- Hoy predomina el cinismo de nuestra clase política que, sin rubor, mata la esperanza del pueblo confiada en que no pasará nada.
He venido sosteniendo que el nombre del juego en lo económico se llama inversión productiva. El país debe convertirse atractivo y confiable a la inversión productiva. Los recientes hechos de Ayotzinapa y Tlataya afectan la atractividad para las inversiones, pero además dejan en evidencia que al carecer de un verdadero Estado de Derecho, México no es confiable para invertir. Se les olvida a nuestras autoridades que "los capitales son cobardes por naturaleza" por lo que buscan siempre invertir en los lugares que dan el equilibrio entre riesgo y rentabilidad.
También he dicho que en lo político la prioridad se llama credibilidad. La credibilidad se gana en abonos y se pierde de contado. Se construye a través de la congruencia entre lo que se dice y se hace. Nuestras autoridades no han entendido esto y por lo tanto no han actuado en consecuencia.
Hoy predomina el cinismo de nuestra clase política que, sin ningún rubor, mata la esperanza del pueblo confiada en que no pasará nada. Pero se equivocan quienes creen que no pasa nada en México e irresponsablemente atizan el fuego del descontento social con sus abusos e ilegalidades.
El asunto de la llamada "Casa Blanca" ha socavado en forma grave la credibilidad de Peña Nieto, nos dice el periodista Catón, en su artículo "Credibilidad Dañada". A nadie nos conviene un presidente autoritario, pero tampoco uno debilitado en su credibilidad, porque esto nos robaría la esperanza a muchos mexicanos de que el país pueda empezar a limpiarse desde arriba.
Mientras esto sucede en el ámbito nacional, en mi estado natal Sinaloa tenemos que aguantar los caprichos del gobernador Mario López Valdez. Sinaloa es un estado donde su economía tiene una alta concentración en el sector primario y muy poco dinamismo en el sector industrial. Por eso cobra especial relevancia la inversión de mil millones de dólares que se lleva a cabo actualmente en el puerto de Topolobampo al norte del estado por un grupo alemán llamado Proman, que está instalando una planta de fertilizantes en coinversión con un grupo industrial sinaloense.
Hace unos meses el grupo Proman, a través de una subsidiaria en México, inició la construcción de la planta contratando a la constructora Procasa, para que hiciera los trabajos de terracerías. De repente apareció un grupo de transportistas de una alianza CTM (que en Sinaloa controla el ex gobernador Juan Millán) y bloqueó la obra exigiendo que se les dé el 50% de los acarreos porque ellos tienen un supuesto convenio (que nunca mostraron) con el Gobierno del Estado que obliga a que en las obras del gobierno los aliancistas participen en los acarreos.
Olvidan los aliancistas de la CTM que esta es una obra privada, y no del gobierno. Para colmos, el gobernador citó a los contratistas y a los transportistas y les dijo que "la riqueza se tiene que repartir". Todo esto ante el asombro de los inversionistas alemanes que no entienden nada y menos las actitudes del gobernador que debería garantizar el Estado de Derecho y la inversión, y no ser el principal promotor de la extorsión a la que se está sometiendo a la constructora.
Además, el gobernador se reunió con los inversionistas alemanes para ofrecerles que no se preocupen, que él les recomienda otra constructora que les hará la obra 10% más barata, pero que los acarreos los tienen que repartir. Los alemanes no pueden creer lo que sucede en este país y en Sinaloa.
La constructora se ha defendido jurídicamente; y el gobernador, no conforme, amenazó públicamente a los contratistas declarando: "Voy hacer sentir el peso del águila". Y a partir de esa fecha ante una supuesta amenaza a los transportistas, se interpuso una demanda penal contra los contratistas de Procasa.
¿Este es el país atractivo y confiable a la inversión productiva que queremos promover? ¿Y estas nuestras autoridades llenas de credibilidad que promueven la inversión?
¡Viva México! Viva…
Twitter: @ClouthierManuel
