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Vivas, historias de muerte

EN LA LAGUNA PERDURAN LEYENDAS DE ALMAS QUE VAGAN POR CALLES A PARTIR DE UNA TRAGEDIA QUE SUFRIERON

Susto. Dicen que una mujer vestida sólo con un camisón y un velo, se aparece entre las vías de la calle Zaragoza y Vergel en Gómez Palacio sólo por las noches.

Susto. Dicen que una mujer vestida sólo con un camisón y un velo, se aparece entre las vías de la calle Zaragoza y Vergel en Gómez Palacio sólo por las noches.

GUADALUPE MIRANDA

Macabras historias guardan las viejas estructuras y calles de la región, que con los años se mantienen vivas y han pasado de generación en generación. Hoy se hacen presentes para celebrar el Día de Muertos.

LA MUJER DEL 11-40

Tal vez esta historia sea de las más contadas en la región. Se trata de la aparición de una mujer con un vestido largo hasta los tobillos y con una larga cabellera castaña, cuyo rostro luce pálido, justo ahí, en el kilómetro 11-40 sobre el bulevar Miguel Alemán en Gómez Palacio, justo frente al Lienzo Charro.

Se cuenta que quienes la han visto, la joven mujer pareciera caminar lentamente de un lado a otro, y en otras, como si estuviera flotando.

Algunas personas dicen que la han visto hacer señalas a los automovilistas como pidiendo que la lleven, por lo general siempre cuando van rumbo a Torreón.

Se dice que un taxista en una ocasión enfermó de la grave impresión que llevó al vivir una experiencia macabra. Cuentan que era poco después de la medianoche, el chofer cuando circulaba por el bulevar Miguel Alemán con dirección a Torreón, de pronto en dicho lugar, una mujer vestida de blanco, le hizo la parada.

Al recordar la historia del fantasma del 11-40 aceleró su paso "muerto de miedo". Creyendo haber pasado a la mujer, miró por el espejo retrovisor helándosele la sangre al ver que en el asiento trasero venía como pasajera, la espectral aparición. Del impacto que sufrió, el taxista cayó seriamente enfermo.

Debido a la gran cantidad de percances que se registraban en este kilómetro, las autoridades decidieron construir un paso a desnivel; sin embargo, el fantasma sigue apareciendo.

El origen de esta leyenda se remonta a la década de los 30's. Durante años fue una de las rutas más transitadas y peligrosa.

Dicen que fueron dos los accidentes los que conmovieron a la ciudad en aquella época en este lugar. Uno de ellos, el de una familia que regresaba de un festejo del Campestre de Gómez Palacio. Al llegar al cruce del ferrocarril, el automóvil en el que viajaba se impactó contra el tren, provocando la muerte de todos los pasajeros, entre ellos una mujer.

El otro accidente registrado tiempo después, fue muy similar al anterior; una joven judía, también había perdido la vida en el lugar.

Nadie sabe quien de las dos jóvenes que perdieron la vida en este lugar, es la que aún vaga pidiendo un "aventón" a Torreón, después de la medianoche.

 UN CUIDADO ESPECIAL

Esta historia se desarrolla en el Hospital Universitario de Torreón, que anteriormente era conocido como el Hospital General, por la década de los 30's.

La historia cuenta que el hospital, ubicado sobre la avenida Juárez, contaba con una arquitectura muy austera, apenas y con dos alas de cuartos, una hacia el oriente y la otra al poniente. Al fondo estaban las recámaras de las enfermeras, que aunque no contaban con una formación profesional, sí tenían la vocación suficiente para atender a cualquier paciente, a cualquier hora.

Se dice que en los pasillos del hospital vaga una monjita algo menudita, de caminar suave que más que caminar, pareciera que se deslizara.

Dicen que cuando las enfermeras del turno nocturno dormitaban, la monjita se hacía presente como reprochando el no respetar la vigilancia de sus pacientes.

Tanto que cuando se tardaban en suministrar el medicamento a los pacientes, ella misma lo hacía, pues los pacientes decían que una madrecita se los había dado, y las enfermeras decían, a qué hora. Pero cuando intentaba alguien seguirla para hablar con ella, desaparecía misteriosamente.

Pero no sólo se hace presente con los enfermos, sino también con las enfermeras, ya que dicen que cuando una de ellas tenía problemas con uno de sus pacientes, la monja les aconsejaba y cuando regresaban a agradecer su atinado consejo, la monjita ya se había ido.

