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La Columna de Rosell

Rafael Rosell

No podía ser de otro modo, con ese drama gratuito que provocan las fallas de la ofensiva lagunera, todo al límite, todo al borde del colapso nervioso. Otra vez Darwin tuvo la del finiquito, la que liquida y otra vez el zigzagueante colombiano erró. Por el otro lado un futbolista de 42 años y con aspecto de chofer de pesero enloquece a toda la defensa santista, Cuauhtémoc Blanco en quince minutos empuja a su equipo al empate. En el primer tiempo dos pelotas perseguidas con determinación por Andrés Rentería provocan errores del arquero Alfredo Frausto y Santos Laguna se va arriba dos a cero, pero a este Santos nadie se la cree, nadie lo da por hecho, en este torneo en especial lejos de caer el que liquida vienen los de la remontada del rival. Puebla no deja de luchar, quieren a su técnico y lo demuestran matándose en la cancha, Blanco atrae la atención pero es Luis Miguel Noriega la pesadilla recurrente de todos los laguneros, estrella un misil en el larguero, aparece en todos lados provocando el desasosiego en la última línea Guerrera.

Pero la naturaleza pasó la factura, Blanco aceleró quince minutos y agotó su escaso combustible, dejó de generar, Santos recuperó el balón y la calma, se volvió a jugar en la cancha del local, después de insistir incesantemente Izquierdoz resuelve en el área como Ibra y los Guerreros regresan a la liguilla… No tan rápido, el reloj, el peor enemigo del Santos este torneo indicaba que faltaban ocho minutos más el alargue, una eternidad sin duda y una garantía de que vendrían oportunidades para La Franja. Llega el noventa y con él la arritmia ya es un tambor africano.

En la compensación Blanco se perfila en un tiro libre (ya había anotado uno con la complicidad de la barrera) el viejo diez sigue conservando el punch en su pie derecho, cobra buscando el palo derecho y aparece Izquierdoz para salvar la calificación, el central argentino escogió el partido ideal para dar por mucho su mejor actuación, rozó lo heroico el llamado Cali. Y luego…el terror, Mauro Cejas comete un error estúpido, prefiere regalar un penal que ser golpeado en el rostro por el balón. Delgadillo no tiene más remedio que marcarlo y el resultado final todos los sabíamos, Cuauhtémoc no falla un penal desde la invención de la rueda.

Los dos goles del Cuau se caracterizaron por el miedo de futbolistas profesionales de recibir un balonazo, en el primero Rentería e Izquierdoz literalmente se abrieron y en el segundo lo de Cejas imperdonable, ¿que te vino el balón de improviso?, bajas el rostro, cierras los ojos, pegas los brazos a tu cuerpo y aguantas ¡demonios! en cualquier momento y en cualquier juego, ¿pero en las circunstancias de ayer? Por Dios, realmente inadmisible.

Pedro volvió a jugársela al definir temprano con Orozco, Djaniny, Rentería y Darwin, si estos no sepultan al rival con goles, de tres para adelante, el asunto pasa a complicarse y feo. Después, conforme el juego se aprieta Pedro se va al otro extremo y en su intento por reforzar la defensa debilita a su equipo con las salidas de Darwin y Juan Pablo. Al final el peor torneo de Caixinha, aquí no hay discusión, el asunto es que los Guerreros fueron mediocres, ocho empates son muchos para lo presupuestado para un equipo diseñado para vencer o morir y no quedarse en grises medianías.

Soy de los que creen que Pedro debe de seguir, existe todo un proyecto en continuo movimiento, una infraestructura deportiva que tiene como centro al portugués y su cuerpo técnico. Para mí bien vale la pena continuar este proceso. Podría terminar con el clásico, "bueno usted siempre tendrá la mejor opinión", la verdad nada me hará cambiar de parecer, Pedro debe de seguir.

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