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Impuestos extra

Diálogo

YAMIL DARWICH

Seguramente Usted ha descubierto que en nuestro medio existen diferencias en el trato en cuestiones de impuestos; quizá lo ha padecido.

Unos pagan más que otros y muchos evaden su responsabilidad fiscal; de hecho, algunos en los extremos socioeconómicos, quienes tienen mucho y los que ganan poco, llegan a ser evasores del pago de sus responsabilidades fiscales y de convivencia.

Todos los evasores encuentran justificación: los muy ricos están ocupados en generar riqueza y contribuir en la solución del problema de la falta de empleo y de oportunidades; a ellos, la justicia fiscal les permite deducir de tal manera que dejan de pagar y, en caso extremo, hasta les quedamos a deber.

El otro extremo es el de la pobreza, personas subempleadas o desempleadas, ninguna contribuyendo y algunas otras participando en la ilegalidad fiscal agravando la economía de negocios establecidos. Ellos saben que los gobernantes tienen una enorme deuda social que no pueden liquidar y que temen aplicar la ley para hacerles cumplir con sus pagos.

En México, como en otros muchos países, la clase media es la gran contribuyente y sabemos de la regla que dice: "entre más fuerte sea la clase media de una nación, más sólida será su economía"; pero aún así, los administradores públicos la golpean severamente.

Esa clase media, está debilitada y cada día se acerca más a los límites de las definiciones técnicas de pobreza; además, el número de ciudadanos de ese grupo económico social es reducido, contraviniendo la regla internacional.

La realidad se ensombrece, aún más cuando analizamos las muchas fugas que existen en un sistema que se ha agotado y ha perdido sus capacidades de ejercer el poder de la fuerza y la ley que le conferimos.

Un claro ejemplo es el comercio desleal ejercido por muchos no contribuyentes que se ubican en las banquetas de calles y avenidas, obstruyendo el paso de los compradores y bloqueando la vista de los comercios establecidos. Unos amenazan, los otros aguantan.

Los invasores no pagan impuestos o, si acaso, contribuyen con una cuota aplicada arbitrariamente por autoridades facilitadoras del abuso ya que cuando se trata de recaudar, no importa cambiar "pesos por tostones" y tomar dinero fresco para cubrir boquetes. En el camino, agreden a los contribuyentes establecidos que, para colmo, son cargados con mayor costo en sus contribuciones, si es que acaso quieren trabajar.

La piratería es otro cargo a la economía nacional.

Vendedores de mercancías de todo tipo: desde material para Internet, electrónicos, ropa de procedencia extranjera, baratijas y chuchulucos. La inmensa mayoría de pésima calidad que sólo resuelven en el breve lapso las necesidades del consumidor y que desgastan la economía de los productores regionales. Usted, yo y todos sabemos dónde están y qué venden, con la complacencia de las autoridades que debieran respondernos a la confianza que les depositamos.

Otros más han aprendido la lección contraria a los más elementales principios de la administración: en México y La Laguna premiamos la ineficiencia. Le cito un solo ejemplo: si Usted quiere evadir pagos, por ejemplo el predial, deje de hacerlo y espere un tiempo razonable, quizá algunos años a que vengan los tiempos de las ofertas con descuentos de intereses y hasta quitas de capital. Hace algún tiempo leía las declaraciones de funcionarios públicos que citaban cifras de pagos recibidos en tales condiciones, festejando su esfuerzo y el ¡éxito! de su campaña. ¿Qué le parece?

Todos esos son impuestos extraordinarios, que pocas veces reconocemos y que en mucho encarecen nuestros presupuestos. Agregue los otros que denominamos "mordidas" para que nos atiendan o los numerosos franeleros, lavadores de coches, pordioseros y mendigos que han invadido las calles pidiendo nuestra cooperación económica, impuestos sociales que existen por la falta de aplicación de la ley y el orden social.

Habrá que recordar que la incapacidad de gobernar, por las razones que Usted quiera, ha llevado a los funcionarios públicos a ceder, conceder y hasta ser cómplices de los defraudadores fiscales.

Las explicaciones sociopolíticas son varias, entre ellas el reconocimiento de la inconformidad ciudadana por las condiciones sociales en que vive y el cálculo de las autoridades de la real posibilidad de que existan brotes de inconformidad popular con violencia.

Para ejemplificar lo anterior, simplemente lea el periódico de hoy.

El otro elemento con el que cuentan unos y otros es la pasividad de los clase medieros, tradicionalmente los más conservadores entre todos los niveles sociales de las comunidades.

Unos, los favorecidos, tienen el argumento del capital; los otros, pobres y míseros, la manifestación pública y hasta la organización en agrupaciones clandestinas, como las llamadas autodefensas, que no sólo reciben la anuencia del gobierno, sino hasta armamentos, trabajos y uniformes; la verdad es que no les queda otra opción. ¿Qué le parece nuestra realidad nacional?

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