Es imperioso que entendamos como sociedad hacia dónde queremos llegar, al parecer nuestro país está sujeto a los discernimientos políticos de todos los partidos de tal forma que seguimos atrapados en el círculo vicioso de bajo crecimiento, desigualdades sociales e incapacidad para satisfacer las necesidades no sólo las más apremiantes de nuestra sociedad, también para poder empujar al sector empresarial a la competitividad mundial que produzca mayores empleos y mejores condiciones de estabilidad en los hogares mexicanos.
Sin duda alguna estimo que la mayoría de los mexicanos celebramos la conclusión por parte del Congreso aprobando las reformas estructurales que presentó el Ejecutivo y concluyendo positivamente la autorización de las reformas secundarias logrando sin lugar a dudas acuerdos que requieren urgentemente poner en práctica para que México pueda avanzar en la ruta del crecimiento económico y sobre todo lograr la mejoría de la sociedad mexicana.
Las reformas estructurales son innovaciones o modificaciones a nuestra esencia política, social y económica que implican actualizarnos a las nuevas circunstancias mundiales e internas de nuestro país, se requiere que los protagonistas de esta historia entiendan que no se trata de que se ganen posturas políticas, que de lo que se trata es de encontrar el camino correcto para que gobierno y empresas puedan localizar sus inversiones y fomentar el crecimiento de la inversión al unísono de atraer capitales de inversión fija y perdurable.
Sin embargo, como sabemos, en la actualidad, salvo algunas actividades económicas del país, continúan sumidas en una atonía que desafortunadamente se refleja en una mescla en la sociedad, que va del escepticismo y la incredulidad a la desmoralización y la desesperanza.
Lo anterior lo menciono ya que, como sabemos, se ha hablado por parte del Gobierno federal y específicamente por la SHCP anunciando fuertes inversiones de gasto público que por fallas en su implementación al menos así lo considero ha propiciado el escepticismo que antes mencionaba ya que no se nota dicha inversión y por consiguiente sólo se habla de futuros logros sin concretar realidades.
Recientemente el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) declaró que la política de gasto y de manejo del déficit público por parte del Gobierno federal no ha sido efectiva ya que no se ha contribuido al crecimiento económico.
José Ángel Gurría, actual secretario general de la OCDE, declaró en un encuentro de empresarios, que "México tiene un gran potencial en todos los ámbitos, pero gran parte de la explicación del estancamiento se encuentra en una cultura clientelista muy arraigada, especializada en evitar la competencia y el contacto como instrumentos de progreso". ¿Será lo que nos está pasando?.
En contraparte, en recientes declaraciones el secretario de Hacienda, Vidagaray, dice que el retraso en la implementación de las reformas estructurales tienen un costo económico para el país y sus beneficios no son inmediatos, además mencionó, de acuerdo con un comunicado, que "las reformas no son magia, son procesos profundos de transformación, del cambio estructural a las bases de la economía".
En forma independiente el gobernador del Banco de México en una entrevista reciente mencionó principalmente que a pesar del factor de interconexión por la proximidad con EU se pudo eludir en gran parte la crisis del 2008 gracias a los pilares económicos sólidos que tiene el país, por ello incluso actualmente somos atractivos para la inversión extranjera (al menos así lo entendí), sin embargo, Banxico recortó su intervalo de crecimiento económico estimando en un 2.3 por ciento el crecimiento económico para 2014. Mientras tanto en el Congreso parecen no estar enterados de lo que acontece y continúan con sus propias estratégicas políticas y mediáticas para su propio beneficio ¿y el bienestar del país? Podremos seguir escudándonos en nuestro mal comportamiento económico a lo que pasa en el exterior.
La realidad es que tenemos aún una frágil democracia mexicana, la sociedad no se siente verdaderamente representada y existe un sentir que tanto las reformas como los planes de crecimiento parecen ocurrir en el seno del Estado, pero no en el de la sociedad.
