Luchó por dejar drogas y alcohol

Juan Francisco Reyes es un hombre nuevo. Al menos así es como se siente desde que dejó las drogas y el alcohol para congregarse en la iglesia cristiana Manantial de Amor, hace ya 14 años.

Cuenta que antes de llegar a este lugar, se encontraba perdido en los vicios, que sólo lo alejaban de su familia, pero sobre todo de su pequeño que contaba con un par de meses de nacido.

Recuerda que en varias ocasiones buscó apoyo en diferentes asociaciones, pero nunca llenaron ese vacío que sentía en su corazón, por lo que era fácil recaer.

"Antes la iglesia estaba arriba de Sumerka (centro de Lerdo) y escuchaba las alabanzas", relata Juan Francisco. En una ocasión, mientras caminaba por las tranquilas calles de Ciudad Jardín, decidió entrar. Fue entonces que pidió ayuda. Aunque todos se unieron en oración, reconoce que no fue fácil. "Era un estira y afloja", dice.

Ahora que se encuentra recuperado, cuenta que desde hace siete años se encuentra limpio de alcohol y drogas, situación que le ha cambiado la vida y la de su familia, a la cual se sumó otro hijo ahora de 12 años.

A todas esas personas que como él se encuentran "presos" de los vicios les dice "que sí hay solución, lo primero es reconocer que se necesita ayuda y que uno solo no puede. Y es precisamente Cristo la salida a todos esos problemas para comenzar de nuevo, así como lo hice yo", comenta orgulloso.

Juan Francisco asegura que no cambiará nada de lo que ahora es su vida por lo que alguna vez fue, pues eso implicaría perder la felicidad que ahora llena de su corazón, su casa y su familia.