Siglo Nuevo

El ébola y la hora del deber

Contra la inteligencia de la muerte

Foto: EFE / AP

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Iván Hernández

Causante de fiebre hemorrágica, el ébola es un personaje para morir. En poco más de diez meses acumula cinco mil víctimas mortales en los territorios afectados por el brote. Su propagación ha conseguido que países como Cuba y Estados Unidos hagan causa común.

Ha habido en el mundo tantas pestes como guerras. Y, no obstante, pestes y guerras cogen siempre desprevenida a la gente.

Albert Camus

Hablar de temas médicos, especialmente cuando se trata de alguna enfermedad, y más aún cuando el mal en cuestión tiene la febril característica de confrontarnos con la fatalidad, implica poner cara de circunstancias -la del paciente sentenciado o la del familiar lleno de angustia-, acatar las recomendaciones del galeno y apelar a la que nunca muere hasta no verla sepultada, la esperanza.

Detrás del brote de ébola ocurrido en África y trasladado vía aérea a Estados Unidos y España -destinos en los que se afirma que no hay riesgo de brote- hay una historia que merece contarse. La limitante impuesta en el primer párrafo bien podría interpretarse como una coordenada insalvable que nos restringe el derecho a imaginar y agregarle golpes de efecto a la narración. Pero, al tratarse de un asunto humano, por mucho que los epitafios se esmeren en darle una tesitura definitiva al grito existencial, no habrá final hasta que en el último de nosotros se haga de noche, y la posibilidad del día siguiente se apague por completo.

Es cierto, al tratarse de un asunto serio, las posibilidades de explayarse son menores. A cambio de eso, queda, siempre imposible de dimensionar con las justas palabras, la realidad. Sin embargo, algo habremos de contar, mejor dicho, resumir, para bosquejar la historia de un mal nacido, al menos para el género humano, junto a un río africano que le dio nombre.

EL PERSONAJE TÉCNICO

Se trata de un virus, uno muy certero cuando el objetivo es sacudir el estuche del alma hasta despojarlo de cualquier aliento, sus brotes han alcanzado tasas de mortalidad de un 90 por ciento. Antes, la enfermedad que produce era conocida como fiebre hemorrágica de ébola, el cambio favorable ha sido favorable si se piensa en que la visión de muertes por enfermedad a gran escala ya es suficientemente atroz como para agregarle temperaturas por encima del límite humano permisible y el aparatoso tinte de la sangre.

Todo es mejor cuando se le escatima el escarlata a la letra, por algo, las autoridades sanitarias en Coahuila y Durango, hace algunos años, se cuidaban tanto de confirmar casos de dengue hemorrágico, siempre será mejor tratar con el dengue a secas, tanto en la habitación de un hospital como ante la opinión pública.

El ébola es uno de tres miembros de una familia conocida como filovirus que provoca fiebres hemorrágicas graves en seres humanos y primates. Los otros miembros de la familia son los virus Marburgo y Cueva. El género Ebolavirus comprende cinco especies identificadas con los lugares en los que se ha detectado: Zaire (hoy República Democrática del Congo), Bundibugyo (Uganda) y Sudán, otra especie fue encontrada en Filipinas y China, y una más en Costa de Marfil. Todas pueden infectar al ser humano, pero en el caso filipino y chino no se han registrado casos de personas enfermas, en el asunto marfileño un individuo presentó síntomas como los de la fiebre del dengue pero se recuperó.

El virus es transmitido a los sapientes recipientes desde animales salvajes y de ahí nace el contagio persona a persona. La comunidad científica ha determinado que los huéspedes naturales del ébola son los murciélagos frugívoros (que se alimentan de frutos) de la familia Pteropodidae.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha documentado casos, en África, de infecciones asociadas a la manipulación de chimpancés, gorilas, murciélagos frugívoros, monos, antílopes y puercoespines infectados que fueron hallados, enfermos o muertos, en la selva. El virus se introduce en el ser humano cuando hay contacto con órganos, sangre, secreciones u otros líquidos corporales de animales infectados.

