Productivos. Weston hizo 750 fotografías en territorio mexicano y Modotti produjo 400 negativos, casi la totalidad de su obra.
Como Frida y Diego, como Dalí y Gala, y como otras parejas legendarias de la historia del arte, así fueron Tina Modotti y Edward Weston.
Para ambos, México fue un lugar y un período de descubrimiento: ella se descubrió como una gran fotógrafa, más que la mera asistente de Weston; el territorio al que llegaron en 1923 fue un lugar para retratar personajes, lugares y objetos desconocidos para ellos. Y sobre todo, México fue donde los dos encontraron otra manera de trabajar: Weston una obra más vanguardista, exploradora de las formas; Modotti hizo tanto fotografía documental y social, como imágenes que se detenían en objetos insulsos y mostraban la belleza de la luz y las líneas.
Se han hecho varias exposiciones acerca de los dos, de su paso por este país; una fue "Mexicanidad", que estuvo en Madrid y que abundaba en los rostros y rasgos mexicanos; ahora, una nueva exposición los sitúa en su historia personal y en cómo sus obras evolucionaron en este país hasta llegar a situarse a la par de los vanguardistas de los años 20 en el mundo.
MÉXICO, LA INSPIRACIÓN
"Fascinación: Modotti-Weston" es una muestra que presenta el Museo de Arte Contemporáneo de Monterrey (Marco) y que a partir de enero estará en la ciudad de México, en el Museo de Arte Moderno (MAM).
Con la curaduría de Sylvia Navarrete, directora del MAM, la muestra refiere las influencias entre uno y otro, en los años en que estuvieron en México. Son más de 80 obras de museos, galerías y colecciones de México y Estados Unidos, entre las que figuran las que en 1973 el fotógrafo Manuel Álvarez Bravo donó al Museo de Arte Moderno.
Weston llegó al país con una carrera, mientras que Modotti vino como su ayudante. Ya se habían conocido en Los Ángeles. Aquí vivieron un romance, aquí desarrollaron sus obras. En México, él hizo más de 750 fotografías; ella, 400 negativos que constituyen casi la totalidad de su obra, puesto que después, al salir expulsada de México, Modotti escasamente hizo fotos y más bien se volcó a la política.
Él era mayor 10 años que ella, tenía esposa e hijos en Estados Unidos; ella era una mujer muy atractiva, que tuvo romances también con el muralista Xavier Guerrero y con el comunista cubano Juan Antonio Mella.
"Lo que pensé fue circunscribir la investigación únicamente a los años mexicanos y procurar reunir obra, hecha únicamente aquí, aunque me dejé tentar por incluir un par de obras hechas antes, y una posterior para mostrar que Weston reniega un poco del pictorialismo que había practicado en Estados Unidos, de esas fotos que imitan mucho de la pintura; renuncia a eso y practica un estilo totalmente diferente" explica Navarrete sobre el sentido de la muestra.
MISMO ORIGEN, DISTINTOS RUMBOS
La exposición está organizada en cuatro núcleos: Retratos, Retratos mundanos e indigenistas, Manos y cuerpo, y Objetos, que recogen el trayecto y cambio de sus obras, en muchos sentidos paralelas.
"Hay un recorrido profesional paralelo porque trabajan los mismos temas, adoptan las mismas facturas, la misma estética, una asociada a lo funcional, a lo mecánico, pero después los intereses divergen: él sigue en una investigación formal muy conceptual -quiere hacer algo frío, aunque hace por ejemplo unas conchas muy sensuales- pero lo que le interesa es no transmitir ningún sentimiento, quiere algo muy intelectual. Ella, por el contrario, se interesa en algo más documental, en la problemática social, se adhiere al partido comunista en 1927, trabaja ahí como traductora porque ella es políglota; hace fotos de calle, de obreros, de marchas, de campesinos. La suya es una foto comprometida con los desposeídos, con la pobreza, con el proletariado y hay una causa. A ella, como a él, le interesa lo estético, pero más le interesa el aspecto humano: niños que trabajan a los cinco años, mujeres embarazadas con un niño en brazos".
En el mundo de entonces, cuenta la curadora, los artistas reivindican la investigación, la geometría que roza con la abstracción, los encuadres diferentes, una perspectiva que no tiene que ser central, contrastes de luz fuertes, encuadres arbitrarios; es decir, se buscaba resaltar las propiedades de la fotografía, ya no era una foto ajustada a los preceptos de la pintura.
"Weston entonces se concentró; en las propiedades formales y escultóricas de la línea, eso están los desnudos, los retratos... se quiere insistir en la concatenación de volúmenes".
UNA HISTORIA DE VIDA
En el caso de Tina Modotti es preciso considerar que ella fue un personaje muy atractivo, una mujer muy distinta a las de su tiempo, incluso, como lo dice Navarrete, una especie de imán.
Tina, que ha sido motivo de muchos libros, por ejemplo "Una mujer sin país", donde Antonio Saborit reunió las cartas de ella a Weston, y la biografía "Tinísima", de Elena Poniatowska, ha conseguido con los años que su obra sea reconocida por sí misma.
"Sí le ha ganado el personaje a la fotógrafa", responde Sylvia Navarrete, pero no cree que eso tenga que ser visto como algo malo: "Eso no ha sido en detrimento. Es como Frida, la historia no opaca la pintura. En el caso de Tina tampoco, sí se ha mostrado su obra en los últimos 20 años, ha cobrado mucha fama, sus Rosas las compró Madonna. Tina ya está equiparada al nivel del talento de Weston, que es lo que importa, ya no está a la zaga, ya no es únicamente la alumna de Weston, como Frida no es sólo la esposa de Diego. Todo el anecdotario crea una leyenda, y eso no es malo. Son figuras míticas, tuvieron vidas muy dramáticas, que tengan todo eso atrás las hace más interesantes".
Y aunque considera "increíble"; el sacrificio de un talento creativo enorme por una causa política, la curadora reconoce que aquello fue parte de ese temperamento suyo, sin duda un temperamento muy apasionado.
LO QUE ES MÉXICO
En este país ellos hacen retratos, desnudos, naturalezas muertas que no habían creado antes. Es una "tierra prometida" a la que llegan cuando hay un movimiento cultural sin par.
"Lo adoptan los estridentistas, hacen exposiciones con él y las fotos de desnudos de ella son un éxito, contribuyen a darle la personalidad de una mujer bellísima, muy seductora, aunque es reservada; muchos se les acercan, se hacen de un gran círculo: tratan a Diego Rivera, a Guadalupe Marín, a Miguel Covarrubias; y mucha gente lo procura a él para estar con ella, porque era un "imán".
La relación dura tres años. Cada uno tiene otras relaciones. Él, finalmente, regresa a Estados Unidos en 1927.
"Le interesa México, pero al mismo tiempo le repele por la mugre, por la pobreza, por la podredumbre, porque hay tantos contrastes".
Ella se queda tres años más, y ya hace otro tipo de fotografías. Tiene un romance con Mella quien, finalmente, muere asesinado en sus brazos, en la ciudad de México. Tina acaba siendo expulsada del país.
"Álvarez Bravo, un joven fotógrafo entonces, era tan cercano que cuando la expulsaron de México, fue quien la llevó a la estación. Y Tina Modotti le dejó sus cámaras y su obra, que son las obras que son parte de la colección del Museo. Él vendió la colección propia, de su autoría, en tiempos de Fernando Gamboa, en 1973, y donó su colección particular, en la que había cinco obras de Modotti", explica.
