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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

El escándalo de la “Casa Blanca” de los Peña Rivera –o, Rivera Peña, como guste– y las reacciones de sus protagonistas, han puesto de moda un nuevo género de entretenimiento: telenovela real política. En este sentido, las provincias internas del Virreinato no han querido quedarse atrás y han comenzado a realizar sus propias producciones. Tal es el caso de la provincia de la antigua Nueva Extremadura, mejor conocida como Coahuila de Moreira –perdón, de Zaragoza–, en donde el auditorio ha sido agasajado en los últimos días con un culebrón que bien podría titularse Cuando se hace bolas el engrudo. Y es que eso es precisamente lo que ha ocurrido con el truculento asunto del robo de los documentos que, supuestamente, revelarían el oscuro destino de la megadeuda del Estado.

Desde que El Siglo de Torreón dio a conocer el caso hace más de una semana, los funcionarios del gobierno de Coahuila no atinan a dar una versión oficial coherente. Primero, el tesorero Ismael Ramos dijo que los papeles de marras habían sido sustraídos y hasta se había presentado una denuncia en diciembre de 2012. Pero luego de que el mismísimo gobernador Rubén Moreira salió a decir que él nada sabía de robos o extravíos, don Lito metió reversa forzada y declaró que no se trataba de hurto sino de omisión en la entrega-recepción. Ah, bueno. Pero ya cuando la Procuraduría de Justicia y la Secretaría de Fiscalización parecían apoderarse del control de daños, el subsecretario de Deuda Pública, Armando Rubio, vino a arruinar el parche al decir que, efectivamente, como se había publicado, faltaban documentos y no sólo acerca de la deuda sino de otras cosillas. Los agudos observadores de la cosa pública comentan que esta falta de sintonía entre las dependencias estatales refleja que, contrario a lo que dicta la retórica oficial -ese subgénero de la literatura fantástica-, el barco sigue haciendo agua por el mismo agujero, que no es otro que el de la deuda, que se dice llegó a ser de 41,000 millones de pesillos. Pero más allá de esto, nos topamos con que, una vez más, regresamos a donde mismo: ¿en dónde quedó la carísima bolita? Tal parece que la vuelta de página que sugirió el gobierno estatal fue de 360 grados. Pero cuchichean los que saben que a principios del próximo año, cuando comience el juicio del extesorero Javier Villarreal en las tierras del Tío Sam, saltarán nuevas pistas sobre a dónde fue a parar el dinero y que, como dice la canción, para abril o para mayo habrá interesantes sorpresas. No le cambie.

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A propósito de desbajarustes provinciales, corre la especie de que un grupo de ciudadanos de diferentes organizaciones en el ámbito nacional está preparando una serie de dardos contra funcionarios que han abusado de su poder (¡qué raro!) para beneficiarse e, incluso, enriquecerse. Al parecer, las tragedias y escándalos que han puesto a esta República de folletín bajo los reflectores de medio mundo, han derramado el vaso de las asociaciones civiles quienes se muestran hasta el copete de tanta corrupción. Y no es para menos, porque en todo este río revuelto han salido salpicados hasta los partidos más santurrones. Es como si alguien hubiera cogido una masa de inmundicia y la hubiera arrojado al ventilador. Lo interesante del asunto es que quienes están urdiendo esa estrategia legal han revelado que entre los políticos a saetear están varios gobernadores y exgobernadores, con lo que surge la interrogante de si por estas tierras norteñas no hay quien ya puso sus barbas a remojar. Habrá que ver cómo vienen los flechazos.

