De pronto las hojas de los árboles se pintaron de bellos colores. Encendidos rojos.
Cafés.
Ocres serenos.
Amarillos luminosos.
El paisaje se puso muy bonito.
Casi tan bonito como un rompecabezas.
Adán estaba embelesado contemplando esa hermosura. Le dijo, extático, al Creador:
-Señor: ¡acabas de hacer el otoño!
-No -lo corrigió el Padre-. Acabo de inventar la pintura.
¡Hasta mañana!...