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'O las cargas o te cargan'

MIGRANTES ENCUENTRAN LA MUERTE EN MANOS DE CÁRTELES

Masacre.  El padre Alejandro Solalinde estuvo en la ciudad de Tijuana, donde denunció la masacre de indocumentados en la ruta del Pacífico, la cual corresponde al Cártel de Sinaloa.

Masacre. El padre Alejandro Solalinde estuvo en la ciudad de Tijuana, donde denunció la masacre de indocumentados en la ruta del Pacífico, la cual corresponde al Cártel de Sinaloa.

AGENCIAS

El sacerdote Alejandro Solalinde hace una revelación, un secreto que no ha compartido: hace unas semanas 36 indocumentados que trataron de llegar a Estados Unidos fueron asesinados. Todo parece indicar que los bajaron del "Tren del Diablo", que corre por el Pacífico mexicano, la nueva ruta migrante.

Se trata de un estado del norte, cuyo nombre no será revelado para preservar la seguridad del sacerdote, pero es cercano a la costa, caliente como las brasas, donde antes de ser asesinados, el viento les cayó como horno recién abierto. Solalinde quiere recuperar los cuerpos porque, de no hacerlo, jamás se podrá saber quiénes fueron y de dónde.

Por eso, el sacerdote está sentado con nosotros en Tijuana, consternado por la violencia que comienza a imperar en el Pacífico, ante la baja en los flujos migratorios por la ruta del Golfo, el territorio del "Cártel de los Zetas" y de pandilleros de la "Mara Salvatrucha".

"Es terrible, migrantes tratan de librarse del Golfo porque los hartó el 'Cártel de los Zetas', ya estiraron demasiado la cuerda. Están llegando al Pacífico; es otra proeza, un esfuerzo increíble que también está acompañado de dinero, de violencia, de amenazas".

Hace un año un diario capitalino documentó que ante la violencia que imperaba en la ruta del tren conocido como "La Bestia", como las extorsiones y asesinatos masivos, migrantes emprendieron un nuevo trayecto, que parte del Estado de México y corre a lo largo del Pacífico hasta Mexicali, Baja California.

En ese entonces, ni Alejandro Solalinde tenía registros de que los migrantes fueran asesinados o extorsionados en esta nueva ruta, comenta, el negocio del "Cártel de Sinaloa" es obligarlos a transportar drogas.

"Tenemos 36 muertos de una sola vez; esto todavía no se ha hecho público. Y estamos viendo que nunca antes habíamos sabido de semejante acto de crueldad, y es alarmante, porque esto se seguirá repitiendo. Porque ahora ya no les dan opción, tienen que cargar droga, porque lo suyo, lo del 'Cártel de Sinaloa', es la droga y no les van a permitir que sigan en su ruta y su camino de manera gratuita", explica el sacerdote.

 NUEVO NICHO PARA EL CRIMEN

"O la cargas o te cargan", lema del Cártel de Sinaloa. Solalinde asegura que están replicando el modelo de violencia de "Los Zetas", y aunque no cree que puedan llegar a ser tan sanguinarios, han encontrado en los migrantes un nuevo nicho. "Ahora 'Los Zetas' están perdiendo clientes y no sé qué va a pasar".

La ventaja de la nueva ruta ferroviaria es que no hay presencia de agentes de migración. Comenta que tiene reportes que en las últimas semanas grupos de migrantes, acompañados por un "pollero", llegan a Echegaray.

En ese momento el "pollero" sacó un fajo de billetes que lo entregó a los agentes de Instituto Nacional de Migración (INM); después los servidores públicos se cambiaron su uniforme "se vistieron de civiles" y los escoltaron para llevarlos más allá. Esto es lo que pasa para llegar al Pacífico, entonces eso es lo más triste, que desgraciadamente siguen sufriendo y no importa si se cambian del Golfo al Pacífico; de todos modos van a encontrar corrupción y muerte".

"Ya comenzó la violencia", lamenta el sacerdote, activista y fundador del albergue Hermanos en el Camino. Nada pasará de ahora en adelante sin la aprobación del "Cártel de Sinaloa", "porque lo que interesa es el dinero", así que da lo mismo que mate a uno, diez o 36 como ocurrió hace algunos días.

