Popeye, ícono cultural

¿Cómo es que un marinero de aspecto avejentado, larguirucho, con un ojo tuerto y con una pipa todo el tiempo logró ser el superhéroe de millones de niños por varias décadas y hacer que en ellos naciera el gusto por las espinacas?

Hoy -19 de diciembre-, pero, hace 95 años que nació Popeye, un personaje que, pese a no ser el protagonista de la tira cómica en la que apareció por primera vez (Thimble Theater), en pocos años se convirtió en el héroe por excelencia y logró traspasar la frontera de los años.

Esto llevaría a que este amante de las espinacas en lata apareciera en series animadas y películas, siendo una de las más recordadas la que fuera protagonizada por el fallecido actor Robin Williams.

Su personalidad (carácter austero y gruñón, acompañado de un constante sarcasmo) y su caracterización gráfica (tuerto, con pipa y con los brazos tatuados con sendas anclas) atrajeron la atención del público hasta tal punto que en pocos meses se convirtió en el protagonista de las tiras de Segar.

Considerado por muchos como el primer superhéroe del cómic, Popeye se hizo aún más popular en los años 30 gracias a la serie de animación realizada por los hermanos Fleischer, en aquellos años la competencia más directa de Walt Disney.

Popeye era, en el cómic original, muy fuerte.

No obstante, en los dibujos animados se optó por incorporar la idea de las espinacas para fomentar entre la infancia el consumo de este vegetal, en plena época de depresión tras el crack del 29.

La fortaleza original de Popeye venía, no obstante, de una especie de águila mágica que le picó en un ojo: de ahí que fuera tuerto.

De Popeye uno se acuerda siempre de los dibujos animados, y de su imagen como icono cultural estadounidense.

Con todo, es injusto pasar por alto que, hasta su muerte a finales de los años 30, Segar fue uno de los grandes creadores del cómic estadounidense: Popeye era una sátira feroz de la sociedad de su tiempo.

A través del humor del absurdo, se dedicó a demoler (de modo paralelo a lo que hacían, en esos mismos años, los hermanos Marx en el cine) los estereotipos de la cultura yanqui, además de realizar una feroz burla de la política contemporánea.

No deja de ser una lástima que sea casi imposible que podamos acceder a estas historias.

La editorial Fantagraphics lleva años editando el material original en inglés, pero los primeros volúmenes se encuentran prácticamente en el mercado negro, y en España, ya ni hablar.

Aparte de la edición de Eseuve de 1990 (ya descatalogada, y una edición que tenía graves deficiencias), pues nada de nada. La reedición del Popeye de Segar nos descubriría un cómic antológico, con un personaje muy alejado de la imagen tópica que tenemos de él.