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Tristes saldos de la Revolución

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Tristes saldos de la Revolución

Tristes saldos de la Revolución

Sergio Sarmiento

Hemos visto esta semana pasada las habituales celebraciones de la Revolución Mexicana. Como siempre, los políticos nos han hablado maravillas de la lucha armada. La clase política sostiene que vivimos en un país próspero, equitativo y libre gracias, precisamente, a la Revolución (así la escriben, con mayúscula).

Pero, ¿realmente vivimos en un país próspero, equitativo y libre? Y, ¿fue la contienda armada la que nos hizo vivir en un mejor país?

Es cierto que México es hoy más próspero que en 1910, pero menos que otros países que no tuvieron una revolución y que han avanzado mucho más. México tenía en 1910 un producto interno bruto por persona de mil 960 dólares internacionales de 1990 (Angus Maddison). En Estados Unidos se registraba un nivel de cuatro mil 964. El estadounidense promedio en 1910 era 1.5 veces más rico que el mexicano.

Nuestro país sufrió entonces una revolución de la que surgió el régimen del PRI. Estados Unidos no tuvo el privilegio de contar con una revolución que le permitiera convertirse en un país más próspero, equitativo y libre. Pero, ¿cuál ha sido el resultado?

Uno podría haber esperado que México alcanzara y superara a Estados Unidos. Una y media veces de ventaja en prosperidad no es irremontable en un siglo. Singapur tenía un ingreso per cápita de la mitad del mexicano en 1950, pero hoy es más rico no sólo que México sino incluso que Estados Unidos.

Pues bien, en 2013, según el Fondo Monetario Internacional, México tenía un PIB per cápita de diez mil 650 dólares nominales, mientras que Estados Unidos alcanzaba los 53 mil 001 dólares. En 2013 el estadounidense promedio era, sin una revolución, cuatro veces más rico que el mexicano.

Tampoco es México un país más equitativo. Estados Unidos, pese a no haber tenido una revolución, registraba en 2010 un índice de GINI, el indicador de equidad en que 0 es igualdad absoluta y 100 concentración de toda la riqueza en una sola persona, de 41.1 según el Banco Mundial. El registro de México era ese mismo año de 47.2. No sólo somos más pobres, también más desiguales.

Pero, ¿somos más libres por la Revolución? Por supuesto que no. Tenemos un sistema democrático imperfecto, dominado por grupos de poder y por los jerarcas de los partidos. Ellos son los que se aprovechan de la riqueza del país. Estamos peor que con Porfirio Díaz.

Mucho se nos ha dicho que en los tiempos de don Porfirio México vivía en pobreza, inequidad y autoritarismo. Y quizá sea cierto. Lo que no nos dicen los apologistas del régimen es que durante el gobierno de Díaz México tuvo por primera vez crecimiento económico desde la Independencia.

La Nueva España, a pesar de ser una colonia, era próspera, casi tanto como Estados Unidos. Fueron la guerra de independencia y los subsecuentes levantamientos armados los que detuvieron el crecimiento de nuestro país hasta la década de 1880, cuando la paz porfiriana permitió nuevamente la seguridad y la inversión.

La Revolución no sólo costó un millón de vidas sino que significó un nuevo golpe a la inversión y a la productividad. Lo peor de todo es que no sirvió para darnos ni un mejor gobierno ni un mejor sistema económico. Si México sigue sufriendo pobreza hoy es precisamente por el régimen que surgió de la Revolución.

Twitter: @SergioSarmiento

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