Ni el más optimista de los santistas que acudieron al TSM imaginaron que al final de la fría noche estarían festejando una goleada de su equipo sobre uno de los rivales más odiados.
Los aficionados acudieron al llamado de los Guerreros, quienes con todo y los malos resultados de las jornadas anteriores cuentan siempre con el respaldo de la tribuna. La temperatura obligó a los aficionados a sacar la ropa invernal, bufandas, gorros, guantes y chamarras, muchas verdes, muchas, según dijeron, eran regalos de Navidad que ya querían estrenar.
Dieciséis mil ochocientos espectadores ocuparon sus lugares en las gradas numeradas del Corona, que vivió su segundo partido de la semana, el primero de los "Triple A" que están programados durante el Clausura 2015. Poco a poco fue creciendo el calor en los aficionados, algunos con excesos incluidos como suele suceder cuando se ven las caras regios y laguneros. Con su uniforme verde militar saltaron a la cancha los Guerreros, ante aplausos y la esperanza de salir del bache.
Con el primer gol llegó el festejo inicial, fuegos artificiales iluminaron el cielo lagunero y el grito retumbó reflejando ese sabor especial que tiene para los santistas anotarle al Monterrey. Calderón clavó el segundo y festejó con la banca albiverde, cerca de los aficionados que no dudaron en brindarle el aplauso. Con buena ventaja se fueron los albiverdes al entretiempo, ovación para Caixinha, quien no cantaba victoria, pues estaba fresco en la memoria el empate que les arrancaron los Mineros de Zacatecas.
Jesús Molina se estrenó como goleador con la camiseta albiverde apenas empezando el segundo lapso, más fuegos artificiales y la sensación de que los laguneros serían quienes cobraran las apuestas ya era latente. El "tomahawk", el "duro Santos duro" le pusieron música al estadio, donde nunca se escucharon los cánticos de la porra visitante.
Aunque los Rayados se acercaron con el cobro de un penal, sólo pasaron par de minutos para que Orozco le pusiera un bombón a Rentería y ocasionar otro festejo más, que vivió a tope Marchesín, convencido de que obtendría su primera victoria en el futbol mexicano. En los minutos finales todo fue fiesta en la tribuna, con gritos de "cinco, cinco" y el "ole" a cada toque de pelota para los locales. No se completó la "manita", pero sí el objetivo santista, la primera victoria y los primeros puntos del torneo.
La Komún apoyó con tambores, trompetas y cantos a sus Guerreros. En cada gol volteaban hacia donde estaban ubicados los aficionados visitantes para “restregárselos” en la cara. (Fotos de Ramón Sotomayor)
