Pese a los rumores, organizadores desmienten que el Mundial de 2022 cambie de sede por el clima de Catar. (EFE)
Para que a Rusia y Catar se les despoje de la sede de la Copa del Mundo de futbol sería necesario que una persona clave en la cadena legal ejerciera los poderes de que goza.
No obstante, los acontecimientos de días recientes sugieren que el juez del comité de ética de la FIFA, Joachim Eckert, interpretará las reglas de manera conservadora, lo que reduce la posibilidad de que se revierta la decisión de que esos países organicen los mundiales de 2018 y 2022.
Eckert es un intermediario en el proceso entre Michael Garcia, el fiscal de ética que debe aportar pruebas de irregularidades, y el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, quien encabeza el comité ejecutivo, formado por 27 personas, y el congreso en el que intervienen 209 asociaciones nacionales.
Quizá recaiga en Eckert, debido a la dureza de sus juicios y el lenguaje que use en su informe final, la tarea de aumentar la presión pública hacia la FIFA para que tome la opción de mayor riesgo en un caso que definirá la reputación del organismo rector del futbol mundial.
"Ese no es nuestro trabajo", dijo Eckert el viernes pasado en la sede de la FIFA, cuando ofreció por primera vez una visión detallada de la investigación. "No haremos recomendación alguna".
Desde que el comité ejecutivo de la FIFA, formado por 22 integrantes, escogió a Rusia y Catar en diciembre de 2010, los críticos han buscado razones para provocar un cambio en la decisión.
Sus esperanzas se sustentan en informes y acusaciones sobre la capacidad de Catar para albergar al máximo acontecimiento del deporte más popular del mundo. Han sostenido que el soborno, los derechos de quienes trabajan en régimen de esclavitud, los derechos de los gays, el calor extremo y la alteración del calendario de los clubes europeos son motivo para que se retire la sede a Catar.
Mientras se llega a una conclusión derivada de la indagatoria encargada por la FIFA, las renuncias de integrantes del comité ejecutivo de implicados en casos de conductas alejadas de la ética han complicado el panorama.
Pese a todo, Eckert tiene más autoridad de la que acepta tener, de acuerdo con abogados consultados por The Associated Press respecto al polémico asunto.
Eckert sugirió el viernes que las reglas de la FIFA lo limitan a juzgar a individuos usando las pruebas aportadas por el fiscal de ética Michael García, el abogado estadounidense que encabeza la investigación.
De acuerdo con Eckert, corresponde a la junta ejecutiva o al congreso de las 209 asociaciones nacionales decidir si el trabajo del comité independiente de ética justifica que se vote de nuevo para decidir la sede del Mundial.
Pero eso no necesariamente es así dijeron experimentados abogados especializados en deportes en entrevistas recientes.
"¿Para qué sirve una comisión de ética si no puede tomar las grandes decisiones políticas?", dijo uno de quienes conocen los casos de FIFA.
"De acuerdo con las reglas es posible", dijo otro, quien indicó que la comisión de ética puede tomar "cualquier clase de decisión".
Los abogados hablaron a condición de que se respetara su anonimato porque podrían estar involucrados en casos legales derivados de la pesquisa hecha por García y Eckert.
Eckert se negó a decir si es probable que haya sanciones en contra de funcionarios involucrados en la decisión como los miembros de la junta con derecho a voto o integrantes de las nueve candidaturas a organizar la competencia.
No obstante, los informes iniciales de García sugieren que se tomarán medidas contra "ciertos individuos" de acuerdo con un comunicado emitido este mes.
