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Solo y Sin Marca

Alex Rodríguez

Confieso que la Copa MX poco me ha interesado. Cuando la anunciaron sabía que era un torneo metido con calzador a mitad de semana para que los clubes tuvieran mayores ingresos, vendido al público por la Federación como si fuera un primo gemelo de la Copa de España (nada más lejano) y en donde su calidad sería de mediocre a pobre, cosa que en general se ha cumplido.

Muchas veces los equipos no la toman en serio, los entrenadores no la toman en serio, los jugadores no la toman en serio, pero quieren que la afición sí sea quien la tome en serio, vaya y llene el estadio, sin importar el espectáculo (o la falta de) que se está ofreciendo, lavando el coco al fiel aficionado con la retórica de "a tu equipo hay que apoyarlo siempre, juegue contra quien juegue y en el torneo que sea". Cosa cierta, pero que contiene muchísimos be moles, tema delicado que nos llevaría varias horas de discusión.

Sea como sea, si Monterrey y Santos se enfrentan, ahí sí aplica todo lo anteriormente mencionado. Las dos directivas se lo toman en serio, y también lo hacen sus entrenadores, jugadores y más, la afición. Cuando éstos dos grandes equipos juegan, hay que verlos. Puede ser un torneo de liga, liguilla, final, Concachampions, Copa, amistoso o hasta para ver quién picha los refrescos el sábado o decidir de una vez por todas quiénes son los mejores de la cuadra. No importa, los agarrones son dignos de verse con calma.

El martes por supuesto no fue la excepción. Hay gente que aún aclama que el duelo no es un clásico. Cuando es un lagunero quien lo dice (y hay periodistas así que lo afirman) yo ya no los tomo en serio. Cuando es un regiomontano quien lo expone, entiendo el porqué. Imagino el coraje que debe dar que un Rayados-Santos haya adquirido esa importancia y el hecho de que un aficionado rayado trate a toda costa de eludir esa responsabilidad, da en automático el mote de clásico a este duelo geográfico, económico, social, deportivo y político.

Las volteretas que vimos, la intensidad con que se jugó, las grandes fallas frente al marco, las impresionantes atajadas, los cinco goles de excelente manufactura, el dolor de los regios al perder en los minutos de compensación, la alegría comarcana por conseguir de esa forma el triunfo, son en efecto los ingredientes, más la historia, vasta, que se tiene entre ambos, para que el partido tenga la trascendencia que posé.

Impresionante, maravilloso, el gol de Andrés Rentería. En una muestra de técnica individual, concentración, gran estado físico, inteligencia a la hora de decidir y capacidad en la ejecución. La forma de bajar el balón, medirlo y definir, hacen de Santos un equipo sumamente temible en su delantera, pues Darwin Quintero está (sigue, como ha venido haciendo desde hace años) jugando de forma sorprendente.

Lo tengo que decir, aunque se trate de la Copa MX: Gran triunfo del Santos. Por la forma, por el fondo, por cómo se consigue y por los tiempos. Desdeño este torneo pero si vamos a presenciar partidos como el pasado en el TEC, muy, muy bienvenido sea.

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