Borges, no cabe duda, era muy borgiano
Una tarde, en el café al que solía ir, empezaron a sonar las notas de La cumparsita, el tango que en ese tiempo se oía a mañana, tarde y noche.
Macedonio Fernández, que acompañaba a Borges en la mesa, le propuso muy serio:
-¿Qué le parece si nos suicidamos para no tener que escuchar esa música?
Tiempo después Borges relató esa anécdota. Alguien le preguntó en tono de broma:
-Y ¿se suicidaron?
Respondió él, pensativo:
-Ya no me acuerdo.
Es cierto: Borges era muy borgiano.
¡Hasta mañana!...