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Verdades y Rumores

EL AGENTE 007

Entre la sui géneris visita de Enrique Peña Nieto a La Laguna y los espeluznantes acontecimientos en Guerrero, ha quedado claro que, además de ser gran aficionado a las “selfies” con sus fans, el preciso no tiene una estrategia uniforme para tratar los asuntos de seguridad en los estados. O lo que es lo mismo: según el sapo avienta la pedrada. Y es que mientras que don Enrique en la región presumió los avances en materia de seguridad en Coahuila y Durango -aunque siga habiendo “hechos aislados”- y llamó a los mandatarios Rubén Moreira y Jorge Herrera a hacer equipo, en la entidad del sureste se ha desentendido de los acontecimientos y ha dejado al mandamás perredista Ángel Aguirre sólo con sus demonios, los cuales ya lo hicieron dejar el cargo en medio de un reverendo caos.

Incluso, en un acto inusitado de cambio de disfraz, el inquilino de Los Pinos ha optado por olvidar su investidura en la máxima magistratura del Estado mexicano para sumergirse en las aguas de la indignación del sufrido pueblo que reclama por que aparezcan los normalistas. Nada más falta que Peña acuda a las manifestaciones a protestar contra... el gobierno que él preside, al cual los enojados familiares también responsabilizan, junto con el municipal y el estatal. Es decir, que en este escándalo nadie sale bien librado. Pero lo curioso del caso es que el gran tlatoani azteca no ha mostrado hasta ahora la misma indignación por los miles de casos de desaparecidos que se tienen registrados en Coahuila y Durango y cuyas familias llevan años exigiendo justicia y razón sin que ninguna autoridad les dé siquiera un norte. Tal parece que para los asesores del preciso es mejor que éste vea de lejitos el desastre en algunos estados y en otros sólo se monte en el cómodo discurso de “la victoria.”

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A propósito de los desaparecidos, en la marcha por los normalistas de Ayotzinapa que se llevó a cabo por las calles de la Perla de La Laguna la tarde del jueves, se registró un altercado entre algunos participantes que dejó entrever que no todos los solidarios manifestantes están en la misma sintonía. Nuestros subagentes disfrazados de observadores de Gobernación nos informan que cuando el contingente llegó a la Alameda Zaragoza, los familiares de personas desaparecidas en Coahuila sacaron sus pancartas para exigir justicia también por los suyos. No obstante, este hecho pareció no gustar a algunos de los muchachos universitarios asistentes, quienes de no muy buena gana pidieron a las mamás que guardaran sus carteles bajo el argumento de que no se encontraban en la protesta por ellos, sino por los normalistas de Guerrero. Por supuesto que las mujeres aludidas no se quedaron calladas y reclamaron a los atrevidos jovencitos su poca sensibilidad y hasta cuestionaron sus verdaderos motivos para acudir a la manifestación. Y es que para no pocos resultó extraño que entre los asistentes hubiera quienes estuvieran más preocupados por lo ocurrido en las tierras lejanas del sur que lo acontecido por estos lares. Y no es que esté mal que haya muestras de solidaridad de la juventud lagunera con los guerrerenses, pero hay observadores maliciosos que creen que esto de las protestas para algunos más bien es una moda.

