La seductora Bardot

Nadie la acusaba de ser buena actriz. Incluso cuando dice “Hola” se las arregla para sonar falsa”, escribió sobre ella en un principio el semanario satírico Le Canard Enchainé. Pero una vez que se presentó en la cinta Et Dieu crea la femme (Y Dios creó la mujer) de Roger Vadim, en 1956, se convirtió en una de esas imágenes que se quedan grabadas en la memoria.

Brigitte Bardot fue no solamente una mujer hermosa y rebelde, sino un símbolo de la liberación sexual de mediados del siglo XX. En la cultura francesa, de donde saltó al resto del mundo, desempeñó el papel emblemático que por ese tiempo tuvo también la estadounidense Marilyn Monroe.

Al contrario de otras famosas francesas también símbolos de la liberación de la mujer, como Coco Chanel y Edith Piaf, que provenían de infancias de pobreza, Brigitte Bardot creció en una familia de clase media alta. Tuvo éxito como modelo desde que era adolescente y fue descubierta para la cinematografía por el productor y director Roger Vadim, con quien se casó. Muchas voces conservadoras se levantaron en Francia para cuestionar a Vadim por presentar desnuda a su propia esposa en las pantallas.

La imagen de esta mujer, sin embargo, tuvo una proyección que superó su propia presencia cinematográfica. No pasó mucho tiempo para que su fama trascendiera fronteras. El público internacional la reconocía ya sea por su nombre o por su apellido. La Bardot era admirada y deseada en el mundo entero. Si hablaba uno de Brigitte no había que aclarar de quién se trataba. Millones de niñas en el mundo, y por supuesto también en México, recibieron ese nombre sin que ningún familiar se llamara así. Pronto no se necesitó más que las iniciales BB para identificarla.

Si bien no era una intelectual, los intelectuales franceses la adoptaron como suya. Louis Malle la tuvo en su cinta Vie privé (Vida privada), y el revolucionario Jean-Luc Goddard la convirtió en protagonista de Le Mépris (El desprecio). La escritora Simone de Beauvoir trató su caso en un ensayo sobre el síndrome Lolita. Francoise Sagan y Marguerite Duras le expresaron su admiración e incluyeron en sus novelas personajes inspirados en ella.

Brigiitte se retiró joven, antes de cumplir los 40 años, lo que ayudó a mantener su imagen juvenil en el imaginario popular. Nunca dejó, sin embargo, de ser una figura pública. En las últimas décadas ha dedicado sus esfuerzos a defender los derechos de los animales, causa que ha abordado con entusiasmo pero también con una fuerte capacidad de comunicación.

La Bardot cumple 80 años este 28 de septiembre. El tiempo es implacable para todos, incluso para quienes en un momento se convierten en símbolos juveniles. Lo curioso es que Brigitte nunca pareció tomarse muy en serio ni su juventud ni su belleza. Esto le ha permitido llegar a las ocho décadas de vida con elegancia y dignidad. De alguna manera sigue siendo esa mujer llena de confianza en sí misma que enamoró al mundo a fines de los cincuenta y principios de los ochenta.

Twitter: @SergioSarmiento