Majestuosa vista del antiguo edificio del Glorioso Instituto 18 de Marzo de Gómez Palacio, Dgo., en los inicios de la década de los cuarenta del siglo pasado.
El Instituto 18 de Marzo inicia clases en el ciclo escolar comprendido de septiembre de 1940 a junio de 1941, ofreciendo oportunidades en los niveles de kínder (preprimaria), primaria y secundaria y es hasta 1943 que se agrega el Bachillerato para cursarse en dos años. El viejo edificio ostenta una placa inaugural de fecha 15 de mayo de 1940, sin embargo, la ceremonia oficial que lo puso al servicio de la comunidad estudiantil se celebró con presencia del general Lázaro Cárdenas del Río, Presidente de México y del coronel Enrique Calderón Rodríguez, gobernador del Estado, hasta el día 23 de junio del mismo año.
Seguramente que el Presidente Cárdenas decidió y apoyó la construcción del bello edificio y la fundación del plantel como un acto de reivindicación a los pobladores de una región muy sacrificada antes, durante y después de la Revolución Mexicana, y para consolidar el gran proyecto social y económico que alentó el Reparto Agrario de 1936. En adelante los hijos de campesinos (dotados de tierra y refaccionados para hacerla producir) y de obreros tendrían un espacio digno para superarse más allá de la escasa educación elemental.
En aquella época la educación posprimaria en Gómez Palacio la impartían los colegios particulares De Villa de Matel y Nicolás Bravo (después Isabel la Católica), desde la primera y segunda década del siglo pasado, respectivamente, y el Instituto Francés de La Laguna, que fue puesto en servicio el día 8 de febrero de 1939. Es así, que el arribo del Instituto 18 de Marzo constituye un acto de la más elemental justicia social.
En 2015, el Instituto 18 de Marzo cumplirá 75 años encausando a la niñez y la juventud por el camino del saber. Se constituyó, desde su fundación hasta principios de la década de los setenta del siglo pasado, en la escuela más entrañable por ser el alma Mater de la gran mayoría de los habitantes de La Laguna de Durango, años en que proliferaron las escuelas secundarias técnicas y los Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos (Cecyt), promovidos por el doctor Héctor Mayagoitia Domínguez, en su calidad de subsecretario de Educación Media, Técnica y Superior, en el país.
Durante esas siete décadas y media que están por cumplirse, decenas de miles de egresados se han valido del aprendizaje abrevado en las aulas de la escuela emblema de Gómez Palacio, para mejorar su estatus y el de sus familias, amén de convertirse, como profesionales y científicos, en promotores del entorno en que les ha tocado vivir.
Las galas del Instituto que lo elevaron a la categoría de Glorioso, corresponden esencialmente a sus primeros treinta o cuarenta años de existencia. MAESTROS, así con mayúscula, por mencionar a dos (sin menosprecio de la pléyade de grandes educadores que consolidaron su prestigio desde su fundación), el licenciado Antonio Hernández y Souza en la cultura y Luis L. Vargas en el deporte, formaron espiritual y físicamente a muchas camadas de jóvenes que dieron lustre a la Institución y a Gómez Palacio en los torneos del saber, la oratoria, la declamación y demás facetas del arte; en las inolvidables bandas de guerra, los equipos de basquetbol, futbol soccer y en atletismo.
"La 18", como popularmente se le conocía, se ponía al tú por tú con el Instituto Juárez, actualmente Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), y lo superaba en las ramas de la cultura y el deporte mencionadas, no obstante, que se competía con estudiantes de nivel universitario. Igualmente, eran de alarido los encuentros deportivos y de oratoria, con la Secundaria y Preparatoria Venustiano Carranza de Torreón. Esos eran otros tiempos.
Consideramos que debió haberse contemplado, desde cumplidos sus primeros veinticinco años, la posibilidad de haberse elevado el Instituto a la categoría de universidad, con personalidad propia. Es un hecho, que fueron egresados de su preparatoria los que empujaron a contra corriente el establecimiento de la Escuela Superior de Agricultura y Zootecnia de Venecia (hoy facultad) y del Núcleo Universitario, dependientes de la UJED. Lamentablemente, intereses muy de la capital del estado, impidieron el curso natural y destino histórico del Instituto.
Al respecto, nos comentaba en una charla de café el distinguido egresado y catedrático licenciado Héctor Valdés Romo, la División de Estudios Superiores del Instituto 18 de Marzo, se creó por iniciativa del gobernador Maximiliano Silerio Esparza, mediante Decreto Administrativo de fecha 8 de julio de 1997, y actualmente cuenta con alrededor de mil alumnos que cursan las carreras de Contaduría Pública, Administración de Empresas y Derecho, además de maestrías en las tres especialidades, bajo la dirección del CP José Antonio Cisneros Robledo. Confiamos en que muy pronto cobre vida propia la UNIVERSIDAD 18 de MARZO.
Es de esperarse también que, a la voz de ya, se instrumente la reforma educativa en sus departamentos de secundaria y preparatoria, que han visto desmerecer su imagen otrora pujante y progresista, afectados por un sindicalismo de corta visión que desde hace muchos años privilegia el ingreso de la parentela por encima del nivel académico y del servicio, y que tiene prácticamente secuestrado al Instituto, obstruyendo su noble encomienda de formar a nuestra juventud.
Por otra parte, en los últimos años la difusión sobre las actividades del Instituto ha sido muy escueta; no dudamos que se den en su interior acontecimientos dignos del conocimiento de la comunidad que deberían de publicarse.
Es momento para que, los egresados que suman miles y los antiguos maestros, en unión de los actuales directivos encabezados por la licenciada Claudia G. Bonilla Dávila, conformen un consejo promotor para el rescate y desarrollo del otrora Glorioso Instituto 18 de Marzo. Urge la convocatoria a un congreso donde participe el gran universo de los "dieciochomarcinos"; donde se analice el estado que guarda el Instituto, sus deficiencias y fortalezas y una vez erradicado lo que impide su sano y elevado desenvolvimiento con el apoyo de la autoridad, se proyecte su nuevo rol en el Siglo XXI.
Esta fresca, en la mente y en la conciencia de los mexicanos, la gran lección que dieron los alumnos del Instituto Politécnico Nacional (IPN), al hacerse escuchar de las autoridades educativas del país y conseguir un encuentro permanente con sus representantes que seguramente dará como resultado un nuevo IPN a la altura de los nuevos tiempos. Solo se requirió voluntad, decisión y perseverancia.
Hacemos votos para que los festejos del 75 aniversario que se avizoran para el año venidero, no solo sean el marco para el encuentro y la convivencia placentera y pasajera, donde los abrazos, los buenos deseos y el choque de las copas a la hora del brindis entre quienes por muchos años no se habían vuelto a reunir, sino algo más. El Instituto 18 de Marzo, para sus Bodas de Diamante, espera de sus hijos pródigos el regalo más sencillo y valioso: la solidaridad. Esos son los deseos para el Año Nuevo de su cronista y amigo. Nos encontramos pronto, D. M. Agur.
