Según los expertos, es entre los 25 y los cuarenta años cuando las graduaciones suelen permanecer más estables, pero es también a partir de estas edades cuando inicia la presbicia o vista cansada. (ARCHIVO)
Normalmente, una persona común no suele cambiar con frecuencia sus lentes a menos que estos estén estrellados, rayados o presenten algún otro problema, sin embargo, los especialistas no podrían estar más en desacuerdo con esto.
Si tú padeces algún problema de la vista y utilizas lentes, debes saber que las visitas al optometrista son algo que no debes dejar pasar y no esperar a que aparezcan síntomas o señales que te indiquen que es necesario cambiar tus gafas.
Lo recomendable, según los especialistas, es que, si empezaste a usar lentes desde que eras un niño, acudas a que revisen si ha cambiado su graduación al menos una vez anualmente, hasta que cumplas los 14 años de edad.
Lo anterior se debe a que los mayores cambios en graduaciones son más frecuentes en los niños debido a su crecimiento, y esta situación se repite en la adolescencia. Ya cumplidos los 15 años, las revisiones pueden llegar a hacerse incluso cada dos años.
Según los expertos, es entre los 25 y los cuarenta años cuando las graduaciones suelen permanecer más estables, pero es también a partir de estas edades cuando inicia la presbicia o vista cansada.
Así pues, una vez cumplidos los cuarenta, es necesario volver a revisar la graduación de tus anteojos al menos cada año si no presentas molestias o lo más pronto posible si presentas síntomas que van desde visión borrosa a dolor en la cabeza.