La transmisión de persona a persona no varía mucho, se da a partir del contacto con órganos, sangre, […] de infectados, o por el contacto directo con materiales contaminados, así ha pasado con personal sanitario que atendió a algún paciente y no observó las precauciones pertinentes.

Dos datos nos hablan de la capacidad del virus para propagarse: en las ceremonias de inhumación (el velorio del difunto) los deudos que tienen contacto directo con el cadáver pueden infectarse; un varón puede seguir transmitiendo el virus mediante su semen hasta siete semanas después de la recuperación clínica.

La comunidad científica piensa que ni los chimpancés, ni los gorilas, ni los seres humanos son el organismo natural que aloja el virus, se trata de huéspedes accidentales.

BAUTISMO CON AGUA DE RÍO

La primera detección del virus data de 1976. Aquel año hubo un par de brotes, simultáneos, en Sudán (Nzara) y en la República Democrática del Congo (Yambuku). La aldea en que se produjo el segundo brote está situada cerca del río Ébola. Para mayores referencias sobre las veces en que se ha confirmado la aparición del ébola hay una tabla adjunta.

La historia del brote que ocupa, y preocupa, a la comunidad internacional actualmente ya ha sido narrada de forma eficiente por la OMS. Uno de sus artículos, con el título Inicio en Guinea: el brote se irradia -sin detectarse- durante más de tres meses, comienza con las siguientes líneas: El 26 de diciembre de 2013, un niño de dos años del remoto pueblo guineano de Meliandou enfermó misteriosamente. Los síntomas que presentaba eran fiebre, heces negras y vómitos. Murió dos días después.

La lectura, ampliamente recomendable, tiene un tono de documento periodístico que cualquier doctor haría bien en emplear antes de despachar al paciente con una receta inescrutable, una palmada en la espalda y la invitación a dejar el dinero de los honorarios con la secretaria.

Pero sigamos, ese niño fue el primer caso de ébola en África occidental. La narración de la OMS no escatima contexto ni recursos literarios. Menciona los años de inestabilidad civil en el país, la explotación de los recursos naturales por parte de empresas mineras y madereras, los cambios que eso generó en la zona del bosque denso. Con tal combinación como propulsor, los murciélagos de la fruta, […] se acercaron a los asentamientos humanos.

Lo demás es imaginarse, con casi absoluta certeza, a los cazadores que atraparon animales infectados por los murciélagos, probablemente monos, antílopes, ardillas; a las esposas que prepararon la carne para la familia, y al virus del ébola introducido en una población altamente vulnerable, sin nadie para llamar la atención sobre su presencia.

EMERGENCIA INTERNACIONAL

Meliandou se encuentra en una zona en la que convergen las fronteras de Guinea, Liberia y Sierra Leona, países con altos índices de pobreza, con infraestructuras sanitarias seriamente dañadas y fronteras difusas, de constante tráfico laboral, escenario ideal para la propagación del “infame virus”, como es llamado más adelante en el documento de la OMS.

Miembros de Médicos Sin Fronteras (MSF) se encontraban en el país para hacer frente a un brote de paludismo. A principios de marzo, funcionarios de salud de Guinea, personal de MSF y de la OMS tenían claro que algo extraño y muy preocupante estaba pasando. Sin embargo, no había pistas definitivas, el agente causal permanecía oculto. Más de tres meses después de la primera muerte, el ébola seguía sin figurar entre los sospechosos de provocar las misteriosas muertes.

A mediados de marzo, un especialista de MSF recibió un informe de lo que pasaba en Guinea y pensó en una fiebre hemorrágica, podía ser el virus de Marburgo (el mayor brote de la historia se registró en Angola en 2004-2005), o incluso el ébola. Los análisis subsiguientes confirmaron el incluso, el de la peor especie, la de Zaire, la más letal de las cinco especies conocidas. El 23 de marzo, la OMS publicó en su sitio web la notificación oficial de un brote de ébola en el país africano.

