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Devaluación a la vista

Qué hacer en caso de crisis

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Rubén Caro Juárez

La historia reciente de México está enmarcada en crisis y devaluaciones, algunas más graves que otras. La inestabilidad política que han generado diversas situaciones durante el gobierno de Enrique Peña Nieto es similar en algunos aspectos a las que ocasionaron el llamado “Error de diciembre” hace poco más de 20 años, ¿es probable que se repita un problema de tal magnitud?

El fenómeno de la globalización ha hecho que en menor o mayor medida nuestra vida cotidiana sea mas compleja o dependa de muchos factores. Actualmente existe una infinidad de empresas que manufacturan cada parte de un mismo producto en diferentes continentes y las ensamblan en un solo país. Esto tomando en cuenta las facilidades que otorgan cada una de las naciones involucradas, además de la disponibilidad de materias primas y mano de obra calificada.

Todo esto puede puede llegar a parecernos muy ajeno, sin embargo repercute directamente en nuestra realidad. Todas las decisiones globales podemos palparlas en nuestro día a día en algo tan insignificante como las monedas que traemos en nuestro bolsillo.

Como se sabe, el oro es la razón por la que las monedas de cada país tienen diferente valor. Entre más escaso es un objeto o mercancía más es apreciado. En ese sentido, este metal es valorizado porque además de ser poco es complicado extraerlo.

Teniendo en cuenta estas condiciones se decidió, tiempo atrás, que el oro fuera el que diera valor al dinero, es por eso que los bancos centrales de todos los países tienen una reserva en oro que respalda el valor de cada uno de sus billetes. Anteriormente dicha reserva era equivalente a la producción de billetes y monedas, pero en la actualidad también el dólar de Estados Unidos se convirtió en una moneda de respaldo del resto de las monedas del mundo. Por lo que, en teoría, la cantidad de dinero en circulación debe guardar proporción con su respaldo en oro y dólares, ya que de no ser así se pueden presentar fenómenos de inflación por el exceso de dinero circulante.

¿DEVALUADO YO?

Se puede definir la devaluación como la disminución o pérdida del valor nominal de una moneda frente a otras monedas extranjeras. Entre algunas de las causas que pueden provocar una devaluación se encuentran:

La falta de confianza en la economía local o en su estabilidad.

La salida de capitales especulativos ante ofertas mas atractivas de inversión.

Una declaración de moratoria de pagos de deuda del gobierno, las guerras y los actos de terrorismo.

Déficit en la balanza comercial, que ocurre cuando el volumen de productos que se compran en el exterior es mayor al que vendemos.

La decisión del banco central de devaluar la moneda. Esto con el objetivo de hacer más costosa la compra de bienes en el exterior para así proteger la economía local.

UNA ESPIRAL SIN FIN

En el México de la posguerra, en 1954, para ser más precisos, existía un problema con la balanza comercial, por lo que se decretó la devaluación del peso mexicano, que pasó 8.65 a 12.50 pesos por dólar. Esta decisión mantuvo una estabilidad del peso durante 22 años y ayudó al crecimiento económico del país.

En la recta final del sexenio de José López Portillo (1976-1982) se resolvió estatizar la banca comercial privada al mismo tiempo que expropiar seis mil millones de dólares de clientes con cuentas en dólares en el país. Esta medida, más un anuncio de moratoria en los pagos de la deuda externa provocaron la fuga de capitales y una grave devaluación que se estima en 866 por ciento en ese sexenio y mil 443 por ciento en el siguiente.

Al final del mandato de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y comienzo del de Ernesto Zedillo Ponce De León (1994-2000) ocurrieron varios hechos que detonaron la perdida de confianza en el mercado de dinero, entre ellos la aparición del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), en Chiapas; la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC); el asesinato del candidato oficial a la presidencia de la república, Luis Donaldo Colosio y el incremento de la deuda interna y externa del gobierno mexicano.

Hay que recordar que el tipo de cambio era controlado por el gobierno durante el mandato de Salinas de Gortari, de modo que cuando fue liberado al libre mercado, pocos días después de la toma de posesión de Ernesto Zedillo, el peso tomó su valor real de golpe, situación que provocó una crisis económica tan grande que muchas personas perdieron su patrimonio y quedaron en la quiebra.

