Cultura

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA

El idioma cambia y cambia

JUAN RECAREDO

Nunca dejan de asombrarme los cambios que constantemente está experimentando nuestro idioma. Por eso insisto en que no debemos juzgarlo como si fuera una ciencia exacta, sino como lo que es: un ser vivo que cambia de un día para otro, porque el cambio es parte de su naturaleza.

En razón de ese cambio constante, la mayoría de las palabras empezaron diciendo una cosa y al poco o al mucho tiempo ya están diciendo otra, quizá muy distinta de su significado original. Por eso, a la hora de juzgarlas, hay que tener mucha flexibilidad y algo de imaginación.

Si usted lee "El Quijote" se encontrará que para él y para Sancho decir "industria" era igual que decir actividad, asiduidad o ingenio, y hasta en algunos casos industria era un truco. Incluso, hay pasajes en los que utilizan la expresión "de industria" para decir "adrede, a propósito, expresamente", y si no me lo cree, déle una repasadita al Capítulo XVI (16) de la segunda parte del Quijote en donde dice "salió a buscar luz para buscar y prender los delincuentes más no la halló porque el ventero, de industria (a propósito, intencionalmente) había muerto la lámpara (la había apagado) cuando se retiró a su estancia".

En los Siglos XVIII y XIX (18 y 19) se nos vino encima la Revolución Industrial (bueno, "se les vino" porque yo no andaba ahí) y desde esos años la palabra ha adquirido un nuevo significado, resultado de que se le atribuyeron cualidades a los empresarios que llevaron a cabo la modernización y mecanización de las actividades tradicionales, así como la creación de otras nuevas.

O sea que, con la Revolución Industrial, la idea de lo que es la industria varió y se amplió y esa acepción moderna luego se fue propagando desde Inglaterra y Francia a otros países.

La palabra industria está documentada en nuestro idioma desde la primera mitad del Siglo XV. Se deriva del latín "industrius", refiriéndose como adjetivo a alguien que es muy activo o ingenioso, o las dos cosas.

Ahora, cuando dicen industria, pienso en una empresa enorme, con una nave gigantesca, con varios turnos de trabajadores haciendo cada quien su tarea que es mover tal vez una palanquita, o vigilar un montonal de foquitos titilantes frente a impresionantes instalaciones, con grandes máquinas y cables y tubos por doquier y calderas que despiden nubecillas de vapor, tableros inentendibles y toda esa parafernalia que caracteriza a las empresas industriales en nuestros tiempos.

Al frente de ellas está un industrial, como se le llama al magnate, al señor que empezó con un humilde tallercito en el traspatio de su casa y fue progresando y creciendo y ahora produce en gran escala, exporta a todo el mundo y le da sustento a cientos o tal vez miles de familias, cuyos jefes, los "cabeza-de-familia" viven honradamente de su trabajo.

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PREGUNTA DEL PÚBLICO:

¿Es correcto escribir "el Valle del Anahuac" (así, sin acento), cuando nos referimos a un texto en el que se menciona la época de las apariciones de la Virgen de Guadalupe? Juan Manuel Quintanilla Ibarra.

RESPUESTA:

La palabra Anáhuac es de origen náhuatl, pero ya está plenamente castellanizada ,y como es una palabra grave terminada en C, sí debe llevar acento.

Razonamiento loco para terminar: Aunque sea una locura, ya estoy empezando a pensar que la locura es más sublime que la inteligencia. ¿Cómo dijo? LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA.

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