Los días 6 y 7 de agosto se celebró una reunión del Comité de Emergencias del Reglamento Sanitario Internacional (CERSI). El tema a tratar fue el brote en África occidental. El 8 de agosto se difundió que la epidemia constituía una “emergencia de salud pública de importancia internacional”. Entre el 7 y el 9 de agosto, Guinea, Liberia, Nigeria y Sierra Leona habían notificado 69 casos nuevos, entre confirmados, probables o posibles, y 52 muertes.

UN ACCIDENTE SIN CURA

Si bien los seres humanos son huéspedes accidentales, el percance, literalmente, no tiene remedio. Hasta el momento no existe un tratamiento específico para combatir el ébola. En la OMS aseguran que se están evaluando algunos tratamientos farmacológicos. Tampoco hay una vacuna. La comunidad científica tiene varias en periodo de prueba, pero ninguna disponible para uso clínico. Los casos graves requieren de cuidados intensivos. Los enfermos suelen deshidratarse, de manera que necesitan reponer electrolitos por vía intravenosa u oral.

A principios de agosto, la administración de un medicamento experimental a dos profesionales sanitarios infectados encendió un debate acerca de si en el combate contra el virus deben utilizarse fármacos u otros tratamientos cuya seguridad no está demostrada con seres humanos. Como la cantidad del medicamento era limitada también se planteó la cuestión de quiénes debían recibirlo. El 11 de agosto, un grupo de expertos en ética médica, científicos y legos de los países afectados participó de una reunión para evaluar el papel de los tratamientos experimentales. Su conclusión fue que en las circunstancias particulares del brote, y siempre que se cumplan determinadas condiciones (el consentimiento informado, la libertad de elección, la confidencialidad, y demás) es ético ofrecer intervenciones no probadas cuya eficacia y efectos adversos todavía no se conocen, con fines potencialmente terapéuticos o preventivos.

SINTOMATOLOGÍA

Participar en el accidente del ébola significa padecer, en principio, la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta. Luego vienen los vómitos, la diarrea, las erupciones cutáneas, la disfunción renal y hepática, y, en algunos casos, las hemorragias internas y externas. La descripción técnica incluye la disminución de leucocitos y plaquetas, así como la elevación de las enzimas hepáticas.

Mientras el virus esté presente en la sangre y en las secreciones habrá posibilidad de contagio. De nueva cuenta, un dato perturbador, el virus ha sido aislado en el semen humano hasta 61 días después de la aparición de la enfermedad en un caso de infección contraída en el laboratorio. El período de incubación, es decir, el intervalo de tiempo desde la infección hasta la aparición de los síntomas, oscila entre los dos y los veintiún días. La confirmación por laboratorio, sin embargo, no es posible durante la incubación, además si hay un paciente fallecido con historia clínica compatible con el ébola la autopsia está contraindicada.

El diagnóstico del ébola obliga a descartar primeramente opciones como el paludismo, la tifoidea, el cólera, la peste, la fiebre recurrente, la meningitis, la hepatitis, otras fiebres hemorrágicas víricas y demás enfermedades. Además, sólo puede confirmarse mediante pruebas de laboratorio como el aislamiento del virus mediante cultivo celular. Las muestras de los pacientes suponen un enorme peligro biológico, las pruebas tienen que realizarse en condiciones de máxima contención.

ARMA BIOLÓGICA

En la red de redes hay disponibles algunos documentos en los que se adjudica, no la invención, pero sí la alteración del ébola a la siniestra industria bélica. Se supone que personal militar norteamericano de Fort Detrick, una instalación del Comando Médico del Ejército de los Estados Unidos ubicada en Maryland, investigó el virus en la zona donde surgió el actual brote y lo habría modificado desde hace ya varios años.

Para acabar de encender las sospechas, la portavoz adjunta del Departamento de Estado de EEUU, Marie Harf, en un video disponible en Internet, dijo las palabras “ataque de ébola” y dio pie a un montón de especulaciones.

