A la callada, el gobierno inició ya el proceso de recortes anticipado el jueves pasado por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ante la posibilidad de una merma en los ingresos fiscales por la caída dramática en el precio del petróleo. La tijera abrió su acción, justo, en Petróleos Mexicanos
En el amanecer del nuevo año la empresa productiva de Estado despidió a 10 mil trabajadores que le prestaban servicio en la modalidad de tercerías u outsourcing. La acción se planteó como parte de un programa de austeridad.
Este se diseñó el cinco de diciembre pasado, cancelándose todas las contrataciones bajo la modalidad.
En paralelo, durante el mismo mes se envió una circular a todas las dependencias públicas del ámbito federal para suspender contrataciones hasta nuevo aviso.
El cálculo hablaba que a finales de enero se revisaría el semáforo.
Descartada la posibilidad de apuntar la podadora al gasto de inversión, dado el mediocre desempeño de la economía, en cuyo escenario actúa como detonante la obra pública de infraestructura, y colocada en calidad de suicidio la alternativa del gasto social en plena efervescencia de movilizaciones de descontento, la Secretaría de Hacienda está poniendo el énfasis en el gasto corriente.
Estamos hablando del motor que mueve la operación del aparato público, en cuyo escenario no sólo caben sueldos y prestaciones de los servidores del Estado, sino el funcionamiento de la infraestructura existente, es decir, escuelas, hospitales, centros de salud, cuya operación reclama más presupuesto.
Cancelar programas de educación o de salud, en un escenario en que el servicio es precario: Médicos que atienden a 60 pacientes al día; diagnósticos equivocados; tratamientos urgentes como quimioterapias programados para espaciarse en semanas o meses; saturación de clínicas y hospitales; aulas en ruinas, carencia del mínimo material didáctico…, sería convocar el absurdo.
Y aunque es evidente que existe exceso de peso en el aparato público, el problema está más que en la base en las cúpulas. Existen funcionarios que mantienen un ejército de 25 asesores.
Como en el gobierno foxista, cuando se dilapidó en gasto corriente el ingreso petrolero en temporada de vacas gordas, las oficinas palaciegas se atiborran de favoritos de la Corte en función de segundos, terceros, cuartos y hasta quintos.
Las reformas derivaron en la creación de nuevas dependencias cuyas funciones se entrelazan con las existentes. Así el Instituto Federal de Telecomunicaciones y la Comisión Federal de Competencia Económica. Así la Comisión Nacional de Hidrocarburos y la Comisión Reguladora de Energía.
En el marco, está en la mesa de la Cámara de Diputados una iniciativa para incrementar al doble el número de ministros que integran el pleno de la Suprema Corte, es decir, de 11 a 22, con la novedad de que sólo en salarios y prestaciones cada uno de ellos cuesta siete millones de pesos.
El clamor habla de frenar los excesos. Las millonadas que le da el Instituto Nacional Electoral a los partidos políticos. Los "extras" de los integrantes del Congreso, cuya voracidad se vuelve patética. Las mil remodelaciones faraónicas que lleva la casa presidencial de Los Pinos.
Una señal real de cambio, de cara al desgaste acelerado en la imagen presidencial sería el predicar con el ejemplo. Si la cúpula del poder se aprieta el cinturón habrá certeza de sacrificio general.
Lo inadmisible sería llegar otra vez al clásico de Hágase la austeridad en los bueyes de mi compadre.
BALANCE GENERAL
Aunque el gobierno no dará marcha atrás en la ruta crítica para los contratos derivados de la llamada Ronda Uno, las señales indican que en materia de exploración y explotación en aguas profundas podría haber un grave vacío.
La razón es simple: Con la caída de 60% en el precio del petróleo la posibilidad de negocio se volvió nula. Se calcula que el costo de extracción por barril sería de 40 dólares, justo el nivel en que se vende la mezcla mexicana.
La posibilidad reclama la adquisición o renta de plataformas marinas, cuyo costo es altísimo.
En la carambola, se truenan los dedos empresas como el Grupo R de Ramiro Garza Cantú, cuyo negocio se centra justo en la venta de plataformas. Peor aún, el grupo México de Germán Larrea Mota Velasco había mandado construir dos plataformas para posicionarse de cara a la reforma energética.
En la misma ruta está la firma Oro Negro que encabeza Gonzalo Gil White, hijo del exsecretario de Hacienda, Fernando Gil Díaz, quien había mandado construir seis plataformas para rentarlas a Petróleos Mexicanos.
MÁS CIFRAS NEGRAS
Durante noviembre pasado, a tono con la atonía del mercado interno, la producción industrial se desaceleró al registrar un incremento de sólo 1.8% frente al 2.8 que se contabilizó en octubre.
Estamos hablando del menor crecimiento en los últimos tres meses.
El punto más dramático, sin embargo, lo representó la minería que con un retroceso de 5.6% acumula ya ocho caídas consecutivas.
En contraste, la construcción siguió repuntando, logrando un avance de 5.3%, en tanto las industrias manufactureras alcanzaron un salto de 3.6 y la producción de energía eléctrica de 0.7.
El claroscuro, pues, sigue dominando el panorama.
INTERROGACIÓN EN CONCAMÍN
Colocado como el favorito del actual presidente, Francisco Funtanet, para entregarle la estafeta de la presidencia de la Concamín, las versiones hablan de que el empresario de joyería de fantasía en Guadalajara, Manuel Herrera, está peleando la posibilidad de una diputación, lo que anularía su posibilidad.
El problema es que la semana entrante el Comité de Auscultación, integrado por los expresidentes del organismo Luis Germán Córcoba y Leon Halkin, tendrán que hacer público el resultado de la consulta con las Cámaras y asociaciones industriales.
La coyuntura le podría abrir paso al empresario textilero Moisés Kalach o al presidente saliente de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción, Luis Zárate.
INFLACIÓN DE 4.50
A nivel de la zona metropolitana de la ciudad de México, de acuerdo al Índice de Consultores Internacionales, la tasa de inflación del 2014 llegó a 4.50%, tras un salto de 0.66 durante diciembre.
El escenario, sin embargo, muestra promedios con altibajos. Así, la canasta de transporte y comunicaciones refleja un acumulado de 7.38%, en tanto la de salud alcanza 6.32 y la de alimentos de 5.04.
En contraste, el rubro de ropa y calzado plantea un crecimiento de sólo 0.32%; el de productos del hogar de 0.78 y el de educación y esparcimiento de 4.46.
En el insólito, los productos de cuidado personal registran un decrecimiento promedio en sus precios de 1.21%.
A nivel anual, del otro lado de la moneda, creció 17.44% el precio de la carne; 13.79 el de pescados y mariscos; 11.4 las tarifas de transporte urbano; 19.09 el de la papa; 8.43 el gas para uso doméstico y 3.80 el costo de la energía eléctrica.
