculados para convencerlos sean funcionarios de casillas y, por esa ardua labor, bajo Sol, frío, lluvia, tolvaneras y malos tratos de personas que injustamente los insultan o les cierran la puerta en la nariz, reciben menos de la décima parte de esa señora y exclusivamente de febrero a junio del año electoral.
Queda pues, bajo la responsabilidad del Consejo General dar respuesta efectiva a los intereses democráticos de los mexicanos y evitar la diáspora de las fuerzas políticas del país. Salvemos al INE evitando la reconcentración del poder electoral en un órgano de gobierno, como lo fue la Secretaría de Gobernación por muchas décadas.
El consejo General del INE debe entender que estas son justas peticiones nacionales, de los mexicano amantes de la democracia; no es con soberbia que se resuelven los problemas; deberán encontrarse puntos de conciliación a través de la legalidad; el cambio del titular de fiscalización ha sido un buen primer paso, pero insuficiente; era algo exigido por la sociedad misma.
