Siglo Nuevo

Textos para la oscuridad

Nuestro Mundo

Textos para la oscuridad

Textos para la oscuridad

Antonio Álvarez Mesta

Tendría yo unos dieciséis años cuando una apreciada maestra perdió la vista. Aquellos eran tiempos en que todavía subsistía una buena dosis de idealismo, mismo que se notaba en hechos tan simples, pero a la vez tan elocuentes, como el de que los partidos políticos financiaran sus campañas mediante las aportaciones de su propia militancia y, por otra parte, en el detalle de que en las camisetas de los jugadores profesionales de futbol únicamente resaltara el nombre y el escudo de sus respectivos equipos, no el de marcas de cerveza ni de comida chatarra.

El caso es que aquella maestra, que me dio clases de biología, quedó ciega a consecuencia de un glaucoma. Por inesperado e irremediable, el suceso me impresionó. Y como ella era además mi vecina, pude percatarme de que le dolió sobremanera privarse de la lectura cotidiana de los libros que amaba. Al principio hubo numerosos voluntarios que dijeron estar dispuestos a leerle en voz alta. Esa pregonada disposición se agotó pronto, no por malevolencia de la gente, sino por el frenético ritmo de la vida moderna que invariablemente acaba devorando tiempo y energía. Está claro que nadie carece de ocupaciones y preocupaciones.

Los libros en braille eran (y me temo que siguen siendo) muy escasos. Nuestra región nunca se ha destacado por contar con bibliotecas cuyo acervo incluya materiales tiflológicos.

Hablando de bibliotecas, mi lugar favorito en la casa paterna era la biblioteca que con paciencia y buen gusto mi progenitor -un ingeniero ávido de alta cultura- armó a lo largo de los años. En mis mocedades, me contagié allí de una afición desmesurada por la lectura que jamás ha menguado. Teniendo presente la súbita discapacidad de mi profesora y temeroso de que me pasara lo mismo, se me ocurrió una manera de paliar la posible privación de la vista.

Recordé que Thomas Alva Edison, deseoso de ayudar a un amigo amante de los libros que había perdido la visión, inventó un aparato que hizo factible que ese amigo siguiera disfrutando de sus textos preferidos. El fonógrafo, patentado en 1878, originalmente no fue concebido para grabar música sino palabras. Edison incluso contrató a un actor de magnífica dicción para grabarle a su amigo, en los cilindros de cera del fonógrafo, las páginas amadas. Así, el invidente no tendría que implorar la merced de que alguien le leyera.

Tímido por naturaleza y siempre renuente a pedir favores, decidí grabar en cassettes todos los textos que pudiera. En apenas un par de años, llené varias cajas de zapatos con cintas magnetofónicas. No podían ser más heterogéneas las obras ni de autores tan disímbolos. Correspondían a diferentes épocas y a diversos géneros. Lo mismo grabé libros de narrativa y poesía que tratados de filosofía y de divulgación científica. Tampoco faltaron las escrituras consideradas como sagradas por las comunidades más significativas de la humanidad.

Ese esfuerzo fue una ingenuidad. La evolución de la tecnología pronto volvió ridícula -por innecesaria- esa antigua pretensión. Hoy, en un modesto y diminuto iPod, cargo y recargo ad libitum archivos que superan en cantidad y calidad lo que me tomó varios años grabar. Es bueno que así sea. La aldea global en que vivimos ya pone a nuestro alcance los mejores frutos de las ciencias y las artes. Qué grato es traer a Mozart, a Shakespeare y a Carl Sagan en el bolsillo.

En su cuento Funes, el memorioso, Borges narra la pasmosa experiencia de escuchar una noche, en el poblado uruguayo Fray Bentos, la Naturalis Historia de Plinio. El genio argentino escribió que Ireneo Funes en la oscuridad de su estancia articulaba con moroso deleite un discurso o plegaria o incantación. Me consuela creer que también articulé con deleite textos destinados a dar luz a las más oscuras de mis noches.

Leer más de Siglo Nuevo

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Siglo Nuevo

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Textos para la oscuridad

Clasificados

ID: 1087269

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx