¿Qué es la plata coloidal?

La llamada plata coloidal es conocida como un poderoso antibiótico de amplio espectro que inactiva las enzimas que bacterias, hongos, virus y parásitos usan para oxigenar su metabolismo, causando su asfixia.

Muchos antibióticos eliminan sólo algunos microorganismos causantes de enfermedades, pero el coloide de plata es conocido por su eficiencia sobre centenares de ellos a pesar de su capacidad de adoptar distintas formas o mutar.

Las propiedades antibacterianas y desinfectantes de la plata son conocidas desde hace siglos, su uso como antibiótico data desde civilizaciones griegas y romanas, que la utilizaban para elaborar utensilios de cocina o recipientes donde almacenar y servir agua.

Desde entonces, dichas civilizaciones tenían conocimiento de que la plata inhibe el crecimiento de los microorganismos que dañan alimentos y bebidas.

En la actualidad, se sigue confiando en la capacidad de la plata coloidal para eliminar una amplia gama de organismos patógenos e incluso para potabilizar el agua.

A diferencia de los antibióticos sintéticos que destruyen enzimas y bacterias benéficas, la plata coloidal no provoca daño alguno ni a las enzimas ni a ningún otro componente del organismo humano, ya que sólo ataca las enzimas de formas de vida unicelulares que son radicalmente diferentes a las de los organismos pluricelulares. Además, no forma compuestos tóxicos ni reacciona con otra cosa que no sea la enzima metabolizadora de oxígeno de un germen unicelular. Por lo tanto, no puede causar rechazos o alergias de ningún tipo.

A nivel dermatológico, se puede hacer uso de ella sobre llagas, heridas, quemaduras, acné, hongos, verrugas o infecciones.

Uso y dosificación

La plata coloidal es muy versátil en su empleo, usándose en concentraciones de al menos 10 partes por millón. Es recomendada como eficaz herramienta desparasitante. Se puede ingerir para hacer enjuagues o gargarismos, limpiar heridas o quemaduras, para tratar tópicamente la piel o para lavar los ojos (incluso los de los bebés) en casos de conjuntivitis y otras formas de inflamación e infección ocular.

También se puede usar vaginal o analmente, atomizada por la nariz, vaporizada o como desodorante. Los profesionales de la salud recomiendan usarla como parte de un proceso depurativo que genere condiciones sinérgicas y complementarias, para que el organismo pueda manejar mejor el efecto desparasitante y sus secuelas concomitantes (mortandad de microorganismos, toxicidad defensiva de los parásitos, irritación, entre otros).

La ingesta recomendada es de una gota por kilo de peso, disueltas en poco de agua y dividida en dos tomas diarias. En organismos pequeños se recomienda al menos 10 gotas por día. Dicha dosificación deberá mantenerse inicialmente durante dos semanas y luego, si se desea, se puede reducir a la mitad.

Durante su ingesta, es normal que se presenten algunos síntomas de crisis depurativas, como diarrea, fiebre, expectoración, mucosidad, fatiga, estados de gripe, entre otros, que por lo regular suelen ser breves (de dos a tres días).

Para mejorar sus resultados, se recomienda mantener en la boca y debajo de la lengua al menos un par de minutos antes de tragar. Además, es preferible tomarla en ayunas y esperar unos minutos antes de ingerir alimentos. Una semana después de finalizar la ingesta, el efecto protector se desvanece, ya que los coloides de plata son eliminados de los tejidos por medio de riñones, intestinos y linfa.

Se recomienda almacenarla en un frasco de vidrio, en un lugar fresco y oscuro, no exponer al sol, a campos electromagnéticos o en refrigeración. Hay que evitar que la plata coloidal tenga contacto con plástico o metal. La vida activa de la sustancia es de unos seis meses. Conviene agitar antes de usar para asegurar la distribución.