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De la capirucha del esmog nos llegan intrigantes misivas sobre la regañiza que el preciso Enrique Peña Nieto les propinó a todos los integrantes de su gabinete la semana pasada. Bueno, eso de “a todos” es un decir, porque ya sabemos bien que para el gran tlatoani el “único que trabaja” es el superintendente de Dolores, Luis Videgaray, mejor conocido como el “Chico Maravilla”, a quien don Enrique no toca ni con la pluma de una gaviota. Según se cuenta, el preciso está tan encanijado con el estrepitoso desplome de la imagen de su gobierno, que en reciente encerrona repartió culpas a diestra y siniestra entre los secretarios como si fuera un agorero del Apocalipsis en pleno metro de Nueva York. Dicen los enterados que a uno de los que peor le fue es al secretario de Agricultura, Enrique Martínez, quien fue señalado con dedazo flamígero por “haber permitido” que los campesinos dejaran la tierra y se fueran a la calle a protestar con los cientos de miles más que se han unido al ronco grito de Ayotzinapa. O sea, en pocas palabras, el exgober no hizo su chamba, a decir del atribulado habitante de Los Pinos. Esta situación ha puesto de nervios al funcionario coahuilense y a su gente, sobre todo luego del “anuncio del anuncio” que hará Peña mañana sobre “cambios profundos” en su gobierno. Al respecto, comentan los versados que algunos servidores públicos federales ya están llenando sus cajas en sus oficinas, entre ellos el procurador cansado, Jesús Murillo Karam, el propio Martínez e, incluso, el mismísimo secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong. ¿Será?

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Y ya que hablamos de cambios y cambiazos, nuestros subagentes disfrazados de correveidiles nos informan que en el gobierno de Coahuila y en el ayuntamiento de Torreón también sopla fuerte el viento. Cuentan que el gobernador Moreira, de cara a la segunda mitad de su gobierno, está preparando enroques y reemplazos de piezas en su gabinete que, se dice, no han dado el ancho. Entre los candidatos a recibir las gracias se menciona al procurador Homero Ramos Gloria, quien últimamente ha estado muy reservado -y fastidiado, rumoran- con la bola de nieve que es la megadeuda y las denuncias que se presentaron desde hace varios años sin que haya avances en las investigaciones. Para suplirlo, ya se bajaran varias cartas. Una de ellas es el subprocurador Juan José Yáñez, quien ha batallado para evitar que el grave asunto de los desaparecidos afecte más a su ya de por sí afectado patrón. Otra es el secretario del Ayuntamiento de Torreón, Jorge Luis Morán, diestro en las artes de los pájaros en el alambre, quien volvería así a las filas del gobierno estatal (si es que algún día las abandonó). En caso de concretarse este movimiento, quedaría vacante la silla del primer operador municipal, pero aún no suenan prospectos para ocuparla. Dicen los que saben que estos cambios responden al interés de don Rubén de ir allanando el camino al Palacio Rosa a su delfín, Miguel Riquelme, quien ya vio que Javier Guerrero, el consentido de la Sedesol federal, ha empezado a tejer su red clientelar en el estado. Habrá que ver.

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Quien sigue encaminada en su ruta por parecer una verdadera oposición en el Cabildo torreonense es la regidora de Movimiento Ciudadano, Mayela González. Luego de arrojarse contra las cabezas del ayuntamiento por el tema de la deuda y los oscuros manejos financieros, ahora está en busca de un nuevo derrotero. Se oye que ha comenzado a apuntar sus baterías hacia el controvertido convenio que firmó la Presidencia Municipal con el Club Santos Laguna para no sólo condonarle jugosos impuestos sino además donarle 20 millones de pesillos. Y es que, según la regidora, el recurso es necesario para aplicarlo en programas sociales o en la mejora de servicios de la ciudad que, luego de las lluvias y las obras de alumbrado, están bastante afectaditos. Cuentan que ya se encuentra analizando los mecanismos legales para demandar la revocación inmediata del convenio. A ver si los generosos fanáticos del “equipo de todos” que hay la Presidencia Municipal lo permiten, empezando por el alcalde.

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Todo indica que en la Vicefiscalía de La Laguna de Durango no han entendido la nueva dinámica de los juicios orales que plantea el sistema acusatorio de justicia penal, tan presumido por el virrey Jorge Herrera Caldera. Y es que, según se ha dicho, con dicho sistema se promueve la transparencia, la apertura y la claridad en el oscuro aparato judicial. Pero parece que a la dependencia que encabeza el vicefiscal Gerardo Salazar Mejorada no ha llegado el memorándum que indica el cambio en el estilo de procurar y hacer justicia, ya que los vacíos de información, las negativas y los portazos a quien comente el grave atrevimiento de preguntar algo, están a la orden del día. A ver si la fiscal Sonia Yadira de la Garza se da una vueltecita por estas olvidadas tierras laguneras para experimentar cómo es la “mística” de trabajo en la Vicefiscalía.

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