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La actual generación de políticos laguneros parece empeñada en dejar a la región un legado de sumo valor con el objetivo de que en el futuro, quizás allá por el año 2114, los herederos de esta tierra (nótese el optimismo) discutan y analicen los pormenores de uno de los más socorridos -y manoseados- discursos de esta época: la coordinación metropolitana. Pero la discusión y el análisis seguramente se centrará en cómo con todo y los ríos de saliva que corren por los cauces de las oficinas gubernamentales respecto al tema, no lograron aterrizarlo nunca. Para muestra, un botón. A punto de empezar noviembre, los gobernadores Jorge Herrera y Rubén Moreira no muestran interés alguno en el llevado y traído proyecto del metrobús. Las malas lenguas dicen que esto se debe a que “la línea” de la capirucha del esmog viene muy marcada a favor de una determinada empresa y que, por lo tanto, no pueden ya meter su cuchara -para lo que usted guste-. Hasta ahora no se ha hablado de licitaciones y tampoco se han establecido fechas para la realización de la obra, una vez que termine el proyecto general que definirá las rutas troncales, las alimentadoras, en suma el trazo original, tiempos y tarifas, así como el tipo de autobuses que brindarán el servicio a los zarandeados usuarios, que están ávidos de buenos precios en el transporte, mejor calidad, mejor trato y sobre todo, rutas cortas que les permitan menos desgaste de tiempo. Para maldita la cosa, mientras en Torreón la administración riquelmista negoció con los transportistas el incremento de tarifa -que siempre se dice que no se va a dar hasta que se da- a cambio de empujar el proyecto de modernización -que siempre se dice que se va a dar y nomás no se da-, en La Laguna de Durango no tienen ni idea de cómo, cuándo o dónde. Por si fuera poco, el fondo federal anunciado para impulsar el mentado metrobús tiene el candado de que sólo los municipios con una población mayor a medio millón de habitantes pueden recibirlo, por lo que las hermanas ciudades de Gómez Palacio, Lerdo y Matamoros se quedarán como el pasmado observador de origen oriental. A ver si este proyecto no termina convertido en una auténtica capirotada, de esas tan ricas que saben hacer los gobiernos de esta bella región.

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Quienes están que no los calienta ni el sol son los policías municipales de Torreón. Los muchachos de Adelaido Flores siguen harto molestos por lo que consideran que son malas condiciones laborales y actitudes prepotentes de los mandos medios y superiores. Y es que aunque ya han externado su malestar y el mismísimo jefazo Miguel Riquelme se ha comprometido a revisar su situación, hasta ahora no ven color. Cuentan los subagentes que los gendarmes de la capital de La Laguna andan en sus patrullajes rumiando el descontento porque la corporación carece del equipo suficiente al grado que algunos andan desarmados y otros tienen que regatear por sus balas incluso en el mercado negro -lo cual no les impide a algunos andar de traviesos-. Hay voces que dicen que hasta el casco y las botas deben comprar porque nomás no hay dinero en la Dirección de Seguridad Pública Municipal (bueno, no hay dinero, parafraseando a aquel general de la batalla de Churubusco, para el parque). Además, se escuchan constantes lamentos por las extensas jornadas laborales, las horas extras que se las hacen de agua en sus recibos además de los eventos especiales que tienen que cubrir “a chaleco” aunque a veces sin ídem. La grilla al interior de la Policía Municipal es tal que existen amenazas de renuncias “masivas” si no les cumplen lo prometido y si el propio don Miguel no acude a dialogar con ellos para revisar sus demandas, pero sin que esté el teniente Flores porque dicen que le tienen miedo. Más allá de estos reclamos, lo cierto es que las cosas al interior de la corporación parecen no marchar del todo bien en un momento en el que la violencia tuvo una racha de repunte en la región. La falta de voluntad para resolver estos problemas hace pensar a varios agudos mirones que las autoridades locales ya se creyeron el discurso de que “La Laguna está en paz”... y casi es un edén. Esperemos que la necia realidad no se ensañe con la región.

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Dicen que la regidora Lourdes Quintero ni siquiera se ha terminado de sentar en la silla de la secretaría del comité municipal del PRI torreonense cuando ya está despertando todo tipo de grilla. El motivo de la discordia ahora son los suspiros fuertes que emite por la diputación federal plurinominal que, según dice, ya le prometieron para 2015. Pero muchos dentro del partido tricolor no están de acuerdo con esto ya que consideran que doña Luly no tiene trabajo político en su haber, es decir, que no le ha entrado a la talacha. Uno de los principales opositores es el diputado del Partido Primero Coahuila y exdirigente municipal priista, Francisco Dávila, quien cree que el preciado cargo lo merece su esposa, la síndica Cristina Gómez. Incluso, según nuestros subagentes disfrazados de matracas tricolores, antes de que Quintero llegara a la segunda silla del PRI local, don Paco le advirtió que ni se le ocurriera soñar con la pluri porque ya la tenía apartada. Pero las cosas cambiaron rápidamente debido a, dicen, las directrices dictadas por la mismísima primera dama de Coahuila, Carolina Viggiano, quien tiene entre sus favoritas a la regidora gracias a sus conocidas dotes en la decoración de interiores, con lo cual las aspiraciones de la síndica tendrán que esperar mejores momento. ¿Será?

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