En México hay palabras que parecen prohibidas. Palabras que asustan. Palabras que nos negamos a pronunciar. Pero no hay nada como llamar a las cosas por su nombre.
Fracaso es una de ellas. Una palabra dura. Contundente. Fuerte. Crisis es la otra.
A unos días de que se cumpla el quinto aniversario del TSM, la directiva del Santos está ocupada en decirnos que ir al Estadio Corona "no es caro". O al menos no es "mucho más caro" que ir al viejo.
Aseguran mantener "los mismos precios accesibles". ¡Error! En esa sentencia sobra la palabra "mismos". La he leído y releído y nomás no le hallo cabida; ¡no son los mismos! Podrán manejar la palabra "accesibles", pero habría que aclarar ¿accesibles para quién?
Me parece que el club se desgasta de más en querer "tapar el sol con un dedo", como dijo un amigo.
A cuatro jornadas de que acabe el torneo, la preocupación debería centrarse en lo deportivo, no en buscar "quedar bien" con todo mundo. Si en lo deportivo el equipo funciona, lo demás es más fácil de manejar.
Santos llegó a ser tercer lugar de la tabla hace unas semanas atrás. Hoy es octavo.
Ha sumado dos puntos de los últimos 15. Ha recibido 13 goles y a cambio sólo ha anotado cinco.
Santos está en crisis. Lo estaba desde hace una semana, aunque desde adentro lo negaran.
Y mientras Caixinha no haya la forma de salir del hoyo, los dirigentes presumen que la cerveza en el estadio no ha subido mucho en los últimos cinco años. Dan números.
Recuerdan que en el viejo Corona un vaso de "cheve" costaba 25 pesos. Hoy, un vaso cuesta $80, pero trae más del doble. Según sus cálculos, en cinco años el costo sólo ha subido .02 pesos por mililitro. Parece poco. Pero la cerveza no la venden por mililitros, sino por vasos. Y en esos $.02/ml el aumento es de más de 17 pesos (por vaso).
Dicen también que una cerveza del tamaño de la que vendían en el viejo Corona hoy en el TSM costaría $30, ¡pero no hay esa medida! De nada sirve saber cuánto "costaría".
Y como dice César Santos (abonado desde 1994-95) en su carta a la directiva: antes, si te sobraban 50 pesos, te comprabas dos chelas. Hoy no te alcanza.
La directiva además presume que la localidad más barata sólo ha tenido un incremento de 10 pesos. Antes, en el viejo, el boleto costaba $120 (en su última época). Ahora, en el TSM, cuesta $130. Pero como dice César (el aficionado que lleva al equipo en el apellido), con esos 120 pesos te alcanzaba para sentarte en medio del estadio, si llegabas temprano.
Hoy, el boleto de $130 es para atrás de la portería. Y le agrego: con 130 pesos te alcanza para los partidos contra Querétaro (sin Ronaldinho), Jaguares, Puebla, pero no para América, Chivas, Cruz Azul, Monterrey, Pumas y Tigres.
Entonces, ¿son los mismos precios accesibles?
Antes podías irte al estadio en camión o caminando. Hoy, por la hora, no pasan muchos camiones. ¿Caminar? ¡Ja! Y el taxi lo menos que te cobra a la salida son 100 pesos, pero llegan a cobrar hasta 200 o más.
Sí, es un estadio más caro, pero también más cómodo. Ya no hay que llegar 4, 5 ó 6 horas antes del juego. Ya no hay que asolearse tanto. Ya hay más baños. ¿Será que por eso es más caro?
Santos está en crisis. Y más grave que la crisis en lo deportivo, hay una crisis de identidad.
Cada aficionado tiene su motivo para ir al estadio, como también la tiene cada aficionado que decide no ir. Si un aficionado no va, es porque hay algo que no le gusta, que no lo deja satisfecho o no le alcanza para pagar.
Y volvemos a lo mismo, con buenos resultados lo demás es "manejable".
Lo preocupante (u "ocupante") hoy para la directiva debe ser ese malestar que el aficionado demuestra con el equipo. Poco a poco, los ídolos se van y no llegan nuevos. Pero sobre todo, ¿dónde están esos Guerreros que dejaban todo en la cancha? Que contagiaban a la tribuna, que vivían en comunión con ella. No siempre fueron grandes nombres, pero sí Guerreros indomables. ¿Dónde quedó la Casa del Dolor Ajeno? A la directiva le incomodan las críticas, pero los equipos grandes (en el mundo) siempre las reciben, ¿no? Y Santos aspira a estar entre los mejores.
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