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Caricias Íntimas

(1ª. Parte)

Las caricias casi siempre comienzan con el noviazgo, aunque en ocasiones se producen entre personas que no son novios. Durante un noviazgo constructivo las caricias bien llevadas pueden ser dignas y conducir al matrimonio. En caso contrario siempre devienen en confusión sexual.

Se considera caricia íntima todo contacto físico que pueda despertar en mayor o menor medida vibraciones sensuales. Así, el rango puede ir desde tomarse de la mano o besarse, hasta la estimulación de las zonas más sensibles. Las caricias son el comienzo del amor erótico. Lo que diferencia a los novios de los simples amigos son las caricias.

Muchos aseguran que acariciarse no es necesariamente un medio para llegar al acto sexual, sino que pueden ser un fin en sí mismas. En realidad esto último sería factible si la pareja supiera detenerse en los momentos de pasión y renunciar a seguir estimulándose. Obviamente, se requiere mucho temple y madurez de ambos para respetar el límite y mantenerse conformes sólo con las caricias que se han permitido.

La siguiente narración está tomada de una carta real. Es muy fuerte pero su exposición es necesaria para visualizar la magnitud del problema al que se enfrentan los novios cuando se acarician:

?Lupe me agrada sobremanera. La respetaba y admiraba. No era mi intención acostarme con ella, pero las circunstancias se fueron dando gradualmente y de forma natural:

En la primera salida la tomé del brazo por periodos cortos. Al ofrecerle el paso en una puerta, siempre posaba, momentáneamente y de forma ligera una mano en su espalda. Usando ese recurso fui apoyando cada vez más mi mano en sus hombros hasta que logré caminar junto a ella rodeando su espalda con el brazo. En una ocasión le tomé la mano mientras íbamos en el coche. Al llegar a su casa nos despedimos con un beso en la mejilla. Fue tan apasionante que canté durante todo el camino de regreso. La siguiente vez, el beso fue en la boca.

Poco a poco los besos comenzaron a ser más profundos, jugábamos con nuestras lenguas mientras nos besábamos. Tratábamos de tocar el paladar, los dientes o la garganta del otro.

Una noche, mientras experimentábamos besos profundos, bajé mi mano desde su cara, pasando por el cuello, hasta rozar ligeramente sus senos. Ella se separó un poco, pero sin la suficiente energía, así que volví a intentarlo. Cuando logré tocar claramente uno de sus pechos, me detuve apoyándome en él como en un gesto de fraternidad inocente. Así lo hice varias veces hasta que ya no pude conformarme con sólo colocar mi mano y comencé a frotar.

Era tan excitante, para ambos, la caricia de los senos que después ya no era necesario estar besándonos para practicarla. Hábilmente aprendí a meter la mano por debajo de la blusa y a acariciarla sobre el sostén. Un día, ella misma me ayudó a destrabar el elástico y por fin pude sentir la suavidad de su piel. A esas alturas Lupe solía ya tocarme por encima del pantalón.

Poco después, la sensación no fue suficiente. Así que gradualmente buscábamos lugares más oscuros y privados. Las caricias fueron subiendo de tono, comencé a acariciarla más profundamente, Lupe ya había logrado llegar también a más. Al platicar sobre lo que nos estaba ocurriendo llegábamos a la conclusión de que no había riesgos ni pasaría nada si sabíamos detenernos a tiempo.

Posteriormente ya no nos conformábamos con estar a solas para tocarnos. Procurábamos habitaciones de hoteles en las que, con la consigna de no llegar al coito, nos acariciábamos hasta enloquecer. Pero el instinto sexual es muy poderoso y sin salir del marco de simples caricias, llegamos a experimentar una excitación enorme.

La relación completa ocurrió un día sin que pudiera intervenir nuestra voluntad. La experiencia resultó sumamente agradable. A partir de ese momento comenzamos a mantener relaciones en forma continua Lupe se asesoró con unas amigas para tomar píldoras anticonceptivas y al menos una vez por semana nos las ingeniábamos para tener sexo. Éramos como un matrimonio, pues nuestra intimidad había llegado al máximo, pero con la ligera diferencia de que nuestro compromiso no.

