Más que aclarar dudas y explicar detalles en sus comparecencias en el Congreso estatal, los secretarios del gabinete del gobernador Rubén Moreira generaron nuevas interrogantes entre los espectadores de la cosa pública. Resulta que, según nuestros subagentes disfrazados de curul, varios de ellos acudieron a la máxima tribuna del estado con informes raquíticos y sin actualizar. Uno de los casos fue el del zar financiero Ismael Ramos, quien no sólo dejó a todos con la incógnita sobre en qué se invirtió el dinero de la megadeuda que según él está perfectamente justificada, sino que además llegó con carpetas y hojas con números de septiembre para reportar lo sucedido en todo este año. Otro caso fue el de la zarina de Cultura, Ana Sofía García, quien no tardó más de 30 minutos en exponer sus “resultados” y entregó a la prensa un “superinforme” de... tres hojitas.
Pero quien se voló la barda fue el secretario de Desarrollo Clientelar -perdón Social-, Rigo Fuentes, quien entregó un reporte con cifras sobre medición de pobreza ¡de 2012! Es decir, cuando don Rubén no había cumplido ni un año en el cargo. Uno más de los despistados fue el secretario de Educación, Jesús Ochoa. Al cuestionársele sobre la deuda por los interinatos de los maestros, don Chuy dijo que el monto era de 86 millones de pesillos, cuando un día antes el gobernador había dicho que ya le habían bajado a la mitad. Y es que el secretario tampoco traía las cifras actualizadas. Entre todo esto, lo que sí quedó claro es que con estos colaboradores, don Rubén no necesita detractores.
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Tal parece que el estado de Coahuila se ha convertido en uno de los “patitos feos” del sistema financiero nacional a raíz de la megadeuda del Profe Moreira I. Cuentan los subagentes disfrazados de cheques posfechados que para la contratación de los nuevos créditos por 2,500 millones de pesillos para pagar a los acreedores nuevos y heredados, el gobierno de Coahuila lanzó una convocatoria a 12 bancos del país... pero sólo tres respondieron. Dos de ellos dijeron que le entraban a prestar el dinero, pero sólo una parte, y el otro dijo que “claro que sí, cómo no”, pero ofreció una tasa de interés por las nubes. Al final, y ante el escaso quorum, los créditos quedaron repartidos entre los tres. Por si fuera poco, la famosa reestructuración anunciada por el Ejecutivo estatal y autorizada por el Congreso local ya no se hará en este año sino hasta muy entrado 2015, ya que las posibles instituciones prestamistas no están muy convencidas. Este hecho pone en duda el discurso del gobernador Rubén Moreira sobre el orden y fortaleza financieros que ha alcanzado la entidad durante su mandato, ya que los bancos siguen mostrando desconfianza respecto a la solvencia del estado. Pero también llama la atención la escrupulosa actitud que asumen ahora las casas financieras al no querer prestarle a la endeudada provincia coahuilense, cuando en la pasada administración dieron todas las facilidades para soltar billetes a diestra y siniestra sin reparar en que varias de las solicitudes presentaban documentos y decretos falsificados. Pero claro, como toda la deuda, contratada de forma legal o ilegal, ya fue lavada por el Congreso estatal, los bancos se dan por bien servidos, y ahora sí ya no quieren “más problemas”.