Los propósitos de alterar el virus, serían, de acuerdo a la teoría del complot, su diseminación fatal para el beneficio económico de la industria de armamento biológico-farmacéutico, y el cumplimiento de la agenda de despoblamiento de extensas zonas planetarias. El ébola modificado convierte a los infectados, según esta percepción, en “bombas de sangre” y se afirma que una pandemia mundial podría iniciarse con una sola persona en un solo vuelo internacional.

Richardo Preston, autor del libro Zona Caliente, publicado hace 20 años y que describe la aparición del ébola en África y Estados Unidos, en entrevista para El País, explicó que el virus del brote actual es prácticamente el mismo de hace 25 años, con la diferencia de que muta rápidamente: es muy probable que cada infectado transmita un virus sensiblemente distinto a otra persona. Dichas mutaciones lo hacen invisible para los análisis y medicamentos. La descripción que Preston hace del ébola es la siguiente: es un monstruo único. Es invisible. Es una especie de vampiro biológico. Se mueve en secreto y se extiende con la sangre.

El escritor tilda de ridículas a las versiones de que el ébola fue creado en un laboratorio. Los virus así, afirma, han infectado mamíferos durante los últimos 30 millones de años. La mejor prueba de que no fue creado en un laboratorio, según Preston, es que se trata de un virus demasiado listo, una fuerza de la naturaleza.

LA VISIÓN DE MSF

Para quienes gusten de las visiones menos institucionales y menos literarias, una buena fuente de información es Médicos Sin Fronteras. Desde que se declaró la epidemia en Guinea, esta organización tiene a más de tres mil

profesionales en la primera línea de batalla y ha ingresado a más de cinco mil personas a la vigilancia sanitaria. Bajo la supervisión de su guardia sanitaria mil pacientes han sobrevivido. No obstante, el mensaje con el que recibe al visitante, en su portal, no es nada alentador: La epidemia de Ébola en África occidental está fuera de control. Millones de personas están amenazadas por el brote y por la crisis médica y humanitaria que ha generado.

Según MSF el virus mata a seis de cada diez infectados y al 29 de octubre, el brote en África occidental acumuló cinco mil muertos en Guinea, Liberia y Sierra Leona (MSF tiene seis centros de tratamiento instalados en estos países).

Con ese dato, la organización reclama una mayor atención al brote, porque urgen más centros de tratamiento, hace falta personal sanitario formado, se necesita mayor efectividad en las actividades para el control de brote (como el seguimiento de contactos de los pacientes confirmados).

José Antonio Bastos, presidente de MSF España, asegura que los casos de ébola declarados son apenas la punta del iceberg ya que no existe un panorama claro sobre la extensión del brote. Los cálculos de sus expertos estiman que los datos oficiales constituyen apenas un tercio de los casos reales.

Sin embargo, sus llamados a la alerta son matizados por las declaraciones de sus integrantes, por ejemplo, Orsola Sironi, quien fue coordinadora médica del Centro de Tratamiento de Ébola en Lokolia, República Democrática del Congo, declaró, también a finales de octubre que el virus del río africano mata a menos gente que el sarampión, la desnutrición o la malaria.

A los de MSF habría que hacerles caso, no porque hablen de un brote sin control, de urgencias, de puntas de iceberg y esas cosas, sino por consejo de gente más enterada que uno, como Arturo Pérez Reverte, quien en una de sus colaboraciones para XL Semanal los define como una oenegé seria, de las que se dejaban la piel.

LAS AMÉRICAS

El escenario más probable para la introducción del virus Ébola en la región de las Américas sería a partir de viajeros internacionales que utilizan transporte aéreo, esa es la percepción de la OMS, dado que se trata de un evento “considerado como inusual” para los países americanos.

No obstante, la organización sugiere a las autoridades sanitarias de cada país adoptar mecanismos de coordinación con las autoridades de aviación civil, de los aeropuertos y con los representantes de las líneas aéreas para coordinar las actividades de detección de casos en viajeros, el manejo de contactos y otras medidas de contención. Para la organización sanitaria es imprescindible involucrar en todo momento a las autoridades de transporte y migración.

