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Ofrece 'cachitos' de alegría

CONTINúA TRADICIóN DE SU PADRE

Historia. Juan Manuel Guillén atiende junto a su hermana a los clientes que reciben en su pequeño local los 365 días del año.

Historia. Juan Manuel Guillén atiende junto a su hermana a los clientes que reciben en su pequeño local los 365 días del año.

EMILIO MURUAGA

Diariamente, en la esquina de Hidalgo y calle Blanco, justo a lado de una de las puertas del Mercado Juárez, Juan Manuel Guillén continúa una tradición precedida por su padre.

Desde los cinco años este hombre incursionó en un trabajo que eventualmente se convirtió en su vida y hoy, a sus 61 años es motivo de algunas de sus más grandes alegrías, pues desde su pequeño puesto blanco, con luces fluorescentes, Juan ha visto a cuatro afortunados clientes encontrar en su local lo que enuncia la frase de su eslogan: "Donde su ilusión se puede volver realidad". Relata cómo aún el año pasado tuvo en su inventario un billete ganador que lamentablemente no se vendió.

"En 1973, cuando mi papá era el que trabajaba aquí y yo le ayudaba, nos cayó el primer ganador de un premio importante, aún todavía pasa por aquí la señora y se acuerda”. — JUAN MANUEL GUILLÉN, Vendedor de lotería

"¡Aquí estaba el ganador y no se lo llevaron!, pero pues tienes que tener suerte, de ese número un sólo cachito se vendió y los demás los tuve que regresar", exclama Juan Manuel, quien conserva la lista en la que apareció el primer billete que vendió su padre, con el cual una clienta obtuvo un premio mayor. "En 1973, cuando mi papá era el que trabajaba aquí y yo le ayudaba, nos cayó el primer ganador de un premio importante, aún todavía pasa por aquí la señora y se acuerda, que en ese tiempo con sólo diez pesos se ganó 85 mil en el sorteo".

Tanto por la fama de varios ganadores como por la calidez del trato que tiene con sus clientes, Guillén recibe diariamente una amplía cantidad de personas que acuden desde las 9:00 hasta las 19:00 horas para agotar los billetes de la lotería de ese día o anticiparse al sorteo del día siguiente con la esperanza de convertirse en uno más de los afortunados que reciban un premio mayor.

DISFRUTA SU TRABAJO

"Yo vengo aquí por gusto, y disfruto mucho mi trabajo, así no se me hace nada pesado (...) aquí tengo mi cafetera y nos juntamos para almorzar varios compañeros", dice Juan quien relata con gusto como con su negocio sacó adelante a su familia conformada por su esposa y tres hijos con quienes incluso varios años atrás llegaron a ir de vacaciones a distintos puntos de la república, con los gastos pagados por la Lotería Nacional, junto con las familias de otros vendedores de billetes del país.

"Por estas fechas mando a hacer unos cuatrocientos calendarios con nuestro sello para repartir entre mis clientes y los compañeros para que me tengan presente y se acuerden de mí, siempre he pensado que es muy importante ser amable con las personas que vienen a comprar y pienso que muchos por eso siguen volviendo aquí, porque les gusta el trato que damos", afirma Guillén.

Aunque actualmente ya está jubilado Juan Manuel sigue acudiendo a diario a su local, el cual no está cerrado ningún día del año, "lo que más me gusta de mi trabajo es poder tener el trato directo con la gente, y que se vayan felices. Mientras tenga salud yo aquí voy a estar".

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