Llegada. Hoy llegará el nuevo arzobispo de Durango, José Antonio Fernández Hurtado.
Mañana llega a esta ciudad, monseñor José Antonio Fernández Hurtado para convertirse en el noveno arzobispo de la Arquidiócesis de Durango.
De acuerdo con información de la Vocería Oficial de la Arquidiócesis, el religioso nacido en Morelia, Michoacán, arriba al aeropuerto de esta capital del estado alrededor de las 17:30 horas.
Será recibido por una comisión de obispos, sacerdotes y representantes laicos, para luego ser trasladado al lugar en el que se hospedarán los obispos invitados a la ceremonia de bienvenida del nuevo jerarca de la Arquidiócesis de Durango.
La Arquidiócesis tiene programado el primer acercamiento de Fernández Hurtado con los medios de comunicación para mañana mismo a las siete de la tarde.
Mientras tanto, para el viernes 21 de noviembre, las actividades de bienvenida al nuevo arzobispo comienzan temprano.
A partir de las 9:00 horas inicia una Romería en la avenida 20 de Noviembre, desde la calle Miguel de Cervantes Saavedra hasta Catedral.
También se dio a conocer que la Ceremonia de Toma de Posesión se llevará a cabo a las 10:00 horas en la Catedral Basílica Menor.
La eucaristía de acción de gracias, se celebrará a la una de la tarde en la Velaria de la Feria y la entrada será libre para todo el público.
Habrá servicio gratuito de autobuses que partirán de todos los templos católicos de la ciudad.
José Antonio Fernández Hurtado, fue nombrado Arzobispo de Durango el pasado 26 de septiembre del año en curso, por el Papa Francisco.
‘Leyes más frías’
A unas horas de convertirse en arzobispo emérito, monseñor Héctor González Martínez habló sobre la responsabilidad de autoridades, legisladores y de la sociedad en general, ante las situaciones adversas que se presentan en la actualidad, tales como lo ocurrido en Ayotzinapa.
“La responsabilidad mayor en esto es en los legisladores que cada vez van haciendo leyes más frías, más inhumanas, más carentes de valores humanos”, indicó. Asimismo, enfatizó que no sólo las autoridades y legisladores tienen la responsabilidad de cambiar lo que no está funcionando, sino que la sociedad en general debe reaccionar.
“Ellos no nos coordinan, nosotros somos los que nos dejamos deslumbrar por cualquier viento de doctrina”. Y es que todo lo que está sucediendo es un reflejo de que “como sociedad, como iglesia, como humanidad mexicana, vamos en declive”.
