Columnas la Laguna

DE POLÍTICA Y COSAS PEORES

ARMANDO CAMORRA

Un individuo sintió que su vigor de másculo potente ya no era el mismo de los pasados tiempos. Acudió a la consulta de un reputado médico, y éste, después del correspondiente examen, le informó que su atributo de varón estaba desgastado por efecto del excesivo uso que había hecho de él. Solamente le quedaban 15 veces para emplearlo antes de que se colapsara totalmente. Pesaroso y tribulado el sujeto llegó a su casa y le informó a su esposa lo que el médico le había dicho. "¿Quince veces nada más? -se consternó la mujer-. Debemos dosificarlas cuidadosamente. Haré una lista de fechas importantes: tu cumpleaños y el mío; nuestro aniversario de bodas; el natalicio de don Benito Juárez.". "Perdona -la interrumpió el marido-. Yo ya hice mi lista, y tú no estás en ella". Aquel señor supo que un amigo suyo estaba en el hospital. Fue a visitarlo y lo encontró vendado de pies a cabeza, igual que momia egipcia. Le preguntó, asustado: "¿Qué te sucedió?". Respondió el lacerado con voz feble: "Calculé mal". "No entiendo" -dijo el otro. Relató el hombre: "Estaba yo en la cantina. Después de tomarme varias copas me planté en medio del local y dije: 'Calculo que todos los que están aquí son unos apocados, blandos, caguetas, chafos, débiles, espantadizos, fofos, gallinas, huidizos, inútiles, jotos, lameculos, miedosos, nalgasprontas, ñoños, ojetes, pusilánimes, quejicas, rajones, soplapollas, timoratos, urachos, valemadres, yuntos y zainos, por no decir que son culeros'". Se levantó de su mesa un individuo. Medía 2 metros de estatura, y debe haber pesado 130 kilos. Te digo: calculé mal". Lamentable en todos los sentidos es la renuncia de Cuauhtémoc Cárdenas al PRD. Si la decisión que tomó se finca en las razones que adujo, su salida debió haberse producido hace bastante tiempo. En efecto, desde hace años el partido del sol azteca empezó a perder su identidad en aras de ganar posiciones políticas y privilegios económicos. A fin de conseguir tales ventajas llegó a establecer alianzas con la derecha más extrema. Era cosa de risa para unos, de indignación para otros, ver a ese partido, supuestamente de izquierda, apoyando a candidatos postulados por el PAN. Fue entonces cuando Cárdenas debió irse de ese PRD que violentaba sus principios. Lo hace ahora en medio de una difícil coyuntura para la organización, cuando los sucesos acontecidos en Guerrero golpean duramente al perredismo y cuando una nueva dirigencia nacional acaba apenas de hacerse cargo del partido. Debió haber dado tiempo al nuevo grupo para que mostrara el rumbo que iba a tomar. Esa buena voluntad habría favorecido la unidad en vez de llevarlo a él a la ruptura. Su salida causa grave daño al PRD, pero también afecta al ingeniero Cárdenas en su calidad de líder moral de la izquierda. ¿De cuál izquierda es ahora líder? ¿Fundará otro nuevo partido? ¿Apoyará a López Obrador, que tanto lo ha humillado y ofendido? También él queda de alguna manera en la orfandad. Su renuncia fue un mal asunto, de esos en que todos salen perdedores. El único ganancioso es AMLO, que así se fortalece ante los perredistas, debilitados por la pérdida de su fundador. Se le siguen acomodando las fichas al tabasqueño, que prácticamente solo, sin rival alguno, camina entre ruinas rumbo a su próxima candidatura. Una mujer de bastante edad se presentó ante el juez y le dijo que quería divorciarse de su esposo. Le preguntó el letrado: "¿Qué edad tiene usted?". Respondió sin vacilar la querellante: "35 años". "¿35 años? -se amoscó el juzgador-. Tengo aquí su certificado de nacimiento, y muestra que tiene usted 50 años de vida". "Su señoría -opuso con tono de reproche la mujer-. A los 15 años que pasé con ese caborón ¿los llama usted vida?". Un niñito fue al zoológico con sus papás. El señor fue a comprar algo, y la señora llevó al pequeño a ver los elefantes. En el momento en que llegaron el macho mayor puso en evidencia por qué era el mayor. Preguntó, curioso, el niño: "¿Qué es eso?". La mamá, turbada, respondió en forma evasiva: "No es nada; no es nada". En eso llegó el señor. "Papi -le dijo el pequeñín-, le pregunté a mi mami qué es eso que tiene el elefante, y me dijo que eso no es nada". "Bueno -respondió el genitor atusándose el bigote, ufano-. Tu mamá simplemente comparó". FIN.

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