Entre los "cargadores" del "Cártel de Sinaloa" hay niños, alerta. Los traficantes los hacen pensar que los irán protegiendo, "pero no, lo que están protegiendo es su mercancía", dice indignado Solalinde. "Después serán los consumidores".

 'EL TRAFICANTE ME PROTEGIÓ'

Lázaro Rosales tiene 16 años y ésta es la tercera vez que intenta cruzar la frontera. Su historia es igual que la de miles de niños salvadoreños: su mamá vive en Estados Unidos y lo dejó al cuidado del hermano y su abuela, aunque de su hermano tampoco supo mucho; un día emprendió el camino a Los Ángeles.

"Pues llegó vestido con pantalones tumbados y camisa de cuadros cuando regresó de Estados Unidos; a las horas lo balearon los mareros; creyeron que era de la 18", enemigos de la "Mara" en El Salvador.

"Anda, ahora tienes tú que reportarte"; es decir, como creyeron que el hermano de Lázaro había muerto le darían trabajo. "Mi hermano se salvó de los tres balazos, pero me tuve que salir primero porque la 'Mara Salvatrucha' me iba a buscar y me iban a matar si no trabajaba para ellos".

Así que emprendió el camino hacia Estados Unidos, con una que otra pista para buscar a una mujer que decían que era su madre, pero no conocía, excepto por una que otra foto que atesoraba la abuela. Dice que cuando cruzó a México, encontró otro grupo de salvadoreños que le dijeron que agarrarían un tren a Mexicali, que estaba bien cerquita de Estados Unidos.

En el camino conoció a otro hombre. "Fue muy bueno conmigo; me protegió"; dice que le contó que su intención era agarrar marihuana en la sierra norteña. "Me vine con él, traíamos un ladrillo verde. Se subía gente al tren con sacos de marihuana para venderla; teníamos que llegar con la droga a Mexicali", recuerda.

"Me dijo que era de México, que le gustaba andar con los centroamericanos en el tren porque son a toda madre".

Lázaro, un joven moreno y flaquito, le creyó que todo el camino lo protegería porque los centroamericanos son "a toda madre". Ahora vive en un refugio en Mexicali, en espera de cruzar.

 EL BORDO DEL OLVIDO

Solalinde estuvo en Tijuana para corroborar qué ocurre con los migrantes que viajan por el Pacífico, los que logran cruzar para ser deportados y los que no, pero que de cualquier manera algún día confluirán en el mismo lugar: El Bordo.

Ese canal de aguas negras, donde habitan más de mil 400 migrantes en casas de cartón y basura. Lo que el sacerdote encontró fue un escenario de una película bizarra o de horror. Atravesó la avenida principal y, auxiliado por los indocumentados, subió hasta el lomo del canal.

Lo primero que vio fue a un hombre con la mano gangrenada y llena de pus. "Le picó una araña y en el hospital general no lo atendieron". También vio a Ignacio, quien fue golpeado por autoridades y le mostró su hueso dislocado.

Después observó fogones con desechos de comida, basura chamuscada, perros en los huesos, lama, jeringas, heroína, y un enorme charco de agua negra y pestilente, en el que los deportados lavaban la ropa donada por alguna asociación.

Incluso, sacó a un par de jóvenes que compartían muletas; ninguno puede caminar por los abscesos e infecciones contraídas en ese lugar de miseria. "Los llevaré al hospital, esto no se puede quedar así", repetía asombrado.

Su expresión delataba incredulidad. Quién podría imaginar que existe un lugar llamado El Bordo, donde deportados encuentran refugio. Aquí viven los migrantes garbage (basura en inglés).

"Lo que estamos viendo es una agresión constante y creciente del sistema neoliberal, podemos hablar de lo que está pasando aquí con estos hermanos, que prácticamente los tratan como desechos humanos, como delincuentes, no como personas, son desechos, garbage. Esta es una ventana para asomarnos y es un observatorio para ver lo que el ser humano vale para el capital financiero", denuncia.

Para Solalinde lo más lamentable es que no sólo en Tijuana, sino que en varias entidades se está replicando la forma de pensar de Estados Unidos, que los migrantes son desechables.

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