Justificada por su titular, Gerardo Ruiz Esparza, la celeridad de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes en lanzar la convocatoria para la construcción del tren de alta velocidad México-Querétaro, por la exigencia de cumplir en tiempo y forma el presupuesto, se allanó el camino para adjudicar el contrato a un consorcio encabezado por una firma china.
Como usted sabe, Rayway Construction Corporation, quien tendrá mayoría absoluta en la sociedad, fue la única postora que llegó a la cita… pese a que había 17 preinscritos.
La postura de la empresa es 16 por ciento más alta a la que había colocado como techo la dependencia, al ofertar un costo de 50 mil 820 millones de pesos, frente a los 43 mil previstos.
Con ella acuden seis empresas mexicanas, dos de las cuales están ligadas al poder. Una por presidirla Hipólito Gerard, quien fuera cuñado del expresidente Carlos Salinas de Gortari y otra por tener estrechos nexos con el PRI.
"Siempre en estos negocios surge un personaje conocido", diría el propio Ruiz Esparza.
La empresa del país de la muralla acaba de fusionarse con la otra fabricante de trenes, justo para aumentar su potencial en la adquisición de contratos internacionales.
La contratación de la compañía que levantó el 60 por ciento de las rutas ferroviarias de su país en materia de alta velocidad, está amarrada a la visita que realizará el presidente Enrique Peña Nieto a China el mes próximo, en cuyo marco se integrará un fondo de entre 1.5 y cinco mil millones de dólares, justo para apoyar proyectos de infraestructura en nuestro país.
Los chinos están interesados también en construir un ferrocarril que cruzaría de Mérida a la Riviera Maya.
El financiamiento de la obra, a una tasa de interés simbólica, se apuntalará con préstamos de bancos oficiales chinos.
El tren México-Querétaro correría a una velocidad de entre 250 y 300 kilómetros, sin paradas intermedias, aprovechando parte de la vía del ferrocarril suburbano que corre de Buenavista a Huehuetoca. A partir de ahí se desarrollará la máxima velocidad.
Los 210 kilómetros, 182 en la superficie, 12 en 15 túneles y 16 más en viaductos férreos, se cubrirá en 58 minutos, costando el boleto 350 pesos.
Al margen del sospechosísimo por la adjudicación de un contrato multimillonario en cuyas telas figuran "personajes conocidos", la Secretaría de Comunicaciones y Transportes tendrá que explicar por qué se le dio a un consorcio la totalidad del contrato, cuando en el caso de la ruta México-Toluca se fragmentó la obra para dar espacio a un mayor número de empresas.
La decisión dejará fuera a la mayor carta de México en la materia, el Grupo ICA; a las francesas Bombardier y Alstom y a la italiana Salini Impregilo, quienes habían solicitado más tiempo para preparar su oferta.
En la ruta se descartó también a la firma alemana Siemens, la japonesa Mitsubishi Electrics de México; la española Abengor y las nacionales Constructora de Proyectos Vista de México, Promotora y Operadora de Infraestructura e Ingenieros de Mantenimiento Aplicados que se habían inscrito previamente.
La intención es que en el regreso del ferrocarril de pasajeros se construya en Querétaro un Centro de Capacitación Ferroviaria por parte de la Universidad Tecnológica de San Juan del Río y la Asociación Mexicana de Ferrocarriles.
Las relaciones entre México y China las habían empañado diversos eventos que oscilan desde la visita del Dalai Lama, en un escenario en que el país de la muralla reclama el territorio del Tíbet, hasta malos entendidos en materia diplomática.
En los últimos 15 años sólo ha llegado inversión china a México por 300 millones de dólares. La última inversión fue de China Harbor Engineering Company, para construir un muelle y una terminal de contenedores en Veracruz.
Sin embargo, está latente la instalación de la empresa fabricante de automóviles FAW de una planta en Monterrey.
Por lo pronto, contra viento y marea, Railway Construction Corporation se adjudicará el multimillonario contrato para la vía México-Querétaro.
BALANCE GENERAL
Presionado por dos vías: la amenaza de México de imponer represalias por el mismo monto del daño causado, y las críticas de la Asociación de Usuarios de Endulzante de su país, el Departamento de Comercio de Estados Unidos aceptó firmar un convenio que le obliga a suspender la imposición de cuotas compensatorias a las exportadoras mexicanas de azúcar, por supuesto precio "dumping", es decir, inferior al de su propio mercado.
Según ello, el gobierno apuntala a la industria con subsidios.
Y aunque el arreglo fue recibido con aplausos por industriales y cañeros, no existe aún claridad en el impacto de los compromisos adquiridos.
Uno de ellos limita el acceso del producto "para no saturar el mercado", y aunque no se señala cuál es el máximo permitido.
El presidente de la Cámara Nacional de la Industria Azucarera y Alcoholera, Juan Cortina Gallardo, hablaba ayer de exportaciones por 1.2 millones de toneladas… lo que significaría la mitad de lo que estaba exportando.
En paralelo, se fija un precio máximo al que puede venderse el dulce, que tampoco se ha transparentado.
De acuerdo a la Asociación de Usuarios de Endulzantes, la restricción al ingreso de la azúcar mexicana provocó un alza en el costo al público estadounidense de 40 centavos de dólar, al pasar de 26.8 centavos por libra a 37.8 entre marzo y septiembre.
La suspensión no es definitiva, es decir, Estados Unidos podría revivir el castigo si se dan determinadas circunstancias.
TRIPLE PLAY
De acuerdo a los términos en que se entregará el título de concesión con que operen el o los ganadores de la licitación para dos cadenas de televisión abierta en el país, éstos tendrán la posibilidad del triple play.
La posibilidad, pues, estará abierta para ofrecer simultáneamente servicios de internet y telefonía fija o móvil.
La concesión se otorgará para fines comerciales.
Los postores inscritos son el Grupo México de Germán Larrea Mota Velasco, quien opera también la cadena de salas cinematográficas Cinemex; Olegario Vázquez Raña, presidente del Grupo Imagen, quien tiene dos canales de televisión de paga; Francisco Aguirre Gómez, presidente de Grupo Radio Centro; Manuel Arroyo Rodríguez, presidente del Grupo Launman, y la familia Massiu, dueña del Grupo Multimedios.
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El acuerdo pactado entre la cadena de tiendas Elektra y el aún presidente de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez, para cancelar los procedimientos judiciales entablados por la primera por haberle provocado el segundo una grave pérdida virtual en el precio de su acción al adelantar que la emisora sería deslistada de las que constituye el Índice de Precios y Cotizaciones, cancela cualquier posibilidad de pago de daños.
Cada quien asumirá las costas y gastos del juicio iniciado hace más de dos años.
Sin embargo, el convenio garantiza que la acción de Elektra seguirá en el Índice de Precios y Cotizaciones hasta el 2016.
Como usted sabe, Téllez dejará la Bolsa el primer día del año próximo para integrarse de lleno a sus nuevas funciones como integrante del Comité del Fondo para las utilidades del petróleo.
MEXICHEM SE RECUPERA
Afectada por la caída en el costo de gases refrigerantes que exporta a los Estados Unidos ante el flujo colosal del producto procedente de China, el complejo Mexichem logró no sólo revertir pérdidas, sino lograr ganar 48 millones de dólares en el tercer trimestre del año.
Los ingresos de la firma de la familia Del Valle crecieron ocho por ciento.
La compañía demandó a Estados Unidos y a los chinos por apuntalar el bajo precio de sus exportaciones del gas con subsidio.
