Generalmente se recomienda que la primera cita se realice entre los once y los quince años de edad. (ARCHIVO)
Para algunas mujeres, una de las experiencias que más se buscan evitar en la vida es la consulta con un ginecólogo, generalmente debido a los tabúes y mitos que existen en torno a la visita a estos especialistas; no obstante, por cuestiones de salud, acudir con un ginecólogo debe ser algo impostergable.
Generalmente se recomienda que la primera cita se realice entre los once y los quince años de edad. Hay quienes sugieren que sea antes de la primera menstruación, pero la recomendación más frecuente es que se haga una vez que la ahora adolescente tuvo su periodo.
Asimismo, si se tienen 18 años cumplidos y la mujer no ha tenido menstruación o detecta alguna irregularidad en ella como las referentes a su frecuencia o dolores agudos al reglar, el ginecólogo es el médico al que debe visitarse obligatoriamente.
Normalmente en la primera visita no habrá prácticas médicas invasivas o dolorosas, sino simplemente una charla para entablar contacto y en la que el médico preguntará sobre los antecedentes familiares, el motivo de la consulta y el estilo de vida y hábitos de la paciente.
También se realizará una evaluación clínica sobre el control de la presión arterial, el peso, la talla y el desarrollo.
Sólo si las condiciones lo requieren se realizará un examen ginecológico, pero previamente explicándole a la paciente y a su acompañante cómo será y en qué consistirá.
Una vez se haya pasado esta experiencia, es necesario repetirla al menos una vez al año. La segunda visita obligada será antes de iniciar la vida sexual y la tercera una vez que se tuvieron relaciones sexuales.