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El que parece andar en plena campaña buscando acaparar todos los reflectores es el alcalde de Torreón, Miguel Riquelme. Nuestros subagentes vestidos de despensas nos informan que el munícipe no quedó conforme con los cuatro mensajes que dio con motivo de su primer informe de gobierno, ya que le robó cámaras a la presidenta honoraria del DIF Municipal, Marcela Gorgón, quien es además su esposa. Y es que primero don Miguel no se aguantó las ganas de dar la “primicia” de la nueva obra proyectada para 2015. Bueno, eso de nueva es un decir, ya que se trata del tan llevado y traído proyecto de la Ciudad DIF, planeado y abandonado en la administración de Eduardo Olmos, también conocido como el “amigo incómodo”. Según nos informan, la noticia la iba a dar a conocer doña Marcela ayer en su informe de actividades como una de las buenas nuevas de lo que vendrá para Torreón el próximo año. Pero no fue todo. Después del informe, Riquelme tomó los micrófonos en la rueda de prensa y se puso a dar un discurso más extenso que el de la propia primera dama, quien se supone que era la estrella del acto. Este hecho provocó algunos comentarios acerca de la sobreexposición que está teniendo el alcalde de Torreón y hasta algunas recomendaciones en torno a que tal vez sería bueno que don Miguel dejara un poco de espacio en el escenario para la gente que le ayuda. Si bien es cierto que la máxima autoridad municipal se ha esforzado con su cuasi omnipresencia por marcar una diferencia con su antecesor, quien en los momentos más importantes brillaba por su ausencia, el exceso de protagonismo a veces puede resultar poco recomendable.
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Para no perder la costumbre, otro conflicto ha surgido por el proyecto de una obra de vialidad en Torreón. Pero el caso que a continuación le vamos a relatar trae el ingrediente extra de que una de las “afectadas” es una servidora pública. Se trata de la regidora priista y primera decoradora del ayuntamiento, Lourdes Quintero, quien además suspira por una hamaca con bono en San Lázaro. Nuestros subagentes disfrazados de tazas de café nos informan que doña Luly alega que los terrenos del estacionamiento de la Dirección de Seguridad Pública Municipal, ubicados en Periférico y avenida Bravo, son de su propiedad y que, por lo tanto, antes de iniciar la obra del paso a desnivel recientemente anunciada deben pagarle una indemnización. El asunto ha llegado a la oficina del director de Obras Públicas, Gerardo Berlanga, que pocos saben qué hace además de pagar bodas suntuosas. Y según cuentan, Berlanga ya se comunicó con sus jefes de Saltillo, específicamente a la Secretaría de Infraestructura para advertir de las negras intenciones de la regidora y les sugirió que no le hagan caso en sus reclamos. Hasta el mismísimo jefazo de la Policía Municipal, Adelaido Flores, puesto en jaque en estos días por las denuncias contra sus traviesos muchachos, ya se metió en el pleito para decir que los predios en cuestión no son de Quintero, sino que desde hace ocho años son propiedad del ayuntamiento. Pero dicen que la regidora no se va a quedar conforme y que podría presentar un recurso legal con el cual amenaza parar la obra. En fin, a ver qué pasa con este asunto, pero todo indica que la primera decoradora le está causando más problemas que beneficios a quienes la pusieron en el Cabildo. “Cría cuervos...”, dice el refrán.
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Otro municipio en donde las obras suelen atorarse es el de Gómez Palacio. Y es que desde hace años se ha hablado de la necesidad de construir un nuevo hospital general porque que el actual, al igual que en Torreón, ya resulta obsoleto. Pero el tortuguismo burocrático ha hecho de las suyas una vez más. Primero se dijo que el proyecto no podía avanzar porque no había dinero presupuestado desde la Federación. Luego se dijo que no había dinero porque no había terrenos. Pero ahora que los predios ya fueron puestos a disposición por el ayuntamiento que encabeza José Miguel Campillo, pues ya no atinan a decir qué es lo que está deteniendo el proyecto. La semana pasada el secretario de Salud estatal, Eduardo Díaz, comentó que ahora que ya se cuenta con los terrenos, los trámites “irán más rápido”, y dio a entender que el “atorón” está en la capirucha del esmog. Pero lo cierto es que cuando se le preguntó que cuándo iniciará la obra, respondió que “por ahí de mediados de 2015”, sin dar una fecha precisa. No obstante, se sabe que el proyecto fue objeto de observaciones por las dependencias centrales que autorizan este tipo de obras y que es ahí donde radica el problema. Total que, cuando se trata del desarrollo de La Laguna de Durango, las autoridades estatales no dan una. Muy diferente a lo que ocurre en la capital de los alacranes -de dos y ocho patas-, en donde ya se tiene un hospital hecho con toda la mano. Pobre comarca.
