El portero del Cruz Azul fue expulsado el sábado pasado. (Jam Media)
José de Jesús Corona ha vuelto al ojo del huracán y sabe que la única forma de salir es con honestidad, por más que la Comisión Disciplinaria lo haya castigado con un partido de suspensión.
Parco, el guardameta del Cruz Azul reconoce que "le dije que es un sinvergüenza" a Paul Delgadillo, quien fungió como cuarto árbitro en el encuentro que La Máquina perdió con el Toluca (1-2).
Tras el silbatazo final de Érick Miranda, el medallista áureo en los Juegos Olímpicos Londres 2012 y Christian Giménez se acercaron a los silbantes. Segundos después, apareció un cartón carmesí. Corona fue expulsado.
"Ya no aguantan nada [los árbitros]", complementa el tapatío, quien se perderá el choque del sábado con el Atlas. Reaparecería, en el Apertura 2014, frente al León.
Nuevo capítulo de una historia que comenzó el 9 de abril, cuando La Máquina eliminó a los Xoloitzcuintles de Tijuana, dentro de las semifinales de la Liga de Campeones de la Concacaf.
Al igual que el sábado, todo pasó después del final.
Hernán Pellerano, defensa central de los norteños, se acercó al arquero celeste y le escupió. Consciente de los errores cometidos en el pasado, el jalisciense se contuvo, pero Delgadillo también le mostró la tarjeta roja. Arguyó que había cometido la misma falta que el zaguero argentino.
Pese a una apelación de la cúpula azul, Corona no jugó el primer duelo de la final, contra los Diablos Rojos, más si estuvo en el definitivo.
El meta se resiste a asegurar que ese desencuentro influyera en su reacción del sábado, pero admite que cometió un error.
Miranda lo reportó por "faltar el respeto a los oficiales del partido".