VIVIR EN UN 'REFRITO'

La realidad actual nos presenta varios escenarios que han provocado que algunos especialistas ya hablen abiertamente de una devaluación. Tal idea tiene sus cimientos en estadísticas, datos y acontecimientos recientes que afectan la credibilidad del gobierno en funciones tales como la inseguridad que impera en gran parte del territorio nacional y el aumento de la deuda gubernamental. Según cifras de la Secretaria de Hacienda y Crédito Publico (SHCP), el saldo de la deuda interna neta del sector público federal (Gobierno Federal, organismos, empresas y la banca de desarrollo), se ubicó en cuatro billones 651.7 mil millones de pesos al cierre de noviembre, lo que significa un aumento de 420.8 mil millones de pesos respecto al saldo registrado al cierre de 2013. Por otra parte, el saldo de la deuda externa neta del sector público federal fue de 145.5 mil millones de dólares, monto superior en 14.5 mil millones de dólares al registrado al cierre de 2013.

La deuda de los estados y municipios del país, por otra parte, comprometen recursos y participaciones federales que deberían utilizarse para proyectos importantes, con el pago créditos e intereses de los cuales no existe la certeza en que se utilizaron.

La desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa y las movilizaciones que a raíz de tal hecho se han realizado tanto en el país como a nivel internacional, así como los escándalos por las propiedades millonarias de Angélica Rivera Hurtado, Primera Dama de la Nación, y Luis Videgaray Caso, Secretario de Economía, entre otros casos de corrupción, contribuyen a la incertidumbre económica.

También está la creciente desconfianza por parte de los inversionistas nacionales y extranjeros en los beneficios de las recientemente aprobadas reformas energética, de telecomunicaciones, de competencia económica, de transparencia, financiera, hacendaria, laboral, educativa, político electoral, al Código Nacional de Procedimientos Penales y a la Ley de Amparo.

Es innegable, la pérdida del poder adquisitivo que debilita la economía local. Un estudio de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señala que México es una “fábrica de pobres” donde el poder adquisitivo registra una caída de 77.79 por ciento de 1987 a 2014, lo que en términos más terrenales significa que una familia puede comprar sólo 34 por ciento de una canasta de productos recomendables con un salario mínimo. El mismo análisis detalla además que los trabajadores podrán comprar cada vez menos debido a la política pública de contener y regular su pago con topes salariales de no más del cuatro por ciento anual en promedio.

CONSIDERACIONES PARA NO ENTRAR EN CRISIS

Actualmente México tiene las mayores reservas internacionales que lo colocan como el segundo país de la región con mayor disponibilidad de dinero que proviene de la adquisición de préstamos exteriores, de la mano de un préstamo especial del Fondo Monetario Internacional y una línea de crédito otorgada por la Reserva Federal del gobierno de Estados Unidos. Así, la relación del precio dólar y el peso mexicano está pasando por una de sus mejores etapas, aunque según ha adelantado el gobierno mexicano, este aumento espectacular de las reservas se utilizarán sólo en caso de necesidad o emergencia y no obligarán al poder ejecutivo a realizar ajustes fiscales o de cualquier otro tipo.

Se trata pues, según palabras del presidente Enrique Peña Nieto de “un blindaje” que no será necesario utilizar.

La noticia de estos préstamos exteriores conseguidos por el gobierno mexicano, ha conseguido disminuir la presión sobre la moneda local, por lo que el precio dólar y pesos pasan por una muy buena época.

Ante una devaluación los ciudadanos comunes deben reaccionar oportunamente; deben estar atentos a las señales que envían actores como el gobierno y los medios de comunicación. Deshacerse de la moneda a devaluar y cambiarla por bienes de valor duro, por ejemplo oro, plata, remates de electrodomésticos, equipos de sonido, cocinas, neveras, televisores, equipos de video, boletas de empeño, etcétera, que estarán devaluados por un momento y podrán ser adquiridos por una fracción de su valor pero cuyo precio se ajustará pronto.

En cuanto a los inmuebles, es importante tomar en cuenta que no todos se comportan igual, por ejemplo, los ubicados en las urbanizaciones de clase media alta o alta se ajustan muy rápidamente, pero aquellos localizados en zonas de clase media baja o popular lo hacen con más lentitud, lo que amplía el margen para poder adquirirlo y posteriormente venderlo con ganancias razonables.

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