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El hombre lobo

GILBERTO SERNA

El mundo entero está de luto. Fue asesinado un grupo de estudiantes que fueron abatidos a balazos; eran 132 menores en una escuela para estudiantes de primaria y secundaria. Elementos del ejército Talibán ingresaron a saco irrumpiendo en el interior de una escuela para niños, disparando con sus armas de alto poder en contra de estudiantes, obviamente inermes, a los que masacró sin sentir remordimiento alguno porque las órdenes castrenses era disparar a los más mayorcitos con la circunstancia de que al calor del ataque no había tiempo para distinguir a quien disparar y a quien no, con la disculpa, en ambos casos, se justificaba la medida diciendo: "para que sientan nuestro dolor en reciprocidad por operaciones militares en que ellos han envuelto a nuestras familias", dirían los talibanes a manera de excusa.

Nada justifica que murieran niños cuyo único pecado era vivir creyendo, quizá, que por su corta edad serían respetados, cosa que como se ve no sucedió, la sombra del fantasma de Herodes se apareció porque tratándose de la muerte de niños, él fue un especialista.

Recordemos que utilizando sus soldados ordenó degollar a cuanto niño encontraran en las inmediaciones. Aunque hay quienes disienten sobre si en verdad ocurrió el hecho o bien se trató de una patraña histórica. Como si la gravedad del hecho fuera de tal magnitud bestial que el solo imaginarlo produjo escozor en las conciencias de los encargados de incluir en la historia de la humanidad un evento de tal índole.

Lo cierto es que excavaciones de arqueólogos modernos han encontrado evidencias de que los hechos ocurrieron tal cual fueron narrados en los momentos en que efectivamente acaecieron.

La pregunta formulada en el parágrafo anterior tiene como repuesta la de que el ser humano ha dado muestras puntuales de que si es un desalmado sanguinario capaz de cometer las peores atrocidades y de asesinar a sangre fría a los de su propia especie sin el menor miramiento, escrúpulo, preocupación o pesadumbre. Desgraciadamente está en la naturaleza del ser humano. La locución latina homo homini lupus que es citada por quienes se reputan como conocedores de los horrores de que es capaz la humanidad para consigo misma.

El hombre es el lobo del hombre, se trae a colación cuando ocurre un suceso que estremece a la opinión pública por su carencia de sentimientos humanitarios.

Desafortunadamente, lo que se ve no se pregunta; la humanidad, con el paso del tiempo, ha ido perdiendo sus mejores galas si es que alguna vez las tuvo. Usted podrá decirse a sí mismo y ¿a mí qué me importa? Es un asunto que sucedió bien lejos, no nos atañe. Sucedió en Islamabad. Y eso ¿dónde queda? Ah, son tiempos de posadas, no mortifiquen. Lo reconozco: la sociedad actual, en su gran mayoría es sibarita, epicúrea, sensual y mundana. Somos muy dados a la búsqueda del placer. Por menos fue destruida Sodoma en tiempos bíblicos. La mujer de Lot se convirtió en ceniza. debido a que con curiosidad femenina volteó a mirar las grandes bolas de fuego. Lo sabemos, el encanto de la inocencia se perdió en un pasado que nos contaron, pero que nos rebasó sin que la hayamos visto. Nos ha tocado vivir en el mundo de al revés. En el que la divisa es: el que no transa no avanza. La mentira es su mejor aliada.

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