Después de un año de relaciones sexuales (más de cuarenta encuentros), comencé a aburrirme. Prácticamente se terminó entre nosotros la luna de miel. Ya no había pasión ni enigma. Nos conocíamos demasiado. Se cruzó por mi vida una nueva compañera y salí con ella. Volví a experimentar la belleza de un beso apasionado. Dejé a Lupe. Me duele un poco porque nos habíamos encariñado mucho. Dicen que, en esto del sexo, la que más pierde es la mujer, aunque yo pienso que el gozo fue mutuo y que no tengo por qué sentirme culpable. Todos tenemos derecho a buscar nuestra felicidad.

CUESTIONARIO 2.- (Para Resolver en familia)

¿Por qué la relación de estos jóvenes no prosperó? ¿Por qué no les fue posible detenerse a tiempo?

¿Será factible que las caricias sexuales puedan disfrutarse como un fin en sí mismo sin convertirse en un medio para llegar a la relación sexual? ¿Qué se requiere para ello?

La narración anterior se mencionan dieciocho pasos que culminan en la relación sexual. Si clasificaras las caricias en suaves, fuertes y profundas ¿cómo repartirías los dieciocho pasos? (Es necesario contestar esta pregunta para entender algunos de los conceptos siguientes).

Cuatro Etapas De Toda Relación Amorosa

Primera etapa: Enamoramiento. No hay caricias sexuales. Sólo existe una química, un magnetismo, una atracción con la que inicia la mayoría de los romances. Es la etapa del cortejo y las declaraciones amorosas. El tiempo de duración de esta etapa puede ser desde unos días hasta unos cuantos meses.

Segunda etapa: Conocimiento. Es la esencia del noviazgo. La pareja se conoce profundamente mediante la asimilación de las virtudes y defectos de ambos. Hay caricias ligeras. Es una etapa larga que puede prolongarse por varios años.

Tercera etapa: Compromiso. Existe promesa de unión y fidelidad. Es la etapa en la que se planea el matrimonio. Caricias fuertes. Suele durar sólo unos meses mientras se realizan los preparativos de boda.

Cuarta etapa: Intimidad. Se ha consumado y decidido la relación definitiva mediante el convenio conyugal. Caricias profundas y entrega sexual completa.

Muchas parejas no siguen un orden, dejan fuera todo compromiso y abrevian hasta lo imposible los tiempos. En cuanto sienten enamoramiento, buscan las caricias íntimas. Es el caso típico de las películas y programas televisivos: las personas se enamoran y se acuestan. Una relación sin conocimiento (segunda etapa) ni compromiso (tercera etapa) está destinada a fracasar, además de dejar graves secuelas.

Por el contrario, cuando una pareja tiene relaciones sexuales por legítima entrega amorosa, después de haber vivido plenamente las cuatro etapas, el sexo resulta la unión más hermosa y constructiva.

Si el varón no ama a la chica, carece de madurez y temple de carácter, seguramente la empujará a continuar un contacto sexual que ella no desea. Si la mujer intenta parar el juego de las caricias sexuales y el varón no quiere o no puede, se produce, con frecuencia, un acto sexual forzado.

¿El Hombre Llega Hasta Donde La Mujer Lo Permite? A la mujer se le impone la carga de resistir y después se le impugna cuando no lo logró, pero ya es tiempo de que el hombre comience a participar y se comporte como ser humano maduro y no como animal instintivo. Delegar en la chica toda la responsabilidad del juego sexual y culparla por no haberlo detenido es un acto machista e indolente. Los verdaderos hombres saben respetar y ayudar a su pareja a mantener los límites.

Esperamos establecer una comunicación con usted amable lector a través de contestar estos cuestionarios (de preferencia en familia), la retroalimentación o exposición de casos que nos puedan hacer llegar al buzón de sugerencias que estará de manera permanente en la recepción de este diario con atención a la Sección Cultural, artículos Familia Sirviendo a la Vida, así como con, Germán de la Cruz Carrizales ([email protected] ) ([email protected]).

Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hará que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. El próximo tema a tratar será la segunda y última parte de las Caricias Íntimas. Gracias por su atención.

?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.

Germán de la Cruz Carrizales

Torreón, Coah.

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