EDITORIAL Sergio Sarmiento Caricatura Editorial Columna editoriales

La traición de los principios

GENARO LOZANO

Obama no ha querido decirlo claramente, pero Estados Unidos está en guerra y ésta es la guerra de Obama: la de desmantelar al Estado Islámico en el norte de Irak y en Siria y como señala a BuzzFeed News el abogado John Yoo, quien fuera asesor legal del expresidente George W. Bush, Obama ha adoptado la misma visión sobre los poderes de guerra del Ejecutivo que Bush, contra la cual luchó y cuya lucha le valió en parte la presidencia en 2008.

Bajo los argumentos presentados, Obama hoy dice que se atacará a ISIS con bombardeos selectivos, sin tropas de combate y con una alianza multilateral. Sin embargo, el presidente anunció esa estrategia el 10 de septiembre pasado sin la autorización del Congreso de su país para utilizar el poder militar estadounidense, valiéndose de los poderes que le otorga la Constitución en el artículo segundo y que lo hacen Comandante en Jefe.

Todo ello no hace más que pensar que Obama ha sucumbido a la llamada Doctrina Bush, aquella que fue elaborada por los asesores neoconservadores del expresidente republicano tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, bajo la cual Estados Unidos no esperaría a ser atacado nuevamente si veía una amenaza creíble a su seguridad nacional. De tal forma se llevó a cabo la invasión de Irak en 2003, con el engaño de que Saddam Hussein tenía armas de destrucción masivas y que quería usarlas contra Estados Unidos.

Hoy sabemos que Hussein no tenía esas armas, que si bien es cierto que la invasión se dio también con una coalición de naciones -entre las que destacan Gran Bretaña y España- la guerra fue ilegal bajo el derecho internacional, sin una aprobación del Consejo de Seguridad de la ONU, el único cuerpo acreditado para ordenar el uso de la fuerza militar. Hoy sabemos que la guerra en Irak ha costado la vida a más de 130 mil civiles iraquíes, de acuerdo con el proyecto Irak Body Count, así como de unos 50 mil combatientes iraquíes y de casi 5 mil soldados estadounidenses.

Hoy también sabemos que el Medio Oriente no está más seguro sin Hussein, que éste no era una amenaza para Estados Unidos, que Irán persiste con su plan nuclear, que hoy Al Qaeda está debilitada, pero sigue viva, que hoy Al Qaeda pelea con los jihadistas de ISIS, que la paz entre palestinos e israelíes no avanza, sino lo contrario, que Siria y el Norte de Irak parecen ingobernables, etcétera.

Aún así, Obama ha decidido autorizar una nueva guerra para su país y concentrará todos sus esfuerzos en conseguir el apoyo del Consejo de Seguridad esta semana que se reúnen los líderes mundiales en la 69 Asamblea General de la ONU. Según Stewart Patrick, un asociado del Council on Foreign Relations, Obama solicitará al Consejo de Seguridad que apruebe una resolución que defina qué es un "combatiente extranjero", ya que en los videos de decapitaciones de ISIS se ha percibido el perfecto acento británico de los integrantes del grupo terrorista. Con ello, Obama quiere hacer que los países se sumen a una cruzada internacional contra ISIS, al puro estilo de Bush.

Es demasiado pronto para saber si la guerra contra ISIS funcionará, si se podrá destruir a esa organización y en su caso si no habrá una nueva que la suceda. De hecho la presencia de ISIS no es solamente en el norte iraquí y en Siria, apenas ayer se notificó que en Argelia un grupo afin a ISIS secuestró a un periodista francés, atendiendo el llamado de ISIS de atacar a extranjeros en países árabes.

Lo que sí puede saberse hoy es que Obama ya se rindió a las presiones de los llamados halcones de política exterior, los mismos que ante la retirada estadounidense de Irak, ante las negociaciones nucleares con Irán, ante el multilateralismo para hablar con Corea del Norte, ante la tibieza de las sanciones contra la Rusia de Putin habían exigido una mayor mano dura del también Premio Nobel de la Paz, voces bélicas que ante el silencio estadounidense por la violencia del ejército israelí en Gaza han quedado satisfechas.

A Obama le quedan aún dos años de su presidencia y su rendición al militarismo obedece a su bajísima popularidad, que alcanza el 50 por ciento de desaprobación, a que en noviembre hay elecciones para renovar la Cámara de Representantes y un tercio del Senado y según Gallup, los republicanos van arriba en las preferencias, en parte porque irónicamente son percibidos como más eficaces para proteger a su país ante amenazas. De concretarse una ruina electoral para los demócratas en noviembre, prácticamente Obama pasaría los últimos 24 meses de su presidencia siendo irrelevante, el llamado pato cojo.

ISIS no ha atacado a Estados Unidos y tampoco parece hoy que tenga esa capacidad, a pesar de los rumores ya desmentidos de que estaban en la frontera entre México y Estados Unidos. El recién aniversario de los atentados del 11 de septiembre y la nueva guerra de Obama han dejado en claro que la doctrina Bush no se eliminó con la llegada del afroamericano a la presidencia. La herencia de los ataques preventivos continúa y con el hombre que había prometido nunca más. Al final, parece que el ejercicio de la política no es más que la traición de los principios.

Politólogo e Internacionalista

Twitter @genarolozano

Leer más de EDITORIAL

Escrito en:

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de EDITORIAL

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1040062

YouTube Facebook Twitter Instagram TikTok

elsiglo.mx