JULIO SCHERER GARCÍA
Fidelísimo amigo de la verdad, enemigo de los corruptos y tenaz crítico del poder autoritario. Así califico a Julio Scherer García, quien fuera el más grande periodista de México en la segunda mitad del siglo XX, fallecido el pasado 7 de enero.
Scherer, revolucionó a la prensa en México cuando llegó a la dirección del diario Excélsior en 1968, expulsó por sus ventanas al periodismo vendido y servil para instaurar la verdad rigurosa, su pluma fue agudo bisturí que perforó la piel de la presidencia imperial del PRI; desde entonces y sin anestesia, al sistema lo abriría en canal.
Por eso el tenebroso Luis Echeverría Álvarez, señalado como coautor de la Matanza de Tlatelolco y feroz represor del periodismo crítico, durante su sexenio orquestó con el execrable Regino Díaz Redondo y sus compinches “el golpe a Excélsior” que, en 1976, provocó la salida de Julio Scherer y sus fieles seguidores. Lo tumbaron y fortalecido se levantó el 6 de noviembre de ese mismo año, cuando fundó la revista Proceso, paradigma de la prensa moderna con reconocido liderazgo de opinión.
Así, demostró a los enemigos de la libertad de expresión que había perdido una batalla al salir de Excélsior, pero no la guerra del periodismo libre que finalmente ganó con Proceso. Echeverría y Díaz Redondo, vivos o muertos, están en el basurero de la historia.
Scherer aperturó con inteligencia, creatividad y valentía el periodismo de investigación. Los talentosos, como él, siempre han sido y serán atacados por la jauría de los mediocres. Su insobornable conducta le acarreó malas voluntades. Fue víctima de viles amenazas y traiciones, adversidades que no lo intimidaron para desplegar su estilo imparcial e incisivo, mucho menos claudicar en su criterio democrático.
Sabio conocedor del presidencialismo mexicano y sus oscuros laberintos, sin titubeos denunció las trapacerías y mentiras de los malos gobernantes, jamás fue camaleón del que gobierna. Prueba de ello es que José López Portillo -su primo en segundo grado-, durante su desastroso sexenio, reaccionaría iracundo ante sus críticas al expresar “no pago porque me peguen” y le canceló a Proceso la publicidad oficial.
Julio Scherer García, ni por ésta y otras agresivas presiones que sortearía durante su existencia, cambió su línea periodística que siempre defendió las causas sociales con apego a la libertad y la justicia. Su estupendo libro, Los Presidentes, así nos lo confirma.
Domingo Deras Torres