Lo más extraño es que nadie pudo ver su rostro en todas sus apariciones de la monja a quien se le dio el sobrenombre de "El Ángel de Bondad".

 LA DAMA DE LA MEDIANOCHE

Esta leyenda se desarrolla en pleno Centro de la ciudad de Gómez Palacio. Y dice que por las noches sobre las vías del tren en el tramo de la Zaragoza y Vergel, se aparece una bella mujer vestida con un camisón y un velo de gasa. Su belleza resalta por su larga cabellera rubia.

Se le ha visto caminar por entre los vagones y camina detrás de todo aquel que camina por este lugar por las noches, no con la intención de alcanzarlo, sino de manera cautelosa.

Algunos que han vivido la experiencia, cuentan que se animaron a mirar de reojo, pero no por la fealdad del espectro, sino por miedo, los ha hecho correr cuando ésta les ha pedido que estuvieran más cerca.

Como un chico que fue a visitar a su novia en la colonia El Bosque, a unas cuadras del lugar, tomó camino de regreso a casa poco después de las dos de la mañana. Al cruzar por las vías, vio a la bella mujer paseándose de una manera coqueta, lo cual fascinó al joven caminante.

El chico comenzó a caminar más lento en espera de que fuera alcanzado por la joven, lo cual no sucedió. Pero al notar que ella flotaba, su sangre se "heló" y corrió lo más rápido que pudo como una cuadra, la cual fue la más larga para él en ese momento.

Cuando miró hacia atrás, la bella chica ya se había desaparecido.

Algunos vecinos cercanos aseguran que sí existe esa aparición. Algunos adultos mayores, cuentan que se trata de la esposa de un árabe muy rico que vivía por la avenida Madero de esta ciudad. Era un hombre muy celoso y con frecuencia golpeaba a su mujer cuando creía que ella lo engañaba.

En una ocasión, ella no estuvo dispuesta a vivir más violencia, y cuando su marido comenzó a pegarle, salió de casa corriendo para librarse de tanto dolor. Pero al llegar a la estación del tren, su celoso marido, la alcanzó y en ese mismo lugar, la mató a golpes.

Es por eso, que la bella mujer se hace presente con aquel camisón que usó por última vez en vida.

 EL HOMBRE DEL PUENTE NEGRO

En el año de 1912, fue inaugurado el Puente ferroviario que cruza el vado del Nazas, lo que hoy conocemos como "Puente Negro".

Cuentan que cuando el río corría por su cauce natural, el tren parecía una víbora negra cruzando de un lado a otro. Dicen que lo que fue un símbolo de unión entre Durango y Coahuila, para los trabajadores era un reto para vivir.

Y es que cuando el río corría por su cauce, era imposible cruzar hacia el otro extremo, cuando era necesario hacerlo para ir a trabajar. Razón por los que muchos se animaban a pasar sobre él poniendo en riesgo su vida; muchos no lo lograron y murieron en el intento. Desgracias que se presentaban casi a diario en la ciudad.

Y es así como nace la leyenda del garrotero del "Puente Negro".

Se dice que una de las muchas víctimas cobradas por el tren fue alguien conocido como "el garrotero", ya que había sido ferrocarrilero por muchos años. Como otros tantos, cruzó el puente cuando el tren lo hacía también, y fue arrollado.

La historia cuenta que una pareja de chiveros, cuando cuidaba de sus animales muy cerca de este puente, por la medianoche vieron a lo lejos una luz, que aparecía entre un mezquite.

Al acercarse un poco más, lograron ver a un hombre con pantalón con pechera de mezclilla que llevaba una lámpara de carburo. Pero no lo hacía de una manera normal, sino que estaba flotando, pero que al llegar a la mitad del puente, éste desapareció, lo que los llenó de miedo y salieron corriendo.

Al día siguiente y con la curiosidad invadiendo sus cuerpos, acudieron al lugar en donde vieron la luz, en donde sólo vieron unas raíces retorcidas, las cuales retiraron con la ilusión de encontrar un tesoro. Al excavar sólo encontraron una osamenta, cuyo cráneo aún conservaba restos de cabello cano.

Dicen que su última aparición fue en 1994, tras registrarse un incendio en un depósito de llantas usadas situado en uno de los extremos del puente. En el lugar se encontraron restos de lo que un día fue una lámpara de carburo, muy similar a la del "garrotero del Puente Negro".

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Escrito en: 2 de noviembre

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