No hay prohibiciones activas ni para el comercio ni para los viajes internacionales, los médicos simplemente recomiendan entregar a la población general información exacta sobre el brote de ébola y las medidas para reducir el riesgo de contagio.

Las naciones con algún caso posible o confirmado de ébola y los que, sin tener casos posibles o confirmados, pero con fronteras terrestres con estados afectados recibieron las siguientes recomendaciones: Establecer de forma urgente una vigilancia de los casos de fiebre de origen desconocido o de muertes por enfermedad febril, instalar un acceso rápido a un laboratorio cualificado para el diagnóstico de ébola y crear equipos de respuesta rápida con capacidad para investigar y atender los casos.

LA VIRULENCIA

Sólo para dar una idea acerca de la virulencia del ébola, algunas de las medidas recomendadas por la OMS son:

Una búsqueda de posibles contagios debe abarcar a toda persona que haya tenido contacto con el paciente infectado en los 21 días anteriores a la aparición de los síntomas, y por contacto la OMS menciona dormir en la misma casa que el paciente, contacto físico directo durante la enfermedad o con el cuerpo durante el funeral, el contacto con sangre o fluidos corporales, tocar la vestimenta o la ropa de cama del enfermo.

Si el infectado desarrolló síntomas en el avión, se investiga a los pasajeros sentados al lado, delante, detrás y al otro lado del pasillo, así como a la tripulación a bordo. Si a la hora de limpiar la nave el personal no utiliza protección se considera que hubo contacto con el virus.

Mientras los posibles contagiados no muestren síntomas de la infección, no requieren el uso de equipos de protección personal (cubrebocas y cosas por el estilo) y pueden continuar con sus actividades cotidianas aunque deberán permanecer disponibles para el monitoreo de su estado de salud.

Cuando uno de los posibles contagios desarrolla los síntomas se toma una muestra de sangre para el diagnóstico, lo que requiere medidas de bioseguridad y equipo de protección adicional (guantes, mascarillas, protectores oculares preferiblemente con visor anti-empañante, delantal o mandil impermeable y, en lo posible, desechable).

Los pacientes deben ser transferidos a un establecimiento de salud con las siguientes características: condiciones para el aislamiento por contacto, provisión adecuada de equipos de protección personal y personal de salud capacitado en prevención y control de infecciones.

Si un paciente desarrolla síntomas en el hogar antes de ser aislado, la casa debe ser desinfectada, la vestimenta del paciente y la de cama debe ser incinerada.

LA DICTADURA SANITARIA

Un buen testimonio de lo que representa vivir bajo la suela de la dictadura sanitaria es La peste de Albert Camus. Al hojear al azar las páginas de este libro salen, hasta sin querer, párrafos que bien podrían hallarse, sin desentonar, en los informes elaborados por la OMS o Médicos Sin Fronteras: En escasos días los casos mortales se multiplicaron y se hizo evidente para todos los que se preocupaban de este curioso mal que se trataba de una verdadera epidemia, o las casas de los enfermos debían ser cerradas y desinfectadas, los pacientes sometidos a cuarentena de seguridad, las inhumaciones reglamentadas dentro de la ciudad de la forma que se verá.

La crónica del cerco sanitario establecido alrededor de Orán (ciudad argelina), a causa de un brote de peste bubónica, refleja, palabras al fin, lo que sucede cuando una enfermedad golpea con fuerza el cuerpo de una sociedad, los vaivenes de la pelea, los periodos de descanso que, entre asalto y asalto, toman los contendientes.

Si la lectura no es tan específica hay otras formas de hacerse una idea de lo que representa un brote letal, cintas como Outbreak (Epidemia), con Dustin Hoffman o Contagion (Contagio) con Matt Damon; la idea de las “bombas de sangre” bien puede remitirnos a filmes como 28 days later (Exterminio) y su secuela con Robert Carlyle, sin embargo, son más apropiados otros títulos, quizás Restoration (Restauración), con Robert Downey Jr., The Happening (El fin de los tiempos), o Virus au paradise (Virus: la amenaza a las puertas).

