Por ser el poeta más moderno, a pesar de tener una posición clasicista, Luis Cernuda, de quien se conmemorarán hoy 112 años de su nacimiento, destacó de entre otros grandes líricos de la llamada Generación del 27.
Al respecto el escritor Hernán Bravo Varela expuso en una sesión del ciclo “Literatura transgresora”, en la Capilla Alfonsina, sobre su posición, siempre reaccionaria, frente a la literatura dominante y a las costumbres sociales; cuestión que lo llevó a tomar posiciones transgresoras y solipsitas, visibles en sus obras.
El también poeta y ensayista comentó además sobre cómo Cernuda, replegado de las vanguardias por su posición escéptica, pudo hacer una lectura moderna de autores como Hölderlin o Robert Browning.
El reconocido poeta y crítico literario, Luis Cernuda Bidón nació en Sevilla, España, el 21 de septiembre de 1902; fue educado bajo el estricto control de su padre quien era militar y desde los 9 años comenzó a leer poesía.
Estudió derecho en su ciudad natal bajo la dirección de Pedro Salinas, de quien fue discípulo y quien orientó, asimismo, sus primeros pasos de poeta, cita el portal de Internet “biografiasyvidas.com”.
Durante diferentes momentos de su vida impartió clases de español en la universidad de Toulouse, en Inglaterra y en Estados Unidos.
A decir de la crítica especializada, sus primeras obras marcaron un itinerario que desembocó en una estrecha afinidad con los poetas surrealistas. Fue el Premio Nobel de Literatura en 1947, André Gide, su mayor influencia.
No obstante su obra se inscribe dentro de una corriente que muchos han calificado de neorromántica, pues la sensibilidad, melancolía y dolor que destila su poesía se halla en los límites de serena contención.
Al enterarse del asesinato de García Lorca durante la sublevación militar de la Guerra Civil Española (1936-1939), Cernuda le escribió una sentida elegía, "A un poeta muerto (F. G. L.)", cuyos dos últimos párrafos fueron censurados.
Tras dos meses como agregado de la Embajada Española en París, regresó a Madrid, donde se alistó en el Batallón Alpino. Sin embargo, luego de la contienda civil española, Cernuda fue exiliado, por lo que emprendió, bajo la influencia directa de la poesía anglosajona, un período en el que su obra poética se hace autobiográfica y reflexiva.
Residente en Gran Bretaña, Estados Unidos y, por último, México, publicó sucesivamente, entre otros libros: “Las nubes” (1940), “Como quien espera el alba” (1947), “Vivir sin estar viviendo” (1949), “Con las horas contadas” (1956) y “Desolación de la Quimera” (1962).
De 1949 a 1952, permaneció en México, país en el que fue bien recibido. Invitado por la revista “Orígenes”, impartió conferencias en Cuba y conoció al escritor José Lezama Lima, detallan sus biógrafos.
Ya establecido en la capital de México, se enamoró de un culturista, Salvador Alighieri, a quien le dedicó “Poemas para un cuerpo”. Tras una prolífica y polémica vida, el 5 de noviembre de 1963 murió siendo enterrado en la sección española del Panteón Jardín.
