Me preguntaba por qué es casi imposible que los malos gobernantes sean enjuiciados por sus actos de corrupción, por qué es dificilísimo que se llame a cuentas a un gobernante que ha desaprovechado de manera criminal la oportunidad de servir a su gente.
Después de toparme con pared en la corte federal al ser rechazada mi demanda de amparo para exigir se restituya mi derecho a participar como candidato, creo entender la razón.
El Poder Judicial Federal defiende nuestros derechos y garantías individuales en todos los temas excepto en el electoral, eso me respondió por escrito. Esto significa que los partidos políticos son los dueños del país, ya que sólo a través de los partidos es que los asuntos públicos se pueden organizar y no podemos interponer demanda alguna si algo nos parece ilegal.
El ciudadano está excluido.
Nos llaman a votar por los candidatos que los partidos han elegido, no nos permiten elegir de al menos de una terna de candidatos, siquiera para ejercer en cierto nivel nuestro criterio democrático. ¿Qué consecuencias tiene esto? Pues que los gobernantes le deben el puesto, en primer lugar, a las directivas de los partidos que les “dieron” la oportunidad y en segundo lugar, a las personas que aportaron recursos financieros para pagar sus costosísimas campañas.
¿Hay alguna duda de esto después de ver la manera como gobiernan estos despilfarradores y destructores de riqueza?
Los ciudadanos tenemos que ver la manera de recuperar el país. La manera como llevamos a cabo las elecciones no es la más indicada. Nos invitan sólo a votar por los candidatos que ellos ya eligieron. Una manera muy clara de protestar por esto es acudir a las urnas en junio de 2015 y anular el voto.
Lo ideal sería establecer las elecciones primarias. Que el ciudadano pudiese acudir al módulo del INE a dar de alta su credencial bajo el registro del partido político de su preferencia. Esto le permitirá a dicho ciudadano votar por los precandidatos que se registren o a lanzarse como precandidato él mismo. El INE, en las instalaciones del propio partido, llevará a cabo el registro de las votaciones que se organizarían en varias rondas para ir eliminando a los menos votados e ir, ronda tras ronda, concentrando la votación para llegar al ganador que le deberá su candidatura no sólo a la directiva del partido, ni tampoco a la militancia, sino a toda la ciudadanía que se registró como simpatizante. Esto abriría al ciudadano común la elección de candidatos de los partidos y eso sí que crearía un sistema representativo.
Algo tendremos que hacer. En el 2000 pensamos que la alternancia era condición suficiente para democratizar al país, para acabar la corrupción. Ya vimos que esto no se logró porque el mal se extendió a los partidos por una simple razón, los partidos no están abiertos al ciudadano.
El ciudadano es la reserva moral de un país, es el verdadero auditor que compara las cifras sin interés alguno y se da cuenta si los asuntos marchan como debieran.
Es urgente que el estado mexicano reduzca el dinero que se gasta en las campañas y que hace sospechar que el dinero mal habido siembra influencia con sus aportaciones en la agenda de los futuros gobernantes. Es urgente que el estado mexicano obligue a los partidos políticos a incluir a los ciudadanos comunes en la fórmula de elección de los candidatos. Esto se lograría con un buen sistema de elecciones primarias.
Ahí creo, es donde tendremos que dar la batalla.
En el 2018, es fundamental que el ciudadano pueda ejercer su derecho a eligir, ya no queremos sorpresas.
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