Sin embargo, leer La peste se mantiene como la recomendación principal. Así uno entiende, al ver luego las cintas, que La calamidad no está hecha a medida del hombre, por tanto, se concluye que la calamidad es irreal, es una pesadilla que va a pasar.

CUBA Y EL VECINO

El 18 de septiembre, Abelardo Moreno, viceministro de Relaciones Exteriores de Cuba dijo, a propósito del brote en África occidental: “Estamos preparados para trabajar codo a codo con otros países, incluidos aquellos con los que no tenemos relaciones diplomáticas”.

La afirmación de Moreno, hecha en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU, tiene un respaldo numérico importante: actualmente cuatro mil 048 cubanos (dos mil 369 de ellos son médicos) prestan servicios en el sector salud en 32 naciones africanas.

En su breve discurso, el viceministro le recordó a la comunidad internacional que el combate contra el ébola debe ser una lucha de todos, por ello, el gobierno de la isla decidió mantener su cooperación en territorio africano y extenderla a los países más afectados.

“La respuesta de Cuba ratificó los valores solidarios que han guiado a la Revolución Cubana: no dar lo que nos sobra; compartir lo que tenemos”, dijo Abelardo Moreno.

África espera, fue el mensaje principal del representante del gobierno castrista, espera por la respuesta inmediata de todos los miembros de las Naciones Unidas, espera la ayuda de aquellos que tienen recursos, espera un esfuerzo global contra el ébola.

Al primero de noviembre, Cuba ha enviado a 256 profesionales de la salud a Sierra Leona, Liberia y Guinea.

Dos días antes, la OMS había agradecido un “cuantioso aumento del apoyo de EE.UU.” que, a la manera del vecino país; consistió en ofrecer la instalación de una base militar en Liberia para “facilitar la coordinación […] y acelerar el transporte de equipos, suministros y personas, entre las que habrá cerca de 3000 militares”, además de 65 profesionales sanitarios.

Estados Unidos también se comprometió a enviar ingenieros para construir unidades de tratamiento en las zonas afectadas y un centro de formación de personal para atender a los pacientes.

LA HORA DEL DEBER

Tal es el título de un artículo firmado por Fidel Castro y fechado el 17 de octubre. En pocas líneas, el expresidente cubano explica por qué razón la isla tiene a 256 compatriotas en la zona de mayor peligro: al cumplir esta tarea con el máximo de preparación y eficiencia, se estará protegiendo a nuestro pueblo y a los hermanos del Caribe y América Latina.

Para Castro Ruz, la decisión de enviar personal altamente calificado a cumplir una peligrosa tarea (salvar vidas aun a riesgo de perder la suya) es incluso más duro todavía que la de enviar soldados a combatir e incluso morir por una causa política justa.

Ha llegado la hora del deber, dice el comandante y sin embargo, los esfuerzos de los países afectados, de la OMS, de MSF, de la ONU, de Estados Unidos, de Cuba, de cualquiera que cumpla con tal deber, no resultarán en una victoria, no definitiva. Y es que el final de una historia así, lo único seguro es que enseguida viene otra muy parecida, acaso la misma, y en ella están involucrados murciélagos o mosquitos o aves, animales muertos y personas que se los llevan para comerlos o estudiarlos, la víctima que muere de forma misteriosa… Así suceden las cosas que nos reconcilian como especie, que nos hace andar como amigos, frente al enemigo, mientras recorremos el estrecho sendero de las ganas de vivir.

Correo-e: [email protected]

Niños liberianos sentados debajo de una lona con mensaje de sensibilización de ébola.
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Virus del ébola.
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Voluntarios liberianos siendo capacitados en un taller para ayudar a la sensibilización del público para detener la propagación mortal del virus del ébola.
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Miembros del personal médico del Centro de Defensa Biológica transportando una camilla cerrada que lleva a una persona posando tener el virus del ébola durante una demostración de prensa en República Checa.
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Trabajadores de salud llevan el cuerpo de un hombre viejo de su casa mientras él sospecha de morir por el virus del ébola, Liberia.
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Liberianos lavándose manos con una solución de cloro.
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