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Más sacudidas financieras

ROGELIO RAMÍREZ DE LA O

En varios sentidos la sacudida de los mercados financieros la semana pasada tiene una nueva cara, aparte de otras ya conocidas. Entre estas últimas, la postura de la Reserva Federal estadounidense de concluir este mes la compra de valores que ha sido el último estímulo monetario que dio a la economía.

Ésta, sin embargo, no fue la causa principal de la caída de mercados. Los inversionistas sabían desde mayo de 2013 que la Reserva Federal iniciaría un retiro de sus estímulos, pero que el alza del interés tomaría mucho tiempo y sería gradual.

En el desplome reciente los mercados no reaccionaron como lo hacen cuando temen un alza de tasas de interés, es decir reduciendo los precios de los bonos. Esta vez hubo aumento de precios de bonos soberanos de países que se consideran refugio de inversionistas. Y hubo baja de precios de bonos soberanos de toda la periferia europea y de países emergentes.

Los mercados comenzaron a distinguir entre países con diferentes problemas y perspectivas económicas, a diferencia del año pasado, cuando reaccionaban de forma parecida en todo el mundo.

Hubo tres problemas que contribuyeron a la sacudida; dos son coyunturales (aunque podrían durar años): la desaceleración de China y el exceso de oferta de petróleo contra una demanda más débil. El tercero es estructural y más serio.

Este último es que la zona euro no tiene solución al excesivo endeudamiento de sus gobiernos, gran debilidad de sus bancos, que son a la vez los compradores de los bonos soberanos de sus gobiernos, alto desempleo y falta de impulso para crecer. Con su política económica y los instrumentos con los que cuenta su perspectiva es de recesión permanente.

La renuencia de Alemania a permitir emisiones conjuntas de bonos supuestamente garantizados por la zona euro o una unión bancaria está justificada, pues no puede rescatar a toda la periferia y su Corte Suprema ya opinó contra lo que ha hecho el Banco Central Europeo. Por eso insiste en que cada país ajuste sus gastos, lo que los pone en recesión. Es la trampa en la que se metieron al acceder al euro.

De ahí que la zona euro carezca de viabilidad. Sin que varios países salgan del euro y sin que Alemania sea el rescatista, una salida teórica, pero que ilustra el problema, es que la periferia abarate sus activos para que el capital sobrante de Alemania y otros países los compre baratos. Eso implicaría que los bancos de la periferia, los bienes raíces y muchas empresas pierdan entre un tercio y una mitad de su valor para que sean atractivos.

Lo que falta a la zona euro son precios relativos realistas para sus activos tras la crisis de 2008: altos para los países fuertes y débiles para la periferia, que permitan el ajuste del flujo de capital privado entre países y con ello de inversión.

De no haber este ajuste de precios relativos cuando en la periferia siguen inflados, ningún ente los podrá rescatar. Por ejemplo, en España los precios de la vivienda deben bajar al menos 30 % más.

La sacudida de mercados dio la impresión de que el mundo global se contagia fácil y que EU no es inmune. Pero con el paso del tiempo hay creciente diferenciación entre países y tipos de problemas. Los mercados empiezan a diferenciar y sorprende que hayan tardado tanto. El desenlace será sombrío para la globalización, pero no significa que todo el mundo esté atrapado en la misma crisis.

Twitter: [email protected]

(